Contador, más solo que nunca ante el peligro
Solo ante el peligro, sin ningún gregario para sostenerle y con el gemelo de la pierna izquierda dañado por la caída que sufrió en la segunda etapa, Alberto Contador navega a la deriva en el Tour al que llegó como uno de los favoritos para la victoria final.
En una carrera que en esta primera semana vive pendiente de los estados de ánimo del jefe de filas del Tinkoff, sus gestos y palabras viran con el paso de los minutos. "El Tour se me ha puesto muy difícil, así que ahora tendré que ir día a día", aseguraba el ciclista al cruzar la meta de Le Lioran 33 segundos después que sus rivales directos. Pero pocos segundos más tarde, cuando se le acercaba un equipo de la televisión francesa, su discurso era menos derrotista: "Mientras el público me apoye como lo está haciendo voy a dar el máximo".
Pero el líder del Tinkoff pareció desamparado en las rampas del Col de Font de Cere, un puerto de tercera de 3,3 kilómetros y una pendiente media del 5,8 %. Bardet aceleró y en 2,5 kilómetros el madrileño se dejó 33 segundos sin que su equipo reaccionara. El polaco Rafal Majka, componente de la escapada del día, no bajó el ritmo y, más sorprendente aún, el checo Roman Kreuziger, su habitual escudero, tampoco abandonó el pelotón de favoritos para esperar a Contador. El Tinkoff no pareció responder a las llamadas de socorro de su líder y el propietario de la franquicia, el multimillonario ruso que da nombre al equipo y que ya ha anunciado que al final de la temporada abandonará el ciclismo, cruzaba la meta en un coche, sonriente, unos metros detrás de Majka. Muchos minutos después lo hacía el eslovaco Peter Sagan aún con el maillot amarillo. El barco se hundía pero el multimillonario ruso seguía riendo.
El Tour de Contador parece ahora supeditado al estado de sus heridas y su moral. Si no mejoran de forma decisiva, sus objetivos de ganar por tercera vez el Tour deberá ser revisado a la baja. Pero quedan puertos de sobra para que nadie lo dé por descartado.
También te puede interesar