El lado más joven y rebelde del brandy de la mano de Fundador y Diario de Sevilla
Cata
El brandy Fundador Supremo 15, Medalla de Oro en la edición 2023 de los prestigiosos IWSC
Unas ochenta personas fueron testigo en la Taberna del Alabardero de las infinitas posibilidades de este destilado en gastronomía y coctelería
Hay veces que descubrir un producto tiene mucho que ver con desterrar prejuicios y plantear nuevas formas de abordarlo. En cocina llevan siglos combinando diferentes alimentos pare crear nuevos sabores y texturas. Los vinos y licores han tenido tradicionalmente una evolución más lenta. Pero en los últimos años una marca que es sinónimo de brandy, Fundador, ha hecho un especial esfuerzo por abrir el mercado a nuevas formas de disfrutar del destilado y de ello fueron testigos más de 80 personas que se reunieron en la Taberna del Alabardero de Sevilla para, de la mano de dos Brand Ambassador, Macarena García y Alberto Pizarro, viajar por la historia del brandy.
Una bodega nacida en Jerez de la Frontera en 1730 de la mano de un irlandés y que desde 2015 pertenece al grupo filipino Emperador. El nacimiento del brandy fue en 1874 cuando el sobrino del fundador, Pedro Domecq recibió un pedido del norte de Europa de aguardientes de gran calidad que después de dos años el comprador rechazó. Los dejó en las botas durante cinco o seis años hasta que alguien decidió probarlo, quizá por su peculiar aroma, y aquí comenzó la historia del brandy Fundador.
Alberto Pizarro explicó que para ser considerado brandy, el líquido debe tener 36 grados de volumen de alcohol por litro y haber envejecido en una bota que antes tuvo vino de jerez, conocido como sherry cask.
En su crianza todo está mimado. Desde la solera utilizada hasta las duelas hechas con roble americano que forman sus barricas. No en vano, el brandy es el más noble de los licores y disfrutar de ellos sin complejos es uno de los mensajes que quedaron más claros durante la cata organizada por Diario de Sevilla. Al final, se envejecen en botas que han tenido los mejores vinos durante muchos años, en algunas ocasiones, siglos.
El Brand Ambassador Alberto Pizarro contextualizó cada uno de los cuatro brandis que se probaron: Fundador Solera Sherry Cask, Fundador Doble Madera, Fundador Triple Madera y Fundador Supremo 15, con licores y destilados más habituales de formar parte de combinados.
Maridaje
De este modo, en una innovadora forma de maridar cada una de las copas con comida, para demostrar que también puede ser una buena opción utilizar el brandy para acompañar una cena o un almuerzo, los catadores comenzaron con el Solera Sherry Cask. “Se asemeja a un tequila”, explicó.
El Brand Ambassador Alberto Pizarro contextualizó cada uno de los cuatro brandis de Jerez que se probaron: Fundador Solera Sherry Cask, Fundador Doble Madera, Fundador Triple Madera y Fundador Supremo 15, con licores y destilados más habituales de formar parte de combinados.
“Los destilados hay que conocerlos poco a poco, en este caso los aromas a vainilla están muy presentes, los mismos que hay en la leche materna”, afirmó . El brandy tiene un ligero cosquilleo en el paladar y una untuosidad que dejan con las ganas de seguir con otro sorbo más. En este caso, se ha acompañado por atún marinado con soja, lima y jengibre y con salmón a las finas hierbas.
Es curioso como el destilado potencia el sabor de la lima y, sobre todo, del jengibre. Una sensación que atrapa este primer momento de la cata y que deja a los asistentes con ganas de continuar descubriendo el resto de las copas. El siguiente, el Doble Madera, pasa del oloroso al amontillado. Es más denso y la untuosidad es aliada con las velas de langostinos con Romesco y el quiche de queso payoyo de la cata.
El siguiente escalón es el Triple Madera. Aquí aparece el Pedro Ximénez. Hay más matices: afloran aromas de café, incluso tabaco de pipa. Es mucho más dulce y potencia los sabores de los platos elegidos para acompañarlo: arroz meloso y brocheta de pollo.
A medida que el paladar se va haciendo al brandy, se van desvelando nuevos matices a la hora de pasar al siguiente. Por eso, cuando llega el momento del Supremo, un vosw (very old sherry wine), envejecido en las mejores botas de Jerez. Un puro destilado de vino que tiene 40 grados y que pica en boca aunque tiene un gran recorrido, casi se puede masticar. Para acompañarlo, se eligió una mini albóndiga especiada y terrina de foie y frambuesa. Para cerrar el círculo del brandy, una copa de Solera Sherry Cask con Coca Cola, demostrando que, siempre con la moderación responsable, el brandy es el compañero perfecto para diferentes situaciones.
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