Márquez nunca da su hombro a torcer
Motociclismo | Gran Premio de Qatar
Su lucha con Dovizioso por la primera victoria del año encierra un gran esfuerzo de superación
La lesión por la que fue operado en diciembre precisaba dos meses más de recuperación
Por muy dura que se presente la batalla, un líder nunca debe mostrar debilidad alguna, está obligado a dar la cara defendiendo su mando en plaza. Marc Márquez no las tenía todas consigo cuando en diciembre de 2018 se sometió a una complicada intervención quirúrgica en el maltrecho hombro izquierdo que se le dislocaba un día tras otro en múltiples caídas y, aún así, no le impidió lograr su quinto título mundial de MotoGP. Lejos de quejarse o andar con pies de plomo, el piloto de Honda volvió a pelear sin complejos en la primera carrera de 2019, celebrada el pasado domingo en la noche de Qatar, reeditando un pulso de titanes con el italiano Dovizioso (Ducati) y, aunque por 23 milésimas tuvo que conformarse con el segundo puesto, no dio su hombro a torcer.
Habrá quienes consideren que la formidable actuación de Márquez en Losail es fruto de esa heroicidad natural que se le reconoce, pero se equivocan. La realidad es bien distinta. Tras esta exhibición de pundonor hay un ejercicio de superación física y mental que no debería pasar desapercibido. La delicada operación que se le practicó suele precisar cinco meses de rehabilitación que, en su caso, se redujeron a poco más de dos, algo que en su día resultó sorprendente hasta para el propio piloto: "Los médicos descubrieron que los ligamentos que sostienen la articulación estaban más que dañados, destrozados, y tuvieron que reconstruirlos por completo. Fue una intervención mucho más agresiva de lo previsto. No se estaba acostumbrado a oírme hablar a mí de respetar los tiempos, de recuperarme con tranquilidad, o no tener prisa, pero es que ahora puedo reconocerlo, no lo he pasado nada bien, no. Hasta al momento había tenido lesiones que dolían o requerían de una rehabilitación pausada, pero ésta ha sido durísima y las dos primeras semanas incluso desagradable, la verdad". De ahí que ayer, tras ser segundo en Doha, respiró hondo y se sinceró: "Si me lo hubiesen dicho en enero hubiese firmado. El hombro está bien. La carrera no ha sido física. Las primeras 10 vueltas hemos ido muy lentos. Para mí, bienvenido".
También hay que ensalzar sobremanera la gesta del británico Cal Crutchlow, que acabó en una meritorio tercer puesto en Qatar, después de haberse planteado la retirada tras el grave accidente del pasado año en Australia, en el que se fracturó la pierna izquierda por 17 sitios diferentes. Una valoración muy distinta e incluso preocupante habría que hacer en el caso del compañero de Marc Márquez, Jorge Lorenzo, que no ha tenido un buen estreno con una Honda a la que tal vez tarde en adaptarse más de lo que pensamos. Afectado por la reciente operación en la mano izquierda, el tricampeón de MotoGP protagonizó dos caídas, fue decimoquinto en entrenamientos y en carrera estuvo en el furgón de cola hasta terminar decimotercero. El mallorquín lo justificaba así: "Cambiamos el sistema de embrague porque patinaba mucho, pero eso me hizo ir para atrás. Tuve que ir varias vueltas a medio gas para no quemarlo. Tenía mucho más potencial que esa 13ª posición. Fue una carrera de supervivencia para todos, muy lenta y a pesar de eso no pude estar cerca con los de delante. A partir de la caída todo empeoró. Estuve muy limitado por el accidente, por el golpe en el hombro, que me hizo perder mucha confianza. Nos pasaron muchas cosas negativas este fin de semana cuando todo pintaba bien. La caída es lo que truncó el Gran Premio. Sin ella me habría colocado en segunda o tercera fila y con mucha más fuerza física. Hay muchas cosas positivas a pesar del resultado y seguro que los resultados llegarán pronto si no tenemos mala suerte".
Por lo demás se podrían sacar muchas conclusiones de lo visto en esta primera carrera de la temporada disputada en Losail. La primera de ellas es que las diferencias entre marcas sigue estrechándose, como lo han demostrado no sólo Honda y Ducati, tratándose de tú a tú, sino también Yamaha y Suzuki, que han pugnado por el triunfo en el desierto qatarí. Entre los representantes de estos últimos fabricantes, fue emocionante ver pelear por los primeros puestos a Alex Rins e incluso a su compañero y novato Joan Mir (cuarto y octavo, respectivamente), pero sobre todo observar que pueden mantener ese buen nivel e ir a más. Por lo que a la marca de los diapasones se refiere, la efímera 'pole' de Viñales se tornó en espejismo al acabar séptimo a duras penas, mientras que el veterano Rossi, hacía valer la experiencia de sus 40 años para acabar quinto 'tacita a tacita'. Pero está claro que Yamaha sigue sin despejar dudas.
Con Dovizioso de líder del Mundial, MotoGP viajará ahora a Argentina, después a Estados Unidos y dentro de 55 días le tocará el turno al Gran Premio de España en el Circuito de Jerez. Seguro que habrá muchas sorpresas, pero lo que no veremos nunca es a Márquez dar su hombro a torcer…
(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.
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