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Correr con lastre para vivir sin lastre

motociclismo superbike 00

Ana Carrasco posa frente al 'skyline' de Madrid con sus trofeos de campeona del mundo. / M. G.
Natalia Arriaga (Efe)

03 de octubre 2018 - 01:45

Madrid/Ana Carrasco desfila con cara de cansada ante la retahíla de medios de comunicación interesados en hablar de su gesta, el primer título mundial de motociclismo conquistado por una mujer, pero así, vestida de calle, lo hace liberada de todo lastre: el que debe poner a su moto para competir y el que tiró a la cuneta cuando demostró que ella también podía ganar.

La piloto murciana, de sólo 21 años, se proclamó el domingo en Francia campeona de la categoría Supersport 300 de superbikes y al subir al podio se ganó un título adicional, el de pionera. "La mayor dificultad fue encontrar a alguien que confiara en que podía ganar. A la gente le cuesta confiar en algo que no conoce, que no ha visto nunca".

Cuando encontró a un equipo que confió en ella, en sólo un año pasó de ganar una carrera a ganar el Mundial. "Esa primera victoria es la que te abre puertas, la que demuestra que se puede", destacó la corredora.

Su Kawasaki pesa 152 kilos y, a mitad de competición, el reglamento fue cambiado para que el total de moto más piloto superase los 215 kilos. Como ella no los alcanzaba, tuvo que añadir 14 kilos de lastre a su herramienta de trabajo. "Hay que poner placas de plomo a la moto en los huecos que quedan libres: entre el motor y los amortiguadores, junto al escape. La moto no está diseñada para eso y cuesta mucho ponerla a punto", describió.

La piloto de la localidad murciana de Cehegín, que el domingo partió en el puesto 25 de la parrilla de salida en Magny Cours, aseguró el triunfo en la general con la decimotercera plaza y ahora asiste con tranquilidad a la repercusión de su éxito sin precedentes: "Ha sido un año muy difícil, de mucho trabajo, y estoy muy contenta por ello, pero también sé que es importante que yo sea mujer porque este resultado ayudará a que otras tengan más fácil el camino".

Ana Carrasco se hace acompañar del testigo más cercano de su victoria: un casco Arai RX7, de la gama más alta de la firma japonesa, que despierta la sensación de los moteros que pasan a su lado. Esa protección puede alcanzar los 1.000 euros de precio.

Ella lo tiene personalizado con el número 22 -"porque era el de mi jefe de equipo, Pablo Nieto, cuando corrí en Moto3"- y con los colores rosa -"el que más me gusta"- y amarillo, "porque el dorado identifica a los campeones". "No utilizaré más este caso, será un recuerdo de este título", afirmó.

La parte más dura de su preparación, sostuvo, "es el entrenamiento físico", al que dedica de 4 a 6 horas diarias. El gimnasio, el crossfit, la carrera y la bicicleta forman parte de su rutina. En cambio, no dedica "casi nada" de tiempo a entrenar la faceta mental porque considera que "la mejor preparación es sentirse bien". Para lograrlo, cuando no se entrena se divierte con su gente: "Creo que es lo que más me ha ayudado este año. No quiero estar todo el día pensando en las motos. Si no, entro en bucle".

Conduce motos desde los tres años. Le vino de familia. Probó con todo tipo de deportes: natación, fútbol, tenis, baloncesto. Pero lo dejó todo por una moto. Y seguirá siéndole fiel, de momento, y también en la categoría de Superbikes en la que el pasado domingo hizo historia.

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