Maíllo generó las risas, la cerveza el estruendo
la caja negra
La presidenta fue la que lució más séquito y Moreno Bonilla puso la formalidad del botón abrochado
MARIO Jiménez hizo de Moreno Bonilla en los ensayos del debate a puerta cerrada que la presidenta ha realizado en las jornadas previas. El líder del PP andaluz tiene sus dos apellidos completos para Susana Díaz: "Señor Moreno Bonilla". No le dijo Juanma en todo el debate, como reza en los carteles. Juanma fue el que más se movió en el plató en los diez minutos que los tres candidatos tuvieron que convivir, siempre muy formal, con el botón superior de la chaqueta abrochado. Los pasos perdidos del pepero frente a un Maíllo con la vista ida o una Susana Díaz que tan pronto estaba tras su atril como desaparecía del tiro de cámara para alguna consulta de última hora.
La presidenta fue la que más séquito llevó a la sede de Canal Sur. Llegó a pie tras dejar aparcado el autobús de campaña y ser recibida por la cuadrilla de partidarios con el correspondiente vuelo de banderitas. Juan Cornejo y Enrique Cervera se subieron a la terraza cartujana a fumar durante el descanso. Joaquín Durán, director en funciones de Canal Sur, cumplió con el rito del pitillo en la puerta. En esa misma puerta de la sala de prensa había una encargada que hacía preguntas raras al recién llegado: "¿Por qué partido viene?".
Juanma, de azul oscuro con corbata verde Andalucía. Maíllo, de oscuro, camisa blanca y cuello abierto. Y la presidenta, de rosa fucsia y a lo Julio César, en tercera persona con el latiguillo implacable. "Esta presidenta garantiza...". "Está presidenta está en condiciones de...". "Esta presidenta asegura...". Las risas en la sala de prensa las provocó Maíllo y sus reacciones para exigir el sitio del que le privan los dos grandes partidos (y las encuestas): "¡Yo aquí empiezo a ver el pimpampun de siempre!". Y hasta estuvo en reverendo cuando conminó a sus compañeros de debate a "pedir perdón". La presidenta generó carcajadas cuando instó al líder del PP a revelar si las cuentas del dinero no invertido en política de empleo las había hecho con la "cabeza o con la calculadora". "Sé sumar", respondió.
Moreno también tuvo sus banderas de bienvenida en la puerta al grito de "¡Presidente, presidente!". Pero no debe tener muy interiorizada su condición de posible presidente, porque dijo que Susana Díaz se irá muy "probablemente" de la Presidencia de la Junta de Andalucía como hizo Chaves cuando dio el "portazo". Primera lección, el líder la oposición es el más interesado en un debate. Ayer ganó en proyección quien no llegaba al 50% de grado de conocimiento antes de la cita a tres en televisión. Segunda lección, el líder de la oposición debe creerse su condición de candidato ganador. Ayer se evidenció que la percepción de victoria no anida en su interior. Si Susana se irá es porque seguirá siendo presidenta. Así lo evidenció el candidato del PP.
Las máquinas expendedoras de la sede de Canal Sur tienen la botellita de agua a 35 céntimos de euro. Y ofrecen cerveza. "Vamos a tomar alcohol porque esto no hay quien lo aguante", se oye. La presentadora, Mabel Mata, suelta la mejor frase del debate para algunos cuando alude (denuncia) la "rigidez" impuesta por los tres partidos al pactar las reglas.
El taxi lleva el 105.1 en el dial. Maíllo emplea el término "longui", denuncia la "pringue de corrupción" que lastra a los dos grandes partidos y suelta un lugar común: "Nadie es perfecto, nadie lo es". Amén. A Moreno Bonilla casi se le escapa un "semos" en vez de un "somos". Y la presidenta refiere Águilas (Murcia) para establecer una comparación, el pueblo de Pablo Noguera, secretario del cardenal Amigo.
Y se fueron del plató los hijos de. El hijo de emigrantes, el hijo de autónomo, la ahijada del fontanero... "¿Usted cómo es de derechas siendo hijo de emigrantes", preguntó Maíllo a Moreno Bonilla. Y la sala de prensa se rió. Maíllo puso la nota de gracia para los informadores profesionales.
No sabemos si Mario Jiménez sacó en los ensayos la foto de Susana con Chaves y Griñán, como hizo Juanma. Al final olía a cerveza como si de un bar mal ventilado se tratara. Cada vez que caía una lata, un estruendo impedía oír a los hijos de. La cerveza es al debate lo que el pan a las penas.
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