Nadal, el verdadero enigma insoluble de Fernando Verdasco
"Baby I like it!". La voz de Enrique Iglesias atronaba a la una y cuarto de la madrugada de ayer sobre el cemento neoyorquino, y Rafael Nadal no podía más que sonreír.
Obvio. ¿Cómo no va a gustarle a Nadal lo que está viviendo? El tema musical que eligió la organización del torneo para celebrar el 6-3, 6-4 y 6-4 sobre su compatriota Feliciano López le venía de perlas al número uno del mundo.
"I like it" (me gusta), dice Nadal, porque lleva cuatro partidos sin ceder un set.
"I like it", puede repetir, porque saca con una potencia y efectividad que no conoció en su vida.
"I like it", insistiría, porque su próximo rival se llama Fernando Verdasco, al que venció las diez veces en las que se enfrentó.
Claro, Nadal nunca dirá en público "I like it", porque es un convencido de las ventajas de ser elegante con el rival. Y lo fue al preguntársele por Verdasco.
"Él es un jugador muy completo, uno de los mejores del mundo, tiene todos los golpes. Tuvo una gran recuperación ante un gran jugador. Lo siento por David pero felicito a Fernando. Tendré que jugar mi mejor tenis si quiero ganar", dijo Nadal.
Pero el número uno del mundo sabe que parte con gran ventaja, aunque no lo diga. ¿Cómo puede sentirse un jugador antes de enfrentarse a un rival que lo derrotó las diez veces que lo tuvo del otro lado de la red?
"Cada partido es una historia diferente", zanjó enseguida Nadal, que jamás en su vida se vio ante una situación semejante.
"Evidentemente yo prefiero tener los diez a favor que en contra. Pero yo saldría con la ilusión de ganar, aunque en este caso ojalá que para él no sea así. Lo veo jugando bien otra vez, y cuando lo hace es un rival muy peligroso".
Nadal, que busca ganar el domingo el único Grand Slam en el que aún no alzó el trofeo de campeón, no encuentra explicaciones claras para la mejora de su servicio.
"Seamos sinceros: he entrenado el saque toda la vida, no ahora. Cambié antes de este torneo un pelín la empuñadura, algo que ya había hecho en Wimbledon. Pero en esa superficie, con menos velocidad, el saque rinde lo mismo. Aquí tiene más mérito. Para 2011 la asignatura pendiente es aumentar la velocidad de mi segundo servicio".
Pero antes de esa meta para la próxima temporada está Verdasco, el hombre que tuvo contra las cuerdas a Nadal en las semifinales de Australia 2009, un partido épico que controló en varias fases, pero que al final, tras cinco horas y 15 minutos, vio ganador al de siempre. Verdasco tiene grabado en su mente aquel partido. "Fue muy duro perderlo tras cinco horas y cuarto", asegura.
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