Hamilton, tetracampeón

Ciudad de méxico/"Nadie es mejor", dice de él una leyenda como Niki Lauda. "Está hecho del material del que están hechos los mejores", añade Toto Wolff, su jefe en Mercedes. Ambos se refieren a Lewis Hamilton, que no deja de hacer historia en la Fórmula 1 y en el Gran Premio de México conquistó su cuarto título mundial entrando en uno de los clubes más exclusivos del deporte. Con cuatro coronas, ya sólo hay dos por encima suyo: el argentino Juan Manuel Fangio, ganador de cinco mundiales, y el alemán Michael Schumacher, que tiene el récord con siete.

Nadie le ha regalado nada al inglés este año. De hecho, hace siete carreras el entorchado parecía difícil cuando su gran rival esta temporada, el alemán de Ferrari Sebastian Vettel (otro en el club de las cuatro coronas), le sacaba 14 puntos de ventaja. Pero el británico es un luchador nato. Uno de esos pilotos insaciables que si le bastaba con ser décimo para ganar el título ayer en el Autódromo Hermanos Rodríguez, se pelea con Fernando Alonso, uno de sus grandes rivales en el asfalto, por una posición más insignificante que bien lo pudo dejar fuera de combate ante la defensa de su puesto del español. Al de Mercedes le bastaba con acabar noveno, siempre y cuando el alemán no ganase.

Al final no llegó la sangre al río y Hamilton celebró con su novena posición un título por el que tuvo que sudar desde la primera vuelta. Vettel partía desde la pole, pero en una salida con más de un kilómetro de recta partir primero ayuda poco. Max Verstappen (Red Bull), que arrancaba tras el germano, se lanzó a por él y mientras se enzarzaban por la cabeza Hamilton intentó sacar tajada. Al final fue el más perjudicado al pinchar su rueda trasera derecha con el alerón delantero de Vettel, y ambos tuvieron que pasar por los boxes. Aprovecharon ya para cambiar los neumáticos, de manera que ya no tuvieron que pasar más por los garajes.

Cuando volvieron a la pista estaban en la cola del pelotón lejos de un Verstappen que volaba -dobló a Hamilton- en el primer lugar sin preocuparse de que nadie lo atosigara. A Vettel le tocaba la heroica. Con más ritmo que el inglés, fue adelantando a varios rivales y progresando poco a poco, pero si no pasaba nada raro y aparecía un safety car la gesta sería imposible. Cuando se paró el Toro Rosso de Brendon Hartley el safety car fue virtual y la mayoría de pilotos aprovecharon para hacer su parada en boxes, pero no hubo reagrupación de monoplazas (la marcha apenas se ralentiza con este modelo) y Vettel sólo pudo remontar hasta el cuarto puesto.

Su compañero Kimi Raikkonen estaba por delante, pero a más de 20 segundos, por lo que Ferrari optó por no pararlo porque ni con el tercer puesto evitaban que Hamilton se coronase. El inglés, por si acaso, fue de menos a más e incluso entró en los puntos, protagonizando una bonita pelea con Alonso en la que incluso se jugó el tipo. Todo un campeón.