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Dos personas ciegas descienden a 100 metros de profundidad en una actividad pionera

Espeleología

El Grupo Espeleosocorro Andaluz, en colaboración con AFOPRODEI, abre camino para la espeleología inclusiva

La jornada se desarrolló en el Completo Motillas-Ramblazo de la Sierra del Peralejo

Luis Bullido y Alberto Molinos han tenido la fortuna de ser los primeros invidentes en hacer espeleología en la provincia.
D. Sánchez

30 de mayo 2022 - 11:30

El ser humano no tiene límites. El afán de superación es uno de los motores que mueve a las personas en cualquier ámbito de la vida. Y eso es lo que han experimentado dos personas invidentes, Luis Bullido y Alberto Molinos, en una actividad pionera que ha llevado a cabo el Grupo Espeleosocorro Andaluz perteneciente a la Federación Andaluza de Espeleología y del que forman parte varios jerezanos.

El Complejo de Motillas-El Ramblazo, situado en la Sierra del Peralejo entre los términos municipales de Jimena de la Frontera, Jerez y Cortes de la Frontera, fue el escenario elegido para una jornada de espeleología inclusiva en la que estas dos personas invidentes han podido descender por este sistema de galerías, hasta una profundidad de 100 metros de la forma más autónoma posible aunque recibiendo la asistencia y ayuda de los especialistas del Espeleosocorro Andaluz.

Descendiendo una vertical. / Niccolo Guasti

En total, han participado 40 personas en la actividad, contando además con la colaboración de la asociación AFOPRODEI. La actividad se desarrolló tal cual estaba prevista, comenzando con una reunión inicial en la entrada de la cueva en la que se preparó todo el dispositivo para iniciar la práctica.

La actividad se preparó hasta el más mínimo detalle, contando con:

En una de las cavidades de la cueva. / Niccolo Guasti

Una vez repartidas las funciones y trabajos, Alberto Molinos y Luis Bullido iniciaron el descenso. En los tramos más amplios contaron con una herramienta llamada barra direccional, elemento de unos 3 metros en la que el ciego se sitúa en el centro y en cada extremo se coloca un guía. Con pocas indicaciones y la orientación de la barra, los invidentes fueron capaces de avanzar de forma segura y operativa. Además, en las zonas estrechas y/o acuáticas, Bullido y Molinos se desplazaron guiados por los acompañantes tomando como referencias las paredes; mientras que en las verticales y grandes desniveles descendieron realizando rápeles, tirolinas y rápeles guiados. La progresión por la cavidad se realizó según lo previsto, incluso superando las expectativas con respecto a la autonomía de Luis y Alberto.

Descenso. / Niccolo Guasti

Luis Bullido y Alberto Molinos fueron capaces de captar desde el primer momento ese halo especial que envuelve el mundo subterráneo. Como momentos especiales cabe destacar la conversación que Luis tuvo desde el interior de la cavidad a través del sistema de comunicación instalado con su pareja, que permaneció todo el tiempo en el Puesto de Mando junto con su perro guía.

A modo de conclusión, esta actividad ha demostrado que la espeleología adaptada e inclusiva es posible y ya es una realidad. Se han dado los primeros pasos de un camino aperturista, que cuenta las primeras páginas de una historia de superación y determinación ante la vida. Todos los participantes de esta actividad coinciden en que ha sido una experiencia increíble llena de momentos únicos.

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