Artes escénicas
El ‘Caudal’ del mejor flamenco se desborda en el Maestranza
Bienal de Flamenco 2018
Sevilla/Al cantaor David Lagos (Jerez de la Frontera, 1973) lo hemos visto crecer en la Bienal desde que se estrenó hace 18 años con seis espectáculos –junto a Pilar Távora, Javier Barón o Manuela Carrasco, entre otros– y se hizo con el Premio Revelación del entonces Concurso de Jóvenes Intérpretes por una malagueña que le cantó a José Quevedo El Bolita. "Por eso he dicho siempre que a mí me hizo cantaor Sevilla antes que Jerez", asegura.
Durante esas casi dos décadas, el artista ha llevado la primera Lámpara Minera a su tierra (2014), le ha cantado a los más grandes del baile, desde Cristina Hoyos a Israel Galván, pasando por Olga Pericet, Joaquín Grilo, Manuela Carrasco, Andrés Marín o Mercedes Ruiz; y se ha embarcado en todo tipo de proyectos, obteniendo el reconocimiento de la crítica y del público por su capacidad para aunar el respeto a la tradición y un cante creativo. De hecho, cuando se le pregunta por su aportación al flamenco, destaca como "el tener las miras en el mundo y los pies en la tierra".
"Para mí al arte y al artista no se le pueden poner límites. Lo importante es ser coherente y honesto con lo que se haga", sostiene Lagos con seguridad. Tiene claro que la confusión viene "por meterlo todo en el mismo saco, cuando no es lo mismo una obra teatral que un recital en una peña".
De esta forma contesta a quienes no entienden que haya hecho cosas como cantar seguiriyas con una máscara del asesino de Scream. "Dentro de una obra argumental o escénica, no me importa cantar en inglés o vestirme de angelito, porque ahí el flamenco convive con otros elementos. Lo que no haría nunca sería ir a una peña flamenca a cantar vestido de Papa Noel. Cada cosa en su sitio", explica.
El jerezano mantiene, por tanto, que nunca se ha sentido mal haciendo ningún papel. "Nunca he perdido mi dignidad; ni la perdería por dinero", advierte. Para él es necesario que existan nombres como los de Israel Galván o Rocío Molina, que llevan el baile o la danza flamenca por todo el mundo, porque además "son artistas que aman profundamente nuestras raíces, las conocen y las respetan, y desde ahí construyen sus discursos".
"En España metemos en el mismo saco todas las tendencias y acepciones del flamenco, el cante de Agujetas y la puesta en escena de Rocío Molina, y claro, se forma el lío. Creo que es mejor empezar por dar más criterio a la programación de los grandes eventos. Por ejemplo, es importante que el público sepa que lo que se ha programado en Café Alameda, donde voy a estar, son propuestas más abiertas", dice.
Se refiere al estreno el próximo día 26 de Hodierno, su tercer disco tras El espejo en que me miro, Premio Flamenco Hoy de la Crítica, y Mi retoque al cante jerezano, que cosechó un gran éxito internacional reconvertido en el espectáculo Made in Jerez, que presentó en la Bienal de 2014.
El título de este Hodierno, explica, significa actual. Y refleja, añade, su forma de ver el flamenco, que pasa por absorber las raíces pero sonando "a hoy". "Con el tiempo voy huyendo de esa idea romántica que define al flamenco como una forma de vida. El flamenco es un género musical que engloba muchas cosas. Es cante, guitarra, baile, percusión, palmas y jaleos... Y cada una tiene a su vez distintas acepciones. No se puede encorsetar", argumenta.
En este sentido, define Hodierno como un proyecto en el que los cuatro músicos buscan jugar sobre la base del cante. "Antes trataba de demostrar cosas, pero ahora mi prioridad es divertirme y transmitirle cosas al público", confiesa.
Para esta aventura, y con el objetivo de darle un sonido distinto a su repertorio, el artista se ha acompañado de tres cómplices que considera fundamentales: el percusionista electrónico Daniel Muñoz, productor también del álbum y alguien que entiende al cantaor "a la perfección"; su hermano el guitarrista Alfredo Lagos "como soporte y no como acompañamiento clásico"; y Juan Jiménez, al saxo.
Además de esta gran cita en solitario, a David Lagos se le podrá ver actuar unos días antes, este mismo lunes 17 en el Teatro Central, junto Mercedes Ruiz y Santiago Lara, en el espectáculo Tauromagia. "Finalmente y con todo el dolor de mi corazón, he tenido que dejar mi colaboración con Isabel Bayón, porque era imposible compaginar todos los ensayos", lamenta el artista jerezano.
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