“No quiero que me encasillen en los volantes por ser andaluza”

JUANA MARTÍN. DISEÑADORA DE MODA

Patricia Godino

15 de septiembre 2008 - 00:00

Cuando Juana Martín (Córdoba, 1974) convoca a amigos y familiares para celebrar una buena noticia no hay pérdida: Bodegas Campos, en el número 32 de la empedrada calle Lineros, en Córdoba.

La cordobesa, que en septiembre de 2005 se convirtió en la primera mujer gitana que debutó como diseñadora en la Pasarela Cibeles, es una de las mejores embajadoras de un espacio con más de cien años de historia. “Si me dices que sitio me inspira, me hace sentir bien y en el que me encuentro más a gusto... no tengo duda: Bodegas Campos”. Lo justifica: “Me he pasado media vida allí”.

En sus patios colmados de plantas y geranios y en sus salones con aroma a bota de roble, Juana ha correteado siendo una cría. “Las bodegas están al lado de mi casa y yo la siento como parte de ella. He pasado mucho tiempo aquí, he hecho muchos reportajes y entrevistas en estos patios... El personal de Bodegas me ha visto crecer también en la moda y existe un vínculo muy bonito con esta casa”, explica la diseñadora.

De los platos que prepara Celia Jiménez, primera chef del restaurante y colaboradora de las páginas de gastronomía de RdA, Juana escoge la ensalada de bacalao y naranja. Un plato de contrastes. Como lo es la biografía de esta gitana. A saber: hija de vendedores ambulantes de textiles, la niña Juana empezó a darle forma a esos retales a una edad temprana de forma autodidacta. “A fuerza de mucho sacrificio” y buenas dosis de juicio y talento, se fue haciendo un nombre en su ciudad en el terreno de la moda flamenca. No tardaría en llegarle el reconocimiento dentro y fuera de Andalucía gracias al empuje que le dieron las excelentes críticas cosechadas en las distintas ediciones del Simof, el salón de la moda flamenca. No en vano, en esta cita anual con las tendencias del traje regional que más negocio genera, sus desfiles brillan al nivel de la Alta Costura flamenca. Juana lo sabe y lo agradece.

Por eso, el marco para recibir el aplauso por un nuevo éxito en su carrera siempre es Bodegas Campos. Y su Córdoba natal. En los últimos meses ha recorrido medio mundo para comercializar la línea Icónica Juana, “diseños más desenfadados inspirados en la unión de culturas”.

Barcelona, Londres, Nueva York, Milán, París, Tokio... pero para Juana, “como en Córdoba en ningún sitio. Tiene una calidad de vida fantástica, por su clima, por el tamaño de la ciudad, por ese olor a jazmines y limoneros... Creo que en Córdoba la gente es feliz y es precioso ver cómo la gente se saluda por la calle”. Así piropea Juana una ciudad de la que, a través de sus diseños, busca mostrar una cara distinta a la de la estampa que pintó Julio Romero de Torres: “Córdoba es una ciudad cosmopolita y se ha abierto mucho al mundo. Por eso quise dar el salto a Cibeles. No quiero que por ser andaluza me encasillen en el traje de volantes. Me duele cuando dicen que sólo sabemos hacer eso”.

De su salto a la gran ventana de la moda española se cumplen ahora tres años y siete colecciones. Palos de ciego al principio y un estilo más coherente en estos últimos diseños donde el negro ha sido su pilar creativo. “Quería centrarme. Si en la moda flamenca derrocho color y fantasía, en las colecciones de prêt-à-porter he querido atender a esa otra historia de Andalucía, la del sufrimiento de la guerra y la posguerra, reflejada en el luto riguroso”, explica. Pero como Juana es una mujer de contrastes al negro que impera en la ropa que presentó el jueves en la rebautiazada Cibeles, ahora Cibeles Madrid Fashion Week, le busca ese “punto loco discotequero de los 70 con una mijita de aire andaluz”. “Pero yo no soy nada discotequera, no me verás en ninguna fiesta ni sarao con famosos”, apunta esta joven de 34 años que, como cualquiera de su edad, disfrutaría estando enamorada. “Adoro a mi familia. Mis padres me han dado una infancia muy feliz y me han enseñado unos valores que guían mi vida: el sacrificio y la responsabilidad. Aunque cuando paro un poco este ritmo frenético de trabajo, añoro compartir mi vida con alguien...”. Juana lo tiene claro, la primera cita en Bodegas Campos.

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