Tres préstamos cada media hora

Los Montes de Piedad son una alternativa fiable y eficaz para obtener créditos con joyas como garantía. El de Cajasol ha crecido sólo este año un 10%

T. Monago

22 de septiembre 2008 - 00:00

Los Montes de Piedad resurgen en tiempos de crisis. Fueron el origen de las Cajas de Ahorro y ahora son una pequeña ramificación que sigue conservando su finalidad eminentemente social. Se dedican, fundamentalmente, a conceder créditos con garantía de joyas. Técnicamente se llama crédito prendario o pignoraticio. Normalmente, la persona que necesita dinero pero no está excesivamente ahogado acude a este tipo de establecimientos, que ofrece, a priori, más ventajas que la tradicional casa de empeños o el establecimiento de compraventa de metales preciosos. Así, en el Monte de Piedad de Cajasol está todo perfectamente reglado. El cliente acude con sus joyas a la oficina y el DNI. El tasador le hace una valoración en diez minutos y le ofrece el 70% del valor del material. Salvo casos excepcionales, como por ejemplo un reloj Rolex con certificado de autenticidad, nunca se entra a evaluar el diseño. “Es un préstamo muy ágil, porque no precisa avalista y se resuelve en diez minutos, el tiempo necesario para redactar el contrato de préstamo y entregar el dinero”, afirma Francisco Aguilera, director de El Monte de Piedad de Cajasol.

En España hay 22 Montes de Piedad en activo y en Andalucía están presentes en todas las capitales, con excepción de Huelva. El de Cajasol está en Sevilla. Unicaja tiene tres, en Cádiz, Málaga y Almería; CajaSur uno, en Córdoba y CajaGranada otro, en Granada. Los préstamos que se conceden suelen estar referenciados al tipo de interés de las cajas de ahorro, y la gran mayoría son de menos de seiscientos euros. En el caso de Cajasol, se concedieron el año pasado 21.000 préstamos, de los cuales sólo un 25 por ciento superaba esa cifra. Eso sí, cada vez los créditos concedidos son más altos y si superan los 3.000 euros se usan como referencia los intereses de los préstamos al consumo. La actividad, sólo en los ocho primeros meses del año, ha crecido un 10%. Según Francisco Aguilera, “en términos históricos, hasta los años 60 tuvimos bastante importancia, pero a partir de esa fecha las operaciones entraron en declive. A mediados de los años 80 se vivió un cierto repunte, que duró hasta los años 1993 y 94; desde entonces ha habido cierta estabilización. El año pasado se produjo un punto de inflexión, con un crecimiento moderado del 3%. Y este año prevemos que será del 10%, que no es exagerado, pero sí de una cierta importancia”.

El equipo de tasadores de Cajasol gestiona tres prestamos cada media hora, mientras los usuarios esperan en la ventanilla o en la sala. Fuera, en la misma puerta, se reparten tarjetas de un establecimiento que vende y compra oro. “Esto es habitual; en momentos de crisis siempre surgen negocios de este tipo alrededor de nuestra sede. Este tipo de empresas prestan mucho más caro que nosotros, y cuando la gente acude a ellos es para vender o para comprar, es decir, cuando tiene una verdadera necesidad de dinero inmediato, sin ningún tipo de préstamos de por medio”.

Los créditos son resueltos satisfactoriamente en casi todos los casos. Sólo entre un 3 y un 4% de las joyas no son devueltas, por impago. En ese caso, van a subasta. Con el dinero obtenido en esta operación, El Monte de Piedad resuelve el crédito y si sobra algo de dinero este va para el cliente. Éste, cada año, y al liquidar los intereses, tiene la oportunidad de liquidar el préstamo, lo que significa que la joya va a subasta. “A veces ellos mismos nos lo piden”, dice Aguilera, que incide en que la finalidad del Monte de Piedad es social, y que dentro de Cajasol, en términos exclusivamente económicos, son deficitarios.

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