Una leyenda con dotes mayúsculas

Michael Phelps vuelve a hacer historia consiguiendo dos oros, y la cuenta de metales ya supera con creces la veintena Ledecky no se queda atrás y está a sólo un oro del triplete

Michael Phelps, radiante tras ganar el oro en 200 metros mariposa.
Thomas Rudich (Dpa) Río

11 de agosto 2016 - 05:02

Fue padre, abanderado por primera vez, se retiró, regresó, estuvo ingresado en una clínica de rehabilitación, se recuperó.... mucho pasó en la vida de Michael Phelps en los últimos cuatro años, pero dentro de la piscina, su hábitat natural, todo sigue igual para el astro estadounidense.

Con tres oros en sus primeras tres presentaciones en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, Phelps borró rápidamente cualquier atisbo de duda que pudiera existir sobre su vigencia.

El estadounidense sigue siendo la misma máquina de ganar medallas de siempre: con sus 25 preseas, 21 de ellas doradas, suma más que 174 países en toda la historia olímpica. Y la cifra podría seguir creciendo, ya que tiene previsto competir aún en los 200 estilos y los 100 mariposa y tal vez alguna posta más.

Ya en los trials estadounidenses de junio, donde superó a rivales como Ryan Lochte, había demostrado que estaba otra vez de regreso. Sin embargo, sus tiempos no habían sido extraordinarios y la pregunta quedaba flotando en el aire: ¿podrá hacerlo una vez más en Río?

La duda se despejó definitivamente en la noche del martes en una jornada para el recuerdo en el Estadio Acuático Olímpico. Tras su victoria el domingo en los 4x100 libre, Phelps obtuvo el triunfo que realmente quería: los 200 mariposa, la prueba que tenía entre ceja y ceja. "Ingresé a la piscina con una misión, y la misión fue cumplida", dijo Phelps tras quitarse la espina de la inesperada derrota que sufrió ante el sudafricano Chad Le Clos en Londres 2012.

Descalzo y con una toalla amarrada a la cintura, Phelps se mostraba relajado en la multitudinaria rueda de prensa que brindó pasada la 1 de la madrugada. "Estoy tan cansado que no puedo ni pensar", comentó el deportista más laureado de la historia olímpica tras un festejo tan emotivo como sobrio.

Phelps parece haber contenido sus demonios fuera de la piscina. Su hijo Boomer, de tres meses, lo tiene embelesado: la reciente paternidad lo ayudó a encontrar la tranquilidad que necesita. Pero en el agua, su fuego y su espíritu competitivo siguen intactos.

A sus 31 años, Phelps no sólo es el abanderado, sino también el líder de un equipo de natación que lo recibió con los brazos abiertos y le brindó la contención que necesitaba. "No puedo explicarles la clase de líder que ha sido. Es una locura lo que está haciendo. No puedo esperar a ver qué más hará el resto de la semana", destacó Katie Ledecky, la otra superestrella del equipo estadounidense y quien está llamada a ser su sucesora. No es la única que lo idolatra. Maya Dirado no dudó en calificarlo como "el más grande de todos los tiempos".

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