“La imaginación es particular porque en ella no hay censura”
Contenido ofrecido por Alberto Villagran
Una entrevista de Marco A. Velo con la escritora y académica Adelaida Bordés Benítez
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Pregunta. ¿Cómo es su relación personal y privada con las palabras durante la gestación de los textos: de amor-odio, de complicidad ilimitada y confianza a ciegas, de amor platónico, de ten con ten dependiendo de los días o los estados de ánimos?
Respuesta.En realidad es un poco de todo. Me pongo ante la pantalla y, a veces, todo fluye con más o menos caudal. Otras, en cambio, debo mediar entre lo escrito y la idea que me anda rondando. En cualquier caso, es una lucha maravillosa.
P.¿Qué exigencias ambientales precisa para el ejercicio -que es noble arte- de la escritura: silencio o música, una determinada hora, una mesa invariable…?
R.El silencio es fundamental durante el proceso creativo, especialmente en el lugar donde estoy trabajando. La música suele acompañar a la corrección, que suele ser larga y cansina, pero es tan enriquecedora. Billy Holiday, Satie, Nina Simone o Saint-Saëns acompañan la danza de los renglones mientras se van modificando. Junto al ordenador descansa un llavero con el relieve de Juan Ramón Jiménez en la cara y Platero en la cruz.
P.¿Cuáles son sus autores referenciales o de cabecera?
R.Mi pasión por la narración breve me lleva a Edgar Allan Poe, Rubén Darío con …Azul y sus cuentos fantásticos, Pío Baroja, Unamuno, Carmen Martín Gaite, Carmen Laforet, Pedro Ugarte, Cristina Fernández Cubas, Eloy Tizón, Mónica Ojeda, Antonio Tocornal… Todos ellos han trabajado el relato y el cuento, además de otros géneros.
P.¿Puede usted considerarse una lectora voraz?
R.Rotundamente sí, especialmente de las Sonatas, de Valle-Inclán, y Platero y yo. Los releo con frecuencia.
P.Henry Miller afirmaba que la imaginación es la voz del atrevimiento. ¿Corrobora esta aseveración?
R.Sí. La imaginación es particular. En ella no hay censura, es el impulso, la espontaneidad con que surge una idea o una imagen que llegará en su momento a escribirse, a pintarse, a esculpirse o a cantarse.
P.¿Qué le aporta la Academia de San Romualdo a Adelaida y qué Adelaida a la Academia?
R.Me aporta conocimiento, porque aprendo cada día del equipo que la conforma. Es un honor trabajar junto a ellos con la Cultura y por la Cultura de San Fernando desde una entidad que pronto cumplirá los setenta y cinco años de actividad.
P.Me aventuro a consignar que usted se hubiese llevado a las mil maravillas con el escritor sevillano Joaquín Romero Murube. El autor de ‘Los cielos que perdimos’ de seguro disfrutaría de lo lindo con su vocación por las fotos de cielos en sus diferentes estéticas y panorámicas. ¿A qué se debe esta propensión a tan maravillosas fotografías?
R.Se debe a que me gusta el amanecer. Prefiero esta hora a cualquier otra del día. El canto de los pájaros espabila los colores del cielo, del negro al gris, del gris al rojo y del rojo al claror. Una maravilla escandalosamente silenciosa.
P.Su sencillez propicia que no mire a nadie por encima del hombro, a pesar de su estatura física y su gusto por los zapatos de diseño con cierto tacón. ¿No es así?
R.(Risas). A pesar de que se dice que los tacones significan dominio y poder, en mi caso solo ha sido un deseo de incrementar mi altura, porque fui y sigo siendo la persona más baja de mi círculo más cercano. Me gusta arriesgar con ellos, que den el matiz atrevidamente estiloso al conjunto que llevo puesto. Afortunadamente, no tienen que doler para que sienten bien.
P.¿Qué ha supuesto para usted compartir tantísimos años -y seguir haciéndolo por descontado- con una persona como José Carlos Fernández Moreno?
R.He aprendido mucho, sobre todo a trabajar en equipo. En la Academia ha sido donde empecé, formando parte de la Junta de Gobierno a propuesta del secretario anterior, don José Mª Cano Trigo, hace ya casi diecinueve años y sigo trabajando con la misma ilusión.
P.Su libro -presentado hace unos días en loor de multitud- ‘Mereció la pena. Retrato de tres cuartos de José Carlos Fernández’ es un acto de justicia en el tiempo. Decía Jung que una vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir. En tanto no vivir conforme a la llamada del corazón, de los anhelos, de la vocación, puede llegar a enfermarnos. Incluso dejar pasar la vida por delante de nuestras narices sin mezclarnos con ella. No es el caso de José Carlos, ¿verdad?
R.En absoluto. Es una personalidad con una capacidad de trabajo increíble y con tiempo para cuantas entidades y personas solicitan su colaboración.
P.¿Qué desea añadir?
R.Mi agradecimiento por su asistencia a la presentación y al tiempo dedicado a esta entrevista. También a los lectores. Espero que Mereció la pena les dé el respiro que necesita su rutina.
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