Antonio Maíllo: Sin ser diana, pero en el centro del pimpampum
SE pelearon PSOE y PP en la negociación previa del debate por ubicarse en el atril del centro y Antonio Maíllo, el candidato de IU, evitó gracias a esa posición ser arrinconado por "el pimpampum" de sus adversarios, aunque a punto estuvo de naufragar por momentos. Amenazado por convertirse en una isla en medio de la refriega bilateral, Maíllo encontró el espacio para colocar sus propuestas (la primera, la banca pública, que no dejó que también se la apropiase Díaz; un plan para jóvenes exiliados, que compartió con la candidata socialista; o una Consejería de la Mujer, entre otras), defender la actuación de Izquierda Unida en el Gobierno andaluz durante tres años (la reforma de sus empresas públicas, la "corrupción cero" o el plan de construcción sostenible, que puso en el haber de la izquierdista Elena Cortés) e incluso intentó sin éxito liderar el debate, exigiendo a los otros aspirantes pronunciarse sobre el Tratado de Libre Comercio y la reforma del artículo 135 de la Constitución.
Aunque la mayoría de los reproches iban dirigidos a Susana Díaz, todavía escocidos por el "desalojo" en el Gobierno ("pataleta", lo calificó Díaz) el momento más áspero del candidato de IU fue contra Moreno, al que señaló con el dedo y le reprochó la "cara dura" por dar lecciones en materia de corrupción. Lejos de los cultismos que se le adjudican, Maíllo acusó al PP de "hacerse el longui", a ambos de estar "pringados" y llegó a mandar a "ustedes dos a tener un empleo fuera de la política".
Maíllo salió airoso de su primer debate en este formato, para el que desechó mostrar gráficas o fotografías que apoyasen su discurso, algo que sí hicieron sus rivales y todos sus antecesores (Chaves y Arenas, incluidos) en los debates televisivos de anteriores campañas.
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