En la UCI: Aferrados a la vida

Coronavirus en Cádiz

Aunque en la UCI del Puerta del Mar no se vive la situación de colapso de otros hospitales sus profesionales reconocen lo complicado que es trabajar en una situación de tanto estrés

“Ningún médico decide quién vive o quién muere. Se intenta salvar a todo el mundo”, dice Rafael Sierra, intensivista en el Puerta del Mar

Personal sanitario de la UCI del Puerta del Mar con uno de los pacientes.
Personal sanitario de la UCI del Puerta del Mar con uno de los pacientes.
Pedro M. Espinosa

09 de abril 2020 - 21:09

Ningún médico decide quién vive y quién muere. Siempre intentan salvar a todo el mundo. A veces lo consiguen. Otras no. Porque ese todo saldrá bien, por desgracia, ya tiene una dramática lista de excepciones. Pero, en general, tiene que salir bien. Y si aún no ha salido bien es que todavía no hemos llegado al final.

Ese final tampoco se vislumbra en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Puerta del Mar. Allí se abren puertas a la esperanza en estos días grises donde los pacientes se aferran a la vida. Y eso que es dura la vida en una UCI. Hay miedo. En el propio personal sanitario que deambula por los boxes atestados de monitores, respiradores y tubos ataviados con pesados Equipos de Protección Individual. También lo hay en los ojos de los pacientes que se dejan hacer en manos extrañas. Manos nuevas pero que infunden confianza. Es su trabajo. Su vocación. La nuestra es contar lo que pasa. Lo que ocurre es que hay lugares adonde es tan difícil llegar en estos días que necesitamos otros ojos. Rafael Sierra, médico intensivista de la UCI del centro gaditano y miembro de la Comisión Permanente del Coronavirus, se prestó a ser nuestros ojos. Nosotros, por nuestra parte, pondremos voz a sus palabras y a sus sensaciones tras un mes luchando contra la pandemia.

“La UCI del Puerta del Mar no vive la situación de colapso de otras del país. Intensivistas de las zonas más castigadas por el coronavirus han expresado abiertamente en los medios de comunicación el peligro inminente de quedarse sin camas ante el avance de la enfermedad. Tanto es así que incluso el Gobierno ha planteado la posibilidad de trasladar a enfermos graves de unas comunidades a otras más aliviadas. Los pacientes, dentro de su gravedad, lo están llevando bien. Pasando el primer momento de apuro, de sentirse bastante mal, una vez que les damos las medidas de soporte, en general lo que percibimos es que están adaptados a la situación y confían en nosotros. Es lo que nos transmiten.

Con respecto al personal, es evidente que esto para nosotros, como para todo el país, ha supuesto un impacto muy grande, sobre todo para quienes nos ha tocado estar en primera línea, principalmente urgencias, medicina interna, infecciosos y los intensivistas. Tuvimos la oportunidad, viendo la que se avecinaba, de prepararnos y organizarlo todo bastante bien. Además hemos tenido un apoyo muy importante y precoz de la dirección-gerencia de nuestro hospital. Estamos funcionando con una rutina aceptable. El espíritu que percibo del personal en general, tanto de enfermería como médicos que atienden a estos pacientes, es bueno.

Rafael Sierra, médico de la UCI, reconoce lo difícil que es trabajar en estas condiciones

Ahora mismo la situación es buena en nuestra UCI. Por los números que yo tengo estamos en la media de la provincia. La situación está organizada y estamos preparados para atender a muchísimos más pacientes. Esa media puede ser de unos diez pacientes por UCI. Todas las UCI no tienen la misma capacidad, hay hospitales que tienen menos camas, pero por ejemplo Sevilla tiene más ingresados, Málaga desde el principio también, pero en general las provincias andaluzas, quitando Málaga y Granada, que son las más impactadas, están teniendo números similares. Lo que pasa es que el tratamiento de estos pacientes no es que sea más difícil que tratamientos y terapias habituales en una UCI compleja como la nuestra, sino que todo se hace más difícil al estar en una situación de estrés por el riesgo laboral que conlleva. Hay que ser muy cuidadoso con el equipo.

Y luego está el miedo. A nivel personal esto es muy duro. Por supuesto que hay miedo. Tenemos un cúmulo de emociones y para los enfermeros y médicos de estas unidades la vida personal es muy complicada. El miedo es una de las emociones más primarias y más difíciles de llevar. Cuando vuelves a casa te duchas, duermes en habitaciones separadas, no tocas a tus familiares, es complicado. He tenido ingresado a mi padre y no me he podido acercar, ni quedarme con él a pasar una noche. La vida se te altera muchísimo, y cuanto más mayor eres más miedo tienes. Y si tienes cualquier enfermedad, ya sea hipertensión o cualquier cosa, pues peor aún.

Rafael Sierra.
Rafael Sierra.

Porque el Covid-19 ataca a cualquiera. Nadie está libre de peligro. En la UCI tenemos pacientes de todas las edades. Hay personas que tienen 80 o 90 años y aguantan perfectamente y otros que tienen 30 o 40 y no lo hacen. En los tiempos de la medicina actual eso es muy relativo.

