España y un caótico sábado de fútbol
El Barça pidió el aplazamiento del duelo ante Osasuna, pero al final viajó en autobús
El caos del transporte aéreo en España condicionó también al mejor equipo del planeta, el Barcelona, protagonista central de un día de incertidumbres y rectificaciones. No se jugaba ayer, se jugaba hoy. Fue suspendido, no fue suspendido: mientras el Gobierno español en pleno se encerraba en reunión permanente para encontrar soluciones al desafío planteado por los controladores aéreos, el fútbol vivía su particular caos.
A lo largo del día el choque entre Osasuna y Barcelona ofreció todas las posibilidades, desconcertando no sólo a sus dirigentes, jugadores y aficionados, sino a todos los seguidores del fútbol.
Las radios e internet informaron al minuto de lo que parecía una mala comedia de enredos, mientras jugadores de Osasuna anunciaban en su Twitter que jugarían ayer sí o sí.
Molesto por tantas idas y vueltas, el club catalán emitió en el final de la tarde un comunicado en el que expresó su "indignación" por la "indecisión de la federación española" de fútbol, que apenas cinco horas antes del partido había informado al club de que éste se jugaría ayer, tal como estaba programado.
"Ha causado un gran perjuicio a nuestros intereses deportivos y a la imagen y aficionados de nuestra entidad", se quejó el líder de la Liga.
Razón no les faltaba. Descartada la opción de volar de Barcelona a Pamplona, sus dirigentes habían organizado un traslado que combinaba el tren de alta velocidad (AVE) hasta Zaragoza y un autobús luego para llegar a una Pamplona cubierta de nieve. El detalle es que, avisados por la Federación española de que el partido se postergaba para mañana, los dirigentes pusieron las cinco de la tarde como hora de salida.
"De manera sorprendente, a las tres de la tarde la Federación española nos contactó para decirnos que el partido se jugaría hoy -por ayer-", destaca el Barcelona en su comunicado.
Así, el Barcelona debió abandonar a toda prisa la concentración para tomar el AVE de las cuatro de la tarde y rogar que el autobús no se retrasara.
Un medio de transporte, el autobús, que le trae malos recuerdos a los azulgrana, protagonistas de un estrepitoso 5-0 el lunes sobre el Real Madrid.
En abril de este año las cenizas del volcán Eyjafjalla desataron un caos en el transporte aéreo de toda Europa. El Barcelona se vio obligado a viajar a Milán 1.000 kilómetros por tierra para jugar su partido frente al Inter correspondiente a las semifinales de la Liga de Campeones. Ganaron los italianos con claridad, y el desgaste de piernas de los jugadores españoles fue evidente a lo largo del partido.
En una dimensión deportiva menor, y en un día con temperaturas en torno o incluso por debajo de los cero grados en casi toda España, la Segunda División vio suspenderse el Tenerife-Granada, ya que no había manera de que el equipo visitante llegara a las Islas Canarias para que pudiese disputar el encuentro.
El Sporting de Gijón, por su parte, canceló el entrenamiento de ayer para encarar un largo viaje en autobús rumbo a Barcelona, donde hoy debe medirse ante el Espanyol.
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