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La filosofía de los récords, según el fútbol

Mientras sigue el debate sobre el juego del Barcelona, Martino ha sumado 37 de los 39 puntos posibles El Athletic no pierde en el nuevo San Mamés y el Celta no marca en casa

La filosofía de los récords, según el fútbol
Pablo Salvago

12 de noviembre 2013 - 05:02

Un tercio de la temporada ha pasado ya desde que en agosto comenzara el campeonato y la vida no cambia. Todo sigue igual que años atrás en la zona noble de la Liga. Barcelona y Madrid, esta vez con el Atlético como convidado de piedra, azotan con tiranía al resto de equipos a ritmo de goleada, aumentando las desigualdades con el resto, mientras que la clase media pierde poder y las diferencias con los de abajo se reducen. El fútbol en España, podría decirse, es reflejo de lo que la crisis está acentuando en la sociedad y no tiene pinta de cambiar.

Por arriba, en Barcelona sólo se habla de Messi y del cambio de estilo de Gerardo Martino. El líder, independientemente de la influencia de los dos argentinos y de la nueva filosofía, es más sólido que nunca. En juego no son comparables el Barcelona de Martino y el de Pep Guardiola. Incluso tampoco con el de Tito Vilanova. Pero en números sí. Martino está muy cerca de igualar un récord impuesto por Guardiola, que llegó a encadenar 21 partidos invicto con el cuadro culé, el mejor arranque de la historia. El entrenador argentino ya lleva 19 en esta temporada (13 de Liga, cuatro de Liga de Campeones y los dos de la Supercopa de España) y suma 37 de los 39 puntos posibles. El récord conseguido la campaña pasada fue lograr 55 de los primeros 57 puntos posibles (18 victorias y un empate en 19 encuentros), ya que en la jornada 20 el conjunto blaugrana perdió su primer partido del curso en Anoeta (3-2). Los debates sobre el fútbol bonito o feo se acaban con los resultados.

Año tras año, la dictadura de unos es la condena de los demás. La Liga se empobrece y las diferencias entre los de abajo se hacen cada vez más insignificantes porque nadie, a excepción del Villarreal y un Athletic que se ha hecho fuerte en su nuevo recinto de San Mamés, camina con regularidad por el torneo. El conjunto vasco no conoce la derrota en su nuevo estadio (seis victorias y un empate). El Levante fue su última víctima pese a adelantase en el marcador, como ya hicieron antes el Celta y el Betis. También el Valencia y el Elche, si bien estos dos al menos arrancaron las tablas. El próximo visitante será el todopoderoso Barcelona de Martino. Una de las dos rachas se romperá.

Mirar abajo en la clasificación es hacerlo al caos, aunque entre el colista, el Betis, y el decimoquinto, el Valladolid, hay un partido de distancia: tres puntos. No es extraño que el conjunto sevillano sea el farolillo rojo después de seis encuentros sin conocer la victoria y conseguir apenas un empate. Los verdiblancos son últimos con sólo nueve puntos transcurridas ya 13 jornadas. En las cinco últimas campaña en dos ocasiones el colista a estas alturas salvó la categoría: el año pasado el Espanyol, con Verdú a la cabeza, sumaba los mismos puntos que los béticos a estas alturas y en la 2010-2011 el Zaragoza consiguió la permanencia pese a tener un punto menos, ocho, en el primer tercio de la temporada. Los otros tres cayeron: en la 2011-2012 el Racing acabó el curso último, igual que el Xerez en la 2009-2010 y el Recreativo, en la 2008-2009. Todos eran últimos en la jornada 13 y acabaron colistas.

Pero hay otros muchos conjuntos que tampoco ofrecen mejores sensaciones. El Celta, fuera del descenso ahora, lleva cinco partidos sin marcar un solo gol en su estadio, el Elche acumula ya cuatro choques sin conocer la victoria y el Málaga, por ejemplo, no acaba de encontrar su ritmo y marcha a tirones, como el país.

Lo cierto es que la Liga da estadísticas para todos los gustos, pero todas tienen al final la misma interpretación: el empobrecimiento de un campeonato que está sostenido económicamente por unos operadores televisivos que apuestan a caballo ganador: Barcelona y Madrid. Pero no pasa nada. Todo está bien mientras los ricos sigan siendo ricos y mantengan su estatus. También en el fútbol.

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