Detalles que son puntos
fútbol tercera división
El Guadalcacín paga muy caros sus errores en defensa y el Arcos sabe rentabilizar sus aciertos arriba
Guadalcacín/El Guadalcacín sigue anclado en el fondo de la clasificación tras el derbi con un Arcos que rompe con dos derrotas seguidas y que con su victoria ahonda en la herida de los jerezanos, que no logran cerrar la sangría desde que arrancó el campeonato. Y en un partido más o menos igualado, para la anécdota quedará que el gol decisivo de los visitantes lo marcó el hijo del presidente local: Borja juntó las palmas de las manos tras su cabezazo a placer como pidiendo perdón mientras su padre, en el palco, encajaba el revés con tanta deportividad como resignación. Ese 1-2 que acabó con el derbi castigó a los locales, muy blandos en el córner, y premió a los visitantes, a los que no hizo falta más que aprovechar un par de fallos atrás de los azules para llevarse los tres puntos de vuelta a la sierra.
Para el Guadalcacín la buena noticia fue que hizo lo más difícil tras el 0-1 y logró empatar nada más arrancar el segundo acto; pero las malas fueron más: los locales pagaron con goles en contra un par de fallos atrás y volvieron a adolecer de llegada primero y pegada después, quiero y no puedo que les persiguió durante buena parte del envite. Eso sí, a los azules no les faltó ni entrega ni pelea ni lucha, pero en esta categoría normalmente hace falta algo más para puntuar, como ayer se vio en el campo.
Porque tampoco es que el Arcos sometiera a los de casa, todo lo contrario, pero sí tuvieron el acierto de golpear en momentos clave, rentabilizar sus oportunidades y sujetar más o menos bien los arreones locales. Cuenca hizo diana en la primera llegada de los blanquillos y Borja cabeceó solo en el área pequeña, sin ninguna oposición, un córner. Demasiada ventaja para un equipo con oficio y aseado, fiel al estilo de Pepe Bermúdez, que jugó con Borja en punta, Caballero por la derecha y Legupín por la izquierda, Cuenca en la mediapunta y Bugatto y Maqui en el centro.
Javi Rivas repitió el equipo que cayó por la mínima en Lepe con la entrada de Fran Jiménez arriba por el lesionado Santi y el Guada sorprendió en el arranque a un Arcos que no se adaptaba ni al campo ni al juego de los azules. Un cabezazo de Ayala y un disparo de Juanjo inclinaron el partido hacia Isi Jareño, que pasados los diez minutos tuvo que salir fuera del área a cortar un pase filtrado de Fran Jiménez a la espalda de la defensa que buscaba Juanjo: el portero visitante llegó antes pero estrelló su despeje en el mediapunta local, saliendo el balón rebotado no demasiado lejos de la portería visitante.
El Arcos, que apenas había cruzado el medio campo, golpeó duro en su primera llegada, pasado el cuarto de hora, cuando Álvaro Ramírez encontró a Caballero en la banda derecha y el jerezano recortó hacia dentro y con la zurda metió un balón de fuera a dentro a media altura que la defensa local no acertó a despejar y Cuenca, llegando en diagonal, tocó ante Lebrón para poner cuesta arriba el partido a los de casa y en franquía para los visitantes.
Una vez más el Guada tenía que remar contra corriente y trató de mantener el ritmo, lo que le costó después de la interrupción para refrescarse porque el calor de ayer fue axfisiante. El agua fresca sentó mejor al Arcos, que asentó su defensa sin meterse atrás, controló los pelotazos locales y comenzó a llegar con peligro al área de Lebrón. Primero, con un cambio de orientación de Álvaro Ramírez a Legupín, que cruzó demasiado el zurdazo en cuanto pisó área; después, con una internada de Borja por la derecha cuyo centro en el vértice del área pequeña lo remató Cuenca demasiado alto; luego, con un derechazo de Maqui al borde del área tras saque de esquina al que respondió Lebrón con un paradón; y ya en el descuento, Bugatto encuentra a Cuenca a la espalda de Ayala pero al visitante, que ayer se estrenaba como titular, se le fue un poco largo el control y cuando iba a disparar Lebrón se le echó encima, repeliendo su remate a bocajarro.
El Arcos había perdonado al Guadalcacín en el tramo final de la primera mitad y como el que perdona es el que paga, los locales empataron a poco de la reanudación, en una jugada repetida una y otra vez: saque de banda a la altura del área que prolonga Fran Jiménez y David Piñero cabecea a la red, premio a la insistencia de los azules, inasequibles al desaliento.
Empezaba de nuevo la partida pero esta vez el Arcos no dejó la iniciativa al Guada y trató de irse arriba, intentándolo con un disparo bien intencionado de Bugatto que salió fuera por poco y después tras un despiste de Ayala que Legupín no supo aprovechar, tapado primero por el central local y luego por Lebrón. Tampoco renunciaba al ataque el equipo de Javi Rivas y Fran Jiménez ensayó una chilena que se marchó desviada.
Por entonces, el técnico local había tenido que mover el banquillo porque David Piñero tuvo que retirarse tocado y además de Benítez entró Alberto Fernández en el carril derecho. Ayala salva una internada de Caballero a ras de hierba y parece que el Arcos da un paso adelante ya sin tapujos, a lo que contribuye la entrada de José Antonio por un agotado Cuenca -el calor hacía mella en los jugadores-, pasando Legupín a la banda derecha y Caballero a la mediapunta. También refresca Rivas a los suyos con la entrada de Rosales -todavía falto de forma- atrás, con lo que Pulido pasa al centro del campo junto a Luis Castillo. El partido avanza con unos y otros tratando de ganar terreno en campo contrario e intentando no complicarse la vida atrás, lo que hace el Guada en un pelotazo a Borja, que desequilibra lo justo a Rosales para que el central local despeje, en vez de a campo contrario, a córner. El saque de esquina lo convierte Caballero en un caramelo para Borja, que llega desde atrás libre de marca, salta sin oposición en el área pequeña y conecta un cabezazo imparable, un mazazo para los locales.
A un cuarto de hora para el final, al Guada no le queda otra que irse arriba pero no lo tiene fácil porque por abajo es complicado controlar el balón y por arriba Fran Jiménez está en inferioridad ante Nico y Benítez. Es Legupín el que busca a Lebrón con un zurdazo lejano que sale no muy desviado mientras el árbitro ya ha perdido los papeles y saca tarjeta a cualquiera que le mire de reojo. Y con más corazón que cabeza, el Guada no se resigna a su suerte, que parece echada, y va a tener dos balas ya apurando el tramo final del choque: una falta directa, algo lejana, en la que el cañón de Rosales obliga a Isi Jareño a sacarse el balón de encima como puede y el rechace, en área serrana, acaba con disparo de Juanjo desviado por un defensa a córner. Pero no hay tiempo para más: nuevo tropiezo del Guada, abocado a apretar los dientes; y nueva victoria del Arcos tras dos derrotas seguidas.
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