El legado de Bahamontes, una carrera de éxito que pasó por Jerez
Ciclismo
'El Águila de Toledo', como le conocían en el mundo del ciclismo, mantuvo una estrecha relación con el ciclista jerezano Manuel Domínguez 'El Lecherito' iniciada gracias a Francisco Pacheco
"Le gustaba Jerez con locura, la calle Larga de noche, era un ambiente que en su ciudad no vivía", recuerda su gran amigo
Fallece Federico Martín Bahamontes, el primer español en ganar un Tour de Francia
El Circuito está de luto
Jerez/El pasado miércoles 8 de agosto el alcalde de Toledo anunciaba a través de sus redes sociales el fallecimiento del ciclista español Federico Martín Bahamontes a los 95 años. Alejandro Martín Bahamontes, conocido como Federico gracias al empeño que puso su tío en que lo llamaran como a él, fue uno de los mejores ciclistas de nuestro país y el primer español en alzarse ganador en el Tour de Francia. Toledano desde los seis meses de edad, inició la que sería una carrera de éxito en el mundo del ciclismo comprando a un herrero su primera bicicleta por 30 duros. La carrera de Menasalbas (Toledo) en 1947 fue la primera en la que participó Bahamontes, consiguiendo un segundo puesto. El lugar más alto del podio lo consiguió por primera vez en 1948 en la segunda competición en la que participaba.
Con un padre que se oponía a la carrera que estaba construyendo como deportista, Federico se lanzó a participar en 1954 en el Tour de Francia, después de pasar por carreras como aficionado como la Vuelta a Ávila, la Vuelta a Salamanca o la Vuelta a Madrid. El joven toledano, desconocido para el resto de participantes, consiguió sorprender al mundo del ciclismo consiguiendo su primer maillot de la montaña, un premio otorgado al mejor escalador de la ronda francesa.
El gran triunfo le llegaría en 1959, proclamándose como el primer ciclista español en ganar el Tour. Años antes, su afán de superación y pasión por el ciclismo lo llevaron a Jerez de la Frontera. Una etapa desconocida para muchos en la vida del ciclista, Bahamontes encontró una ciudad llena de vida y que lo admiraba como profesional del ciclismo. Su paso por la ciudad dejó como recuerdo su amistad con Manuel Domínguez Doña, conocido como 'El Lecherito', ciclista jerezano con el que compartió largas horas sobre ruedas en la carretera.
Los inicios
Ambos ciclistas se iniciaron en el deporte condicionados por los años de posguerra por los que pasaba España. Es así como Federico inició sus andanzas sobre la bicicleta a través del estraperlo, con el que diariamente se recorría alrededor de 60 kilómetros para llevar a Toledo productos que no podían encontrarse en las tiendas de la ciudad. Conocida por sus pronunciadas cuestas, la capital manchega empezó a dar forma a Bahamontes como escalador. Su maestría a la hora de dominar la montaña sobre la bici lo llevó a conseguir seis maillots del Gran Premio de la Montaña del Tour.
Su apodo 'el Águila de Toledo', bautizado por un periodista francés, resume a la perfección la figura de Federico: un toledano que entiende la montaña y la domina como un águila. El escalador se retiró en 1965, con una exitosa carrera de la que fueron testigos grandes competiciones ciclistas internacionales como el Giro de Italia, la Vuelta a Suiza, el Tour de Francia, y nacionales, como la Vuelta España o el Campeonato de España.
Enamorado de Jerez
Federico ya estaba comenzando a hacerse notar en el deporte español y su creciente reputación no pasó desapercibida para Francisco Pacheco. Empresario de la ciudad y apasionado del ciclismo, fue el que invitó a Bahamontes a Jerez para transmitir esa misma pasión que sentía por el deporte a los jerezanos. El entusiasmo por el ciclismo no fue el único deporte en el que quería dejar huella Francisco. Su gran interés por el motociclismo lo llevó a convertirse en uno de los ideólogos del circuito de la ciudad. Pacheco fue reconocido y querido en Jerez por su generosidad, convirtiéndose en mecenas de futuros deportistas del ciclismo. El empresario jerezano llegó a organizar carreras en la ciudad costeadas con su propio dinero, como cuenta Manuel Domínguez "a él le gustaban tanto las motos como la bicicleta, pero la bicicleta le gustaba más". Es así como Pacheco quiso traer a Federico Bahamontes a Jerez para que disfrutara de la presencia del reconocido ciclista.
