Espeleología con Alma y sin fronteras: dos deportistas con diversidad funcional a 100 metros de profundidad

Alberto Molinos, invidente, y Alma Matamoros, con parálisis cerebral, descienden la Sima de los Republicanos de Villaluenga del Rosario con la ayuda del equipo Espeleosocorro sin Fronteras del que forman parte varios jerezanos

Dos personas ciegas descienden a 100 metros de profundidad

Alma Matamoros, acompañada por uno de los miembros del equipo
Alma Matamoros, acompañada por uno de los miembros del equipo
D. Sánchez

01 de agosto 2024 - 11:42

Un equipo formado, entre otros, por una espeleóloga con parálisis cerebral y un espeleólogo ciego ha conseguido descender más de 100 metros de profundidad en la conocida Sima de los Republicanos, situada en el término de Villaluenga del Rosario. Este hito en el ámbito del deporte inclusivo ha consistido en un descenso conocido por sus dificultades técnicas repletas de pozos, lagos, marmitas, caos de bloques y pasos estrechos por los que han tenido que progresar para conseguir descender esta profundidad y a lo que se le suma un regreso en ascenso para mayor complejidad de la empresa. 

Alma Matamoros y Alberto Molinos han sido los intrépidos protagonistas de esta aventura que, acompañados por el equipo Espeleosocorro Sin Fronteras, lideran desde hace más de un año el proyecto Espeleología con Alma, una iniciativa que pretende hacer el mundo subterráneo más accesible para todos. Para poder superar este tipo de retos con seguridad es imprescindible una preparación tanto física, como técnica y mental de todos sus componentes y para ello, desde el equipo Espeleosocorro Sin Fronteras, formado entre otros por varios jerezanos que cuenta con múltiples premios nacionales y internacionales en rescate vertical, se diseñó un conjunto de adaptaciones técnicas que permitieron a Alberto y a Alma progresar por la cavidad de forma segura y muy autónoma. El proyecto Espeleología con Alma busca romper la mayoría de estereotipos y etiquetas impuestas a las personas con diversidad funcional.

Alberto Molinos charla con Alma Matamoros.
Alberto Molinos charla con Alma Matamoros.

El descenso

Alberto Molinos, uno de los protagonistas de esta actividad relataba así la experiencia: "La entrada a la cueva fue un poco complicada debido a la cantidad de piedras y a que había que pasar por encima de la entrada de la Sima de Cabito anclándonos a una cadena de seguridad. En el inicio de la cueva había dos pozos y dos bloques que pude pasar sin dificultad con la ayuda de dos compañeros. Después pasamos por un puente sobre un lago interior. El descenso no me parecía muy complicado a excepción de un tramo que sí lo era y que los compañeros de Espeleosocorro sin Fronteras solventaron montando una tirolina para pasarlo. En el punto más profundo del recorrido nos encontramos con el grupo de Alma, comimos e hicimos una pequeña celebración de cumpleaños para ella y su hermana, lo que fue muy emotivo".

El grupo, en un momento de descanso.
El grupo, en un momento de descanso.

De regreso a la superficie

"El ascenso fue algo duro debido al cansancio y que el recorrido era algo más complicado, pero también era más bonito, ya que pasamos por un pequeño lago con el techo bastante bajo, diversas formaciones de la cueva como badinas, muchos planos inclinados y alguna gatera, llegando de nuevo al tramo del puente de monos, al caos de bloques y al pozo de acceso para salir, que fue distinto al de entrada para evitar pasar por la entrada de la otra cueva y las piedras de aquella parte", relata Alberto.

El recorrido estuvo marcado con la codificación adaptada para invidentes "así que yo siempre tenía información suficiente para saber lo que me iba a encontrar en el próximo tramo. Aún así, estaba supervisado por dos personas que velaban por que hiciera correctamente todas las maniobras, ya que esta fue mi primera cueva larga en la que no iba asegurado por otro compañero. En todo momento me sentí muy seguro gracias al trabajo de todo el equipo. Ha sido la cueva que más me ha gustado de las tres que he hecho por la variedad de su recorrido, aunque también ha sido la más dura de las que he hecho hasta ahora, ya que la última ascensión se me hizo muy larga". "Me ha encantado compartir la experiencia con Alma y su familia y quiero agradecer al equipo de Espeleosocorro sin Fronteras y a los compañeros del Club Plutón de Sevilla la oportunidad de haber podido disfrutar de esta cueva de modo totalmente seguro y autónomo. Esperando con ansia la próxima", finalizó.

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