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El Gobierno alemán estudia la posibilidad de una recompra de la deuda por parte de Grecia, con el respaldo del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), como fórmula para aliviar la crisis griega. Según el semanario Der Spiegel, ésta es una de las diversas variantes con las que trabaja el equipo del ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble, ante la cumbre extraordinaria de la Eurozona del próximo jueves. Esta modalidad de recompra proporcionaría a Grecia unos 20.000 millones de euros, apunta ese medio, que se remite a los cálculos que maneja el departamento de Finanzas.
La idea es que se empleen los fondos del FEEF en esa operación para aliviar la situación y dar la oportunidad a Grecia de recomprar parte de su inmensa deuda. La fórmula del Bond Buy Back, como lo denomina Spiegel, es una de las alternativas en las que trabaja Schauble para el segundo paquete de ayuda a Grecia, para evitar la reestructuración real de la deuda que expertos y economistas ven como inevitable. En declaraciones a la edición dominical de Frankfurter Allgemeine Zeitung, el jefe del FEEF, Klaus Regling, se expresó con cautela respecto a una activación de ese fondo, aunque no lo descartó. "Nos activaremos si así lo deciden los ministros", afirmó, sin concretar a qué tipo de implicación se refiere.
La crisis de la deuda centrará la cumbre extraordinaria de la Eurozona convocada para el próximo jueves, en que se discutirá la financiación del segundo programa de rescate de Grecia. La reunión tendrá lugar una semana más tarde de lo inicialmente esperado, ya que Alemania frenó su convocatoria al insistir en que era necesario contar primero con algo concreto sobre lo que decidir. La canciller alemana, Angela Merkel, insistió ayer en que el problema real no está en la acción de las agencias de rating, sino en la deuda. Ratificó, asimismo, su rechazo a una reestructuración de la deuda griega porque comportaría "efectos negativos", entre otros que "otros países no se esforzarían más" para resolver sus propios problemas.
Berlín, respaldada por Finlandia y Holanda, ha insistido hasta ahora en una participación de los acreedores privados, fórmula que topa con los recelos del Banco Central Europeo (BCE), y otros países como España, ante el temor de que desate una declaración de impago parcial de la deuda helena y aliente una mayor desconfianza de los mercados hacia la deuda soberana de la Eurozona. Esta aportación privada podría ascender a unos 30.000 millones de euros, según indicó ayer el ministro belga de Finanzas, Didier Reynders.
El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, instó a los líderes de la Eurozona a cumplir con su responsabilidad para el rescate de Grecia y les recordó que, en caso de impago total o parcial, deberán recurrir a mecanismos "aceptables" por el sistema monetario común.
El presidente del banco central alemán, (Bundesbank), Jens Weidmann, se posicionó también tanto contra la fórmula de los eurobonos como contra la reestructuración de la deuda. "Mientras Grecia consuma claramente más de lo que produce, recortar la deuda no es una solución real", argumenta.
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