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El PSOE prepara un Congreso Federal marcado por el luto

La ponencia marco propone reducir a la mitad la actual diferencia de financiación entre comunidades

Sánchez ha salido tocado del estallido de Paiporta, la tragedia de Valencia obliga a resetear la legislatura

Juan Espadas presidirá el cónclave sevillano

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, este jueves. / Jorge Gil / Efe

Un congreso federal marcado por el luto. Hubo dudas en Ferraz sobre si retrasar el 41º Congreso Federal de Sevilla, previsto para el 29 de noviembre, para no ir de los féretros a los claveles, pero los compromisos que el PSOE ya había arrancado a varios líderes socialistas internacionales y lo avanzado de la logística aconsejó seguir con los planes. El cónclave será aún más tranquilo de lo que, en principio, se esperaba, no está el PSOE por proyectar nuevas divisiones internas, pero marcará un hito, porque la legislatura acaba de ser reseteada como consecuencia de la tragedia de Valencia.

Otra de las razones para no postergar las fechas es que tampoco se quieren retrasar los congresos regionales, el de Andalucía será uno de los más importantes, Ferraz aún no ha madurado si Juan Espadas debe seguir siendo el líder o tiene que dar paso a una personas que suponga un salto generacional. Para ello hay tiempo, después de la cita de Sevilla se abrirá el melón de los posibles candidatos.

Pedro Sánchez ha salido muy tocado de los incidentes de Paiporta, y lo estaría mucho más de no ser por el desastre de la gestión de la emergencia por parte de Carlos Mazón, el barón popular valenciano que ya le arruinó unas elecciones generales a Alberto Núñez Feijóo al adelantar los pactos de gobierno con Vox antes de la cita con las urnas. No hay cariño hacia Mazón en Génova, a pesar de que el líder del PP corrió a fotografiarse con el valenciano el mismo jueves después de la tragedia. Su continuidad está en duda. Miguel Tellado, portavoz del PP, lo ha dejado caer. Las "explicaciones" corresponden a Mazón, "deberá darlas", sentenció la mano derecha de Feijóo en Génova.

Antes del desastre de Valencia y del estallido de indignación de Paiporta, Pedro Sánchez había concebido el Congreso Federal para renovar en profundidad la dirección del PSOE como un paso previo a un refuerzo político del Gobierno. La reciente incorporación de Óscar López y la transformación de Oscar Puente vienen a demostrar que el Ejecutivo andaba falto de voces políticas más allá de la ejercida por María Jesús Montero, número dos del Gobierno y del partido a la vez. Pero sobre todo, el cónclave de Sevilla debía encajar en el ideario del partido el reciente pacto entre ERC y el PSC para conceder a la Generalitat una financiación singular muy parecida al modelo de concierto vasco.

La ponencia marco que ya se está discutiendo en las agrupaciones no entra a analizar el acuerdo con ERC, pero sí deja unas líneas maestras sobre el futuro Sistema de Financiación Autonómica (SFA), un punto de acuerdo dentro del PSOE que puede servir como guía si no se avanza en otro posterior en la negociación que debe abrirse en el Congreso y en el Consejo de Política Fiscal y Financiera.

El PSOE se marca como objetivo que el nuevo modelo reduzca hasta la mitad la actual diferencia de financiación por habitantes entre comunidades. Esta brecha es la que ha convertido al sistema en un foco de malestar entre las regiones con menos recursos, que son por este orden Murcia, Valencia, Andalucía y Castilla-La Mancha. Entre la comunidad que más dinero recibe por habitante ajustado, que suele ser Cantabria, y la que menos, hay una diferencia del 30%, se trataría del llegar al 15%.

La ponencia aboga por acordar un nuevo SFA que suponga más dinero para las comunidades, el reconocimiento de las singularidades territoriales, la solidaridad entre éstas a "igual esfuerzo fiscal" y la constitución de un fondo autonómico de reindustrialización para acortar las diferencias de renta entre los territorios. No hay ninguna mención a que la Agencia Tributaria de Cataluña recaude todos los impuestos en esta comunidad, aunque el PSOE postula que se "federalice la dirección de la AEAT" para dar cabida a las comunidades. No sería, por tanto, un troceamiento de la agencia estatal, sino de la integración de las autonomías como ocurre ahora con los puertos de interés del Estado.

Lo que marca la ponencia tiene su importancia, porque da una pista del modelo que María Jesús Montero ha comenzado a idear con los técnicos del Ministerio de Hacienda. El proyecto no está ni muncho menos diseñado, pero sí avanzado. Antes del desastre de Valencia, ése era el hito del Gobierno que más preocupaba en el PSOE de Andalucía. Ahora, son otros, la popularidad de Pedro Sánchez ha tocado suelo tras el incidente de Paiporta, cuando el presidente del Gobierno se tuvo que marchar por riesgo de agresión mientras los Reyes avanzaban por la calle ante una lluvia de morteradas de barro y de piedras.

Sánchez no estará en la sesión de control al Gobierno de la próxima semana, se marcha a la cumbre del clima de Bakú (Azerbaiyán), la oposición sostiene que es una huida, aunque el Ejecutivo esgrime que la DANA destructiva de Valencia es una razón para estar en el foro. No obstante, eso supone que el Rey irá sin Pedro Sánchez el próximo martes a la zona siniestrada, donde visitará algunos puntos donde están trabajando los militares.

Antes de la catástrofe de Valencia, el Gobierno había avanzado bastante con Junts una serie de acuerdos económicos para desatascar el proyecto de Presupuestos de 2025. Están muy cerca, pero el futuro de la legislatura ya no sólo depende de ello.

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