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Y al octavo día... confesó

Jonathan recibió la ayuda de un amigo Cambió de ubicación porque fue encontrado ayer en el cortijo que había sido registrado antes Utilizó una identidad falsa

Y al octavo día... confesó
Iván Gómez Almería

28 de diciembre 2012 - 01:00

Jonathan Moya González, de 25 años y vecino de Abrucena, acaba de escribir una de las páginas más negras de la historia almeriense. Su crimen ha tenido en vilo a una comarca durante toda una semana y en su búsqueda han participado más de un centenar de agentes de la Guardia Civil. De la secreta y de uniforme, helicópteros, el grupo de espeleólogos, perros..., todos los medios posibles han participado en un rastreo de los municipios del Nacimiento que ha acabado en muerte. Al octavo día fue detenido y confesó un cruel crimen que no se olvidará en años, el de un bebé arrancado vilmente de su madre.

JUAN EL REJONEADOR

Todo se inició el pasado jueves cuando raptó, de la manera más despreciable, engañando a Gema, la mujer a la que había conocido en un portal de contactos de internet, con una falsa avería del coche. La joven, de 33 años y madre de otros tres hijos, se bajó del vehículo para empujarle y no ha vuelto a ver a su bebé de 16 meses que iba en su silla en el asiento trasero. La víctima del secuestro, vecina de La Palma del Condado, no sabía ni siquiera su verdadero nombre. Jonathan se había hecho pasar Juan y por un rejoneador que asistía a corridas benéficas, cuando no era nada más que un ex convicto que se ganaba la vida vendiendo en mercadillos y que había tenido graves problemas con su adicción a las drogas. Sus abuelos maternos no querían ya saber nada de su vida, al igual que su madre, cansada del historial de delitos de un joven aparentemente normal. De hecho, logró ganarse el corazón de Gema y la confianza de sus familiares en un visita reciente a la localidad onubense en la que reside una madre arrepentida de por vida de su viaje a Almería.

AYUDA EXTERNA

El criminal contó con la ayuda de al menos un amigo. Los agentes de la Guardia Civil lo han tenido claro desde un primer momento. Algunos vecinos sospecharon de su padre, pero lleva ya tiempo sin aparecer por Abrucena. De ahí que optaran por los pinchazos de los teléfonos de sus familiares y amigos, lo que posiblemente haya sido definitivo para averiguar su paradero.

ESCONDIDO EN SU CORTIJO

El Madriles, como era conocido en el pueblo, logró sortear a los agentes de la Benemérita durante ocho días y lo hizo cambiando su escondite. Ayer fue detenido en la finca familiar, un inmueble que ya había sido registrado nada más iniciarse la investigación policial. La Policía Científica analizó las huellas del vehículo abandonado a escasos metros de la ermita de la barriada del Camino Real. Otros indicios con los que han trabajado en la larga búsqueda han sido los pañales hallados cerca del cortijo de sus padres y también la leche de bebé en el interior de la finca. Detalles que han ido salpicando, junto a los rumores de vecinos y alcaldes, un caso bajo secreto de sumario por orden del Juzgado de Instrucción número 2 de Almería. Ayer mismo se llegó a ampliar el perímetro de búsqueda hasta la provincia de Granada y se pidió la intervención de los especialistas de montaña, pero no deja de ser una estrategia de caza propia de la investigación policial. Tenían localizado al asesino y nada mejor que lanzar mensajes erróneos por si bajaba la guardia. Y así ocurrió. El móvil era una incógnita. Tiene un hijo de tres años, del que no se ha hecho cargo, con una vecina de Fiñana. ¿Para qué iba a querer un bebé?.

COLABORACIÓN VECINAL

Aseguraba el alcalde de Fiñana, Rafael Montes, que "los vecinos se habían volcado en cuerpo y alma" con la búsqueda del bebé y no era para menos. Desde que se colgó el cartel con la fotografía del joven en buena parte de los comercios y bares de la comarca llovieron las llamadas para alertar de que lo habían visto con la pequeña. Es más, el propio subdelegado del Gobierno en Almería, Andrés García Lorca, tuvo que hacer un llamamiento a la calma ante las "informaciones contradictorias" recibidas casi a diario. Más de 24 horas ininterrumpidas, incluida la Nochebuena, han estado sobre el terreno agentes de la Guardia Civil y se han sucedido por la sierra las batidas vecinales, pero sin resultados. El cuerpo del bebé no estaba lejos, yacía en una balsa de riego cerca del cortijo del asesino.

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