"Valderrama fue muy especial, Seve nos transmitió su pasión"
golf circuito europeojosé maría olazábal. golfista español campeón de la ryder cup de 1997
El emblemático jugador se apunta al próximo Andalucía Master para reencontrarse con un campo que le trae "muchos y muy buenos recuerdos"
San roque/José María Olazábal (Guipúzcoa, 5-2-1966) guarda algunos de sus mejores recuerdos en el Real Club Valderrama de San Roque, donde hace ahora veinte años, con la Ryder Cup del 97, vivió un acontecimiento histórico para el golf español y europeo, un antes y un después para la comarca.
El emblemático jugador, ganador de 35 títulos internacionales y dos chaquetas verdes en el Masters de Augusta, sigue en activo y esta temporada ha participado en algunas pruebas del Circuito Europeo y del Champions Tour. El vasco anunció que tomará parte en el Andalucía Valderrama Masters del 19 al 22 de octubre aunque admite que su juego no pasa por el mejor momento. "No hay forma de coger calle, voy a volver a saludar a todos los alcornoques del campo", bromea.
Para Olazábal, jugador de la Ryder Cup en siete ocasiones, capitán victorioso en 2012 y miembro del Salón de la Fama desde el 2009, Valderrama y la Ryder del 97 siempre tendrán un lugar emotivo en su memoria.
El trazado sanroqueño le trae "muchos y muy buenos recuerdos. Mi mejor resultado fue un tercer puesto en el Volvo Masters de 1989, que ganó Ronan Rafferty", recuerda.
"Valderrama es uno de los campos más exigentes que existen, sin ser largo; es estrecho, técnico y de greenes pequeños. Te exige al máximo desde que pinchas la bola en el tee del uno hasta que metes el último putt en el green del 18, ningún otro campo tiene ese nivel de exigencia, a lo largo de 18 hoyos no te permite un solo momento de relajación. Es un gran campo que siempre está en unas condiciones extraordinarias", subraya.
El Real Club Valderrama y la comarca conmemoran los veinte años de la memorable victoria del equipo de Europa, capitaneado por Seve Ballesteros, que derrotó al estadounidense y ganó la Ryder Cup en San Roque. Era la primera vez que la competición más importante del golf tenía lugar fuera de Estados Unidos y de las Islas Británicas, por lo que durante una semana el campo sanroqueño acaparó los titulares de todo el globo al albergar el tercer acontecimiento deportivo del mundo, solo por detrás de los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol.
La 32ª edición de la Ryder Cup fue muy especial para José Mari Olazábal. "Guardo muchos y muy buenos recuerdos de aquella semana en Valderrama. Las primeras imágenes que me vienen a la cabeza son de la ceremonia de inauguración, que fue muy bonita y emocionante, y el diluvio que cayó la madrugada del jueves al viernes. Qué manera de llover. Según las estadísticas de pluviometría hacía más de 40 años que en esa semana no había llovido en la zona, sin embargo, aquella noche cayó agua por los anteriores ¡y por los 40 siguientes!", recuerda.
"No cabe duda de que para mí fue una Ryder Cup muy especial: después de todas las que habíamos compartido Seve y yo formando pareja, era la primera vez que jugaba con él como capitán. La sensación era distinta. Seve estuvo pendiente de todo. Nos exigió mucho, lo mismo que siempre se había exigido a sí mismo y estuvo encima de todos los jugadores, algunos se sintieron un poco incómodos por su nivel de exigencia pero yo creo que lo hizo muy bien. Mi relación con él era cercana y muy buena, nos llevábamos de maravilla", afirma.
"Seve estudió el juego del equipo estadounidense en profundidad y preparó el campo de manera que todos jugásemos desde la misma zona para tener las mismas oportunidades, y con la ayuda del Pisha-Miguel Ángel Jiménez-, que era su mano derecha, acertó de lleno en la elección de las parejas. Lo hizo muy bien. Nos transmitió la pasión que ponía en todo lo que hacía y fue un gran capitán".
Olazábal desempolva un momento clave: "Recuerdo el fourball que jugamos Nacho Garrido y yo el sábado por la mañana contra Phil Mickelson y Tom Lehman. Veníamos súper apurados y vivimos el momento clave en el famoso hoyo 17 de Valderrama. Fue impresionante. Nacho se pasó el green con el segundo golpe y fue al búnker del fondo, y Phil dio un golpe extraordinario a dos metros de bandera. Nunca he visto una sacada de búnker como la de Nacho, le das 100 bolas al mejor especialista y jamás dará un golpe como el que dio él; dejó la bola un poco más lejos que la de Phil, que no metió el putt, y empatamos el hoyo y luego el partido".
El vasco reconoce que se emocionó tras el triunfo. "Cuando me preguntaron qué sentía al no haber jugado la Ryder del 95, me vino a la memoria el recuerdo de la etapa tan dura que pasé entre el 95 y principios del 97 y me desmoroné, me vine abajo y lloré. Tuve que esperar a recomponerme para poder hablar. Fue un momento muy especial por todo lo que significaba para mí: el hecho de volver a estar allí después de haber ganado la Copa representando a Europa, a España y con Seve como capitán… fue tremendamente emotivo".
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