Porque uno de los problemas que tenemos es que sabemos muy poco de la enfermedad. Estamos viendo que hay cuatro patrones: uno, del que cada vez se habla más, y que es el asintomático, que parece que son la mayoría de los casos, sobre todo niños; luego otros que lo pasan como un catarro, con mal cuerpo, destemplanza; otro que sufre una neumonía típica, que ya te hace ir al hospital; y un cuarto patrón, que es el más complicado, y en el que el virus provoca que tus defensas se vuelvan contra ti, lo que produce una inflamación diseminada y excesiva que, si es más o menos rápida, puede incluso matarte.

Tras la última reforma de la UCI cada paciente puede disponer de su box. Actualmente tenemos muchos de ellos reservados para pacientes covid. El hecho de estar en la UCI no tiene por qué significar que debas ser intubado. En nuestro hospital estamos teniendo muy buena colaboración de medicina interna. Los pacientes ingresan a través de urgencias, y se están haciendo unos tratamientos muy buenos. Cada día nos ofrecen un reporte de la situación y vemos los pacientes que están en más riesgo. El trabajo que están haciendo los internistas es bastante bueno. Cuando pacientes necesitan terapia de soporte vienen a nosotros en buenas condiciones dentro de la gravedad.

Pero claro. Hay pacientes graves que necesitan respiradores mecánicos. En las UCI la respiración artificial se da dos formas: una se llama ventilación mecánica no invasiva, que se da conectando una mascarilla a una máquina de estas con sus tubos, que se ajusta perfectamente a la cara del paciente; pero cuando ese tipo de ayuda de soporte respiratorio no es capaz de suplir la función de respiración del paciente, pues entonces a través de la boca, generalmente, se mete un tubo en la tráquea y se conecta al respirador. Los pacientes covid-19 tienen lesiones pulmonares importantes y el manejo es complejo. Hay que tener mucha experiencia para atender a un paciente con esa lesión muscular de forma adecuada. Por eso cuando escucho hablar de los respiradores siempre pienso lo mismo: un respirador sin un médico que lo regule, que lo controle, y una enfermera al tanto de los problemas que puedan surgir, es como hablar de cirugía y no tener ni una mesa de operaciones ni material quirúrgico. Ojalá fueran las cosas así de fáciles.

“No soy político, soy un simple médico, pero pido a la gente que tome conciencia”

Somos conscientes que estamos en uno de los servicios más delicados. Se está hablando mucho del triaje, de seleccionar pacientes, pero bajo mi punto de vista eso se está exagerando demasiado. Somos médicos y siempre se va a hacer todo, independientemente de la edad o las circunstancias, para ayudar. Sí es cierto, y hay que entenderlo, que tenemos la suficiente experiencia como médicos para saber cuando en una situación, porque ya se tenía poca salud antes o porque haya empeorado bruscamente, se ve que se puede hacer poco. No digo que no haya sitios que haya habido problemas de llegar muchas personas a la vez y no tener tantas camas de UCI o respiradores, entiendo que eso se habrá dado, pero desde luego aquí en Andalucía afortunadamente no. También son casos puntuales y momentos puntuales. Ningún médico decide quien muere y quien vive. Los médicos siempre vamos a intentar salvar a todo el mundo.

De momento en la UCI no hemos tenido que variar los turnos. Somos 14 médicos y el resto de personal sanitario puede llegar al centenar, repartidos en tres turnos. Estamos acostumbrados a tratar con pacientes de diagnósticos complejos y esto no ha supuesto un esfuerzo superior. Lo que pasa que son pacientes que conllevan un riesgo laboral considerable y es bastante duro realizar tu labor en esas condiciones. Pero es lo que nos ha tocado.

Actualmente gran parte de la unidad está dedicada especialmente al tratamiento de pacientes covid-19 y, lógicamente, dentro de los turnos hay otros horarios de entrada y salida para el personal que los atiende, porque trabajar con el equipo de protección individual que necesitamos es muy duro, es hasta abrasivo a la piel, muy doloroso y necesitamos tenerlo todo bien organizado.

Es cierto que nos hemos preparado para lo peor y temimos vernos desbordados. Lo pensamos incluso en esta unidad en la que estamos acostumbrados a pelear. Pero ahora la tendencia es buena. Es reconfortante. Alivia un poco la presión mental, aunque me preocupa que en Andalucía el impacto ha sido menor pero existe también lo que se llama la inmunidad colectiva. Por ejemplo en sitios que han tenido mucha infección pues una persona que se ha infectado y lo ha pasado con menor gravedad va creando esa inmunidad rebaño, va inmunizando a otros. Temo que cuando se quiten las medidas de restricción, que están siendo muy útiles, olvidemos todo lo que son las medidas de barrera, de precaución y puedan otra vez venir infecciones, que haya un repunte peligroso. Hago mucho hincapié en la contención y en la higiene personal. La mascarilla tiene más función de proteger a los demás que a uno mismo, pero es fundamental el lavado de manos, el mantener la distancia física, metro o metro y medio, evitar las agrupaciones, creo que debemos acostumbrarnos que durante algún tiempo tendremos que tener cuidado. No soy político, soy un simple médico, pero lo mismo que nosotros nos estamos preparando para lo que pueda venir la población tiene que tener conciencia de que hay que tomar medidas de precaución en todos los sitios.

Pero siempre con ánimo. En la unidad tengo puesto un cartel que dice que todo va a salir bien, y si no ha salido bien todavía es que aún no hemos llegado al final".

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