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El centro de ensayos de Torregorda, al descubierto

Defensa

Recorremos una de las instalaciones militares menos conocidas, donde se realizan ensayos balísticos casi a diario

Entrada al centro de ensayos Torregorda. / Román Ríos
Alicia Ruiz

14 de abril 2019 - 05:00

4,3,2,1, ¡Fuego! Un proyectil sale disparado de un cañón de 155. En el bunker se observa cada milímetro recorrido, prácticamente toda su trayectoria en tiempo real será captada por los radares, por las cámaras de alta velocidad capaces de capturar más de 1.000 fotografías por segundo. 4,3,2,1, ¡fuego! Otro lanzamiento retumba en Torregorda en una mañana más de pruebas de armas.

Nuestros ojos son testigos de lo que hasta ahora solo captaban nuestros oídos. Le ponemos imágenes a unos sonidos familiares y que salen de la curva de la carretera entre Cádiz y San Fernando, del Centro de Ensayos Torregorda (CET), unas de las instalaciones militares más desconocidas de la provincia y que hoy recorremos junto a sus máximos responsables, entre ellos su nuevo director, el ingeniero capitán de fragata Francisco Nuñez.

Hay que parar. En la zona de Control de Tiro han observado que un barco ha entrado en el espacio protegido. Hay que esperar que se alejen. Efectuar una prueba de tiro conlleva una preparación previa y nada se dejará sin vigilar, “las medidas de seguridad y protección del personal se llevan escrupulosamente”, incide su director. Consciente de que el riesgo cero no existe, la seguridad del personal es la prioridad número uno del centro, afirman. En el taller de homologación las distintas municiones y explosiones se someten a pruebas que permitan su manejo, con la certeza de que no activarán sin querer, además de comprobar que cualquiera caída o movilidad en su transporte sea completamente seguro.

¿Y qué le diría al ciudadano que le pueda causar algún temor?, le preguntamos. “Respecto a los riesgos, les diría que no deben temer por las proyecciones de los proyectiles o municiones empleadas porque estamos rodeados de merlones o muros de protección en la zonas sensibles, aparte de mantener las distancia de seguridad y las vigilancias adecuadas”, explica. “Creo que la gente está acostumbrada a los disparos casi a diario y considero que somos parte del tejido digamos empresarial entre comillas de Cádiz”.

Y es que este polígono, un centro tecnológico único en España, y al contrario que ocurre en otros centros militares, es productivo y factura millones de euros al año “que repercute casi al 100% en el tejido industrial de la provincia”, manifiestan. Navantia, por ejemplo, es sólo una muestra pequeña de las numerosas empresas que trabajan con el centro, partícipe de proyectos I+D de mejora de alcance, seguridad en el manejo y mejora de las características de los explosivos y proyectiles que emplearán las Fuerzas Armadas. Empresas que fabrican todo tipo de dispositivos relacionados con los cañones, municiones, pólvoras y explosivos son usuarios principales.

Uno de los cañones utilizados en las pruebas. / Román Ríos

Actualmente, cuenta con algo más de un centenar de trabajadores fijos, de los cuales un tercio son militares, otro tercio funcionarios civiles y laborales y el último son personas contratadas para labores de ingeniería, vigilancia, servicios y limpieza, la gran mayoría además de la zona. “La proporción de mujeres tituladas es además muy alta y están en lugares de gran importancia técnica, de calidad y medioambiental”, apuntan mientras nos dirigimos a la famosa torre de Torregorda, donde está la sección de Topografía y desde donde se divisa toda la playa y el mar. A la derecha, Cortadura y Cádiz, -y sus vecinos del acuartelamiento vecino, donde se encuentra la Undécima Escuadrilla-. A la izquierda, la playa protegida, y al fondo San Fernando y Sancti Pectri.

Desde allí también se ve la superficie del acuartelamiento, delimitado por el Parque Natural de Bahía y las playas de Cortadura y Camposoto. Hay un edificio donde están los despachos y oficinas, otra zona para los talleres, el bunker o Centro de Control de Tiro, alejados los polvorines y delante, el campo de tiro. El centro disponía de una línea de tiro hasta Sancti Petri, pero a partir de 2003 se desafectaron los terrenos de la playa de Camposoto, se efectuó su limpieza, y hoy en día el campo dispone de una de unos tres kilómetros. La desafección de entonces condujo a tirar casi siempre hacia el mar y solo para determinados y necesarios tiros tensos, al objeto de evitar cualquier riesgo a la población, se tiene esos tres kilómetros de protección de cualquier rebote, restos o proyecciones de municiones usadas.

Equipo de Medio Ambiente

Cuando terminan los ensayos recorremos la playa y es entonces cuando vemos otra de esas caras de este poliedro. Las perdices vuelan libre por todo el campo, los conejos se multiplican y para muchas aves es zona de paso. Vemos abubillas, gaviotas pero también se pueden ver cormoranes y flamencos. El responsable de Medio Ambiente, el comandante Antonio Jimeno, explica los trabajos que están realizando para recuperar parte del cordón dunar que se han llevado los últimos temporales, en colaboración con la Demarcación de Costas.

Pero además, unas de las preocupaciones del centro es la cooperación con la UCA y la Junta de Andalucía para mantener una de las pocas playas vírgenes con especies marinas únicas, de lo que se han hecho distintos estudios, inclusos a nivel internacional, “destacándose que debido al nulo uso público de la misma se mantienen estas especies”. Y se han localizado restos arqueológicos, en fase de estudio y análisis, de las épocas fenicias y romanas “que hubieran sido expoliadas de no haber la vigilancia adecuada”.

Dentro del trabajo del equipo de Medio Ambiente también están las limpiezas de playa cada verano, tratamientos destinados a la prevención de incendios, limpieza del caño de desagüe. “Y nos acaban de llegar ocho acebuches para replantarnos”, nos muestra el jefe de seguridad e infraestructuras,el teniente coronel José Muñoz. También, hay un compromiso con el reciclaje de los residuos producidos durante la actividad del centro, la regeneración de las aguas residuales depuradas, y que luego utilizan para regar los árboles que sirven de elemento absorbente del ruido que generan. “Como ve, somos un viejo centro con ideas modernas”, precisa Francisco Nuñez.

“Somos un viejo centro con ideas modernas”, afirma su director, Francisco Nuñez

Porque Torregorda, con una torre de vigilancia que da el nombre al centro construida en el XVII, destacó como lugar de prueba de armas ya desde el siglo XIX, por su orografía plana. Se constituye como centro tecnológico en 1999 y en 2015 pasa a ser organismo público de investigación, perteneciente al Instituto de Técnica Aeroespacial Esteban Terradas (INTA).

Al volver a la salida ya está el cañón utilizado esta jornada en mantenimiento. Los trabajos siguen en un centro donde las pruebas son casi diarias. En las naves, que se conservan a una determinada temperatura, se preparan los proyectiles para los ensayos del día siguiente.

Las claves

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