La exitosa introducción del cultivo de arándanos en España
innovación agroalimentaria
La selección de variedades adecuadas, el desarrollo de técnicas agronómicas específicas y las condiciones climáticas favorables han permitido que España se posicione en el mercado
El cultivo de arándanos en España, aunque relativamente reciente, ha demostrado ser un proceso exitoso, especialmente en la provincia de Huelva, donde las plantaciones se remontan a finales de la década de los 90. Desde entonces, la superficie dedicada a este fruto ha crecido notablemente, superando las 4.000 hectáreas en el territorio español.
Sin embargo, este crecimiento no ha sido uniforme, ya que el cultivo del arándano es altamente exigente en cuanto a condiciones climáticas y de suelo, lo que restringe su expansión a ciertas regiones donde estas condiciones son óptimas. El clima adecuado es clave para su desarrollo, lo que ha impulsado a numerosas empresas a adoptar técnicas agrícolas especializadas que permiten el cultivo en zonas menos favorables. Estos avances han sido motivados, en gran parte, por la creciente demanda de berries en el mercado europeo.
Un factor determinante en la introducción y el éxito de este cultivo ha sido el desarrollo genético del arándano, lo que ha permitido la adaptabilidad de la planta a diferentes entornos. Gracias a los esfuerzos de agricultores y científicos, el cultivo del arándano en España continúa expandiéndose y consolidándose como una importante fuente de ingresos en el sector agrícola.
El arándano, originario de zonas de clima frío, ha sido tradicionalmente una planta que desarrolla su ciclo productivo durante el verano, perdiendo sus hojas en invierno. Estas variedades, conocidas como Northern Highbush, se cultivan en regiones como el norte de Europa y en zonas de España, principalmente en Asturias y Galicia.
No obstante, el avance genético ha permitido adaptar el cultivo del arándano a regiones con inviernos más suaves. Esta adaptación se logró mediante cruzamientos entre las variedades Northern Highbush y otras especies botánicamente similares que conservan su vegetación durante el invierno. El resultado de estos esfuerzos son las variedades Southern Highbush, muy similares a las originales, pero que mantienen sus hojas en invierno y adelantan la floración y fructificación varios meses. Gracias a estas características, el arándano puede cultivarse en regiones con inviernos templados, como los municipios costeros de la provincia andaluza de Huelva.
Las variedades Southern Highbush son actualmente las más extendidas en España y están presentes en los supermercados nacionales desde enero hasta junio. A partir de ese momento, su lugar lo ocupan los Northern Highbush cultivados en el norte del país.
El desarrollo de nuevas variedades continúa siendo un campo activo de investigación. Numerosos centros de I+D en todo el mundo, y varias empresas radicadas en Huelva, siguen trabajando año tras año en la creación de variedades que mejoren tanto la productividad como las cualidades gustativas del fruto que llega al consumidor final.
Retos
A pesar del éxito, hay que enfrentar la competencia, la necesidad de innovaciones y la gestión sostenible del agua
En cuanto al clima, prefiere un ambiente templado, con inviernos fríos y veranos suaves. El sur de España, particularmente la región de Huelva, ha demostrado ser ideal para este cultivo debido a sus inviernos suaves y veranos moderados. En términos de precipitación, el arándano necesita suelos bien drenados y un riego adecuado, ya que no tolera bien la sequía prolongada. Además, las horas de frío son cruciales para su desarrollo, por lo que las variedades de bajo requerimiento de frío han sido fundamentales para su adaptación en áreas donde las horas frías son limitadas.
Conforme a las técnicas agronómicas, diversas prácticas se han desarrollado y adaptado para mejorar la productividad y calidad de los arándanos en España. El sistema de riego por goteo es esencial, ya que asegura que las plantas reciban el agua necesaria y facilita el suministro de nutrientes para su desarrollo y producción de fruta. El manejo del pH también es clave, ya que el arándano tiene un sistema radicular muy delicado que prefiere suelos ácidos, con un pH de entre 4.5 y 5.5, suelos poco frecuentes en el sur de España. Para hacer viable el cultivo, se aplican enmiendas al suelo o productos que bajan el pH, como la cáscara de pino o abonos acidificantes. En suelos especialmente complicados, el cultivo se realiza en macetas de gran volumen con sustratos como la fibra de coco o la turba, lo que mejora el entorno de las raíces. Sin embargo, esto requiere un control riguroso del riego, el abonado y el pH del agua de riego, de los que depende la nutrición de la planta.
Focalizando en las zonas de producción en España, Huelva se destaca como la principal región productora debido a su clima favorable para una producción temprana, muy demandada por los mercados europeos. Otras zonas de cultivo incluyen Asturias y Galicia, donde las condiciones climáticas naturales permiten el cultivo de variedades que requieren más horas de frío, así como Extremadura y el este de Andalucía, donde también se han logrado establecer cultivos exitosos.
Así, el impacto en el mercado ha sido notable, ya que la producción de arándanos en España ha crecido considerablemente en los últimos años, con un fuerte enfoque en la exportación a otros países europeos. Este aumento en la producción ha llevado a una expansión de la superficie cultivada y ha consolidado a España como uno de los principales productores de arándanos en el continente europeo.
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