Lo que se proponía Pacheco era acercar ciclismo más profesional con la figura de Federico, conocido en el deporte nacional pero al que los jerezanos todavía no habían visto. Con el apoyo de Francisco, Bahamontes llegó a la localidad jerezana de la que quedó inmediatamente enamorado. "Le gustaba Jerez con locura, el ambiente de la calle Larga de noche, era un ambiente que en Toledo no vivía", recuerda Manuel Domínguez. El ciclista toledano no dejó los entrenamientos durante su estancia y sobre ruedas fue como conoció a 'El Lecherito', cuya amistad se forjó durante las largas horas de preparación y las carreras en las que participaron durante la visita de Federico a Jerez. Rápidamente Manuel Domínguez comprobó la disciplina que mantenía Bahamontes sobre la bicicleta y pronto cambió su forma de entrenamiento, "nosotros íbamos en plan de guerra, y eso no era, el entrenamiento de Federico era hacer horas de bicicleta y lo que te fuera pidiendo la carretera, para no llegar sin fuerzas a las competiciones" asegura el ciclista jerezano.
Recuerdos imborrables
"Venía casi de maletilla, era famoso pero todo costaba dinero y yo me lo traía a casa y allí comía en la calle Sol"
A pesar de las horas de entrenamiento y las prueba en las que corrieron ambos ciclistas, 'El Lecherito' mostró a Bahamontes las costumbres de Jerez, invitándolo a su propia casa. "Bahamontes venía casi de maletilla. Era famoso pero todo costaba dinero y yo me lo traía a casa y allí comía en la calle Sol. Los vecinos lo reconocían, claro. La puerta de la lechería se ponía llena de todo el mundo que quería verlo". Fuera de Jerez, Bahamontes conoció nuevos lugares de la provincia, como recuerda Manuel Domínguez "lo llevaba en la furgoneta a visitar Sanlúcar y comer marisco. Se volvía loco".
El entusiasmo de los jerezanos por acoger a un ciclista que ya había pasado por el Tour de Francia se reflejó en la carrera por criterios que organizó Pacheco en el centro de la ciudad. Una competición cuyo recorrido pasaba por calles de renombre de Jerez como la calle Larga, la Plaza del Arenal o la calle Honda. "Toda la circulación del centro de Jerez estaba cortada para el criterio. Había un chorro de policías porque todo el mundo salía para verlo", rememoraba Manuel. Su paso por la ciudad no quedó falto de flamenco y Bahamontes conoció de primera mano al cantaor 'Carbonerillo de Jerez' en el tabanco de la Alcubilla.
Una amistad de kilómetros
La primera estancia de Federico en Jerez duró casi un mes, pero no sería la última vez que el ciclista visitaría la ciudad. Sin embargo, su victoria en el Tour de Francia en 1959 impidió a Bahamontes regresar a Jerez en un periodo de tiempo. El éxito nacional e internacional que estaba teniendo Federico no afectó a la amistad que había construido con Manuel Domínguez. Meses más tarde de ganar la aclamada competición francesa el ciclista jerezano puso rumbo a Toledo para reencontrarse con su amigo de carretera en agradecimiento de los días que pasó en Jerez.
El tiempo que 'El Lecherito' pasó en Toledo estuvieron marcados por los largos y fatigosos entrenamientos con Bahamontes. Los primeros días, el ciclista jerezano disfrutaba de la diversión que podía ofrecer la capital manchega hasta que el recién campeón del Tour de Francia le dio un ultimátum. "Él me dijo: escucha, ¿tú qué quieres bicicleta o tu casa?. Tú tienes que entrenar y descansar, tal como entrenas descansas y recuperas los kilómetros. Pero vamos yo te voy a quitar las ganas. Y me metió un entrenamiento por la sierra que llegué y no quería ni comer, solo descansar". El éxito de los entrenamientos con Bahamontes hicieron que Manuel Domínguez consiguiera ganar la Vuelta a Jaén ese mismo año.
El contacto entre ambos ciclistas se mantuvo a lo largo de los años. Bahamontes y 'El Lecherito' se continuaban viendo cada vez que el toledano visitaba alguna ciudad de Andalucía. "Cada vez que venía a Sevilla o por ahí se acercaba a Jerez, le gustaba mucho" cuenta Manuel. Este compañerismo se heredó a las siguientes generaciones, yendo los hijos de Manuel Domínguez, también ciclistas, a correr a Toledo gracias a Bahamontes.
El Águila de Toledo deja un hueco en el mundo del ciclismo. Una historia de superación y pasión que lo llevó a disfrutar de la magia que desprendía Jerez de la Frontera. Una ciudad que se volcó en el ciclismo y de la que se llevó grandes amistades que ahora recuerdan su paso por ella.
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