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La Bolsa ignora el rescate de Irlanda y sufre su mayor caída en tres meses

La crisis del euro El PP se une al Gobierno y también lanza un mensaje de calma sobre la solvencia española

Cae un 2,7% y baja de los 10.000 · La prima de riesgo vuelve a subir y se sitúa en 211 puntos · Bruselas trata de contener la marea y dice que España no necesita más ajustes, pero los expertos creen que sí

Zapatero, el domingo durante la cumbre de la OTAN celebrada en Lisboa.
Agencias / Madrid

23 de noviembre 2010 - 05:02

El Gobierno español, respaldado por la Unión Europea (UE), insistió ayer en que la situación de España no es comparable a la de Irlanda y en que el rescate solicitado por Dublín terminará por devolver la calma a los mercados.

Sin embargo, a pesar de la avalancha de declaraciones en ese sentido, la evolución de la Bolsa y del coste de la deuda muestran que los mercados desconfían de la capacidad del Ejecutivo irlandés para acometer los recortes necesarios y no descartan el contagio de la crisis a otros países. En concreto, por ahora, a Portugal.

El Íbex cerró ayer con una caída del 2,7%, la mayor desde el 11 de agosto, arrastrado por la banca. Además, bajó de los 10.000 puntos (9.996,4). El mercado madrileño fue el más perjudicado por los descensos en Europa, por encima incluso de Irlanda y Portugal, que perdieron un 1,4% y un 1,36%, respectivamente. El mercado parisino cayó un 1,07%, por delante de Londres (-0,91%) y Francfort (-0,31%). El Dow Jones también bajó, un 1,21%. Mientras, la prima de riesgo, el diferencial entre la deuda española y la alemana, considerada la más segura, llegó a rozar los 212 puntos básicos, aunque después se relajó algo, hasta los 210,8. Este indicador subió de forma generalizada en el resto de países de la periferia del euro. En Irlanda se situó en 563 puntos básicos, mientras que el de Grecia alcanzó los 928,4 puntos básicos y el de Portugal los 413,8 puntos.

El Gobierno trató de frenar esta marea con mensajes de tranquilidad que se resumen en uno: Irlanda no es España. Incluso el PP se sumó a esta tesis, al afirmar, en palabras de su secretaria general, María Dolores de Cospedal, que el rescate de Irlanda no tiene por qué afectar negativamente a la economía española, aunque sí a la credibilidad del Gobierno. También la Comisión Europea (CE) echó un capote al Ejecutivo. "No", fue la tajante respuesta del portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios, Amadeu Altafaj, al ser preguntado sobre si España iba a necesitar nuevas medidas de ajuste. El vicepresidente de la CE, el español Joaquín Almunia, no fue tan tajante. En su opinión, los países que se vean presionados por los mercados deben "restablecer su credibilidad" para evitar el contagio.

Dentro de España, también ha habido voces de aviso, y no sólo de calma. Así, el presidente del Círculo de Empresarios, Claudio Boada, alertó de la pérdida de credibilidad de España. "No basta con decir que no somos Grecia ni Irlanda". Según Boada, es necesario sustentar estas declaraciones con medidas que den confianza a los inversores.

Los expertos creen que en los mercados sigue planeando la incertidumbre por el riesgo de contagio a otros países. Daniel Pingarrón, de IG Markets, asegura que en el mercado "permanece la sensación" de que con el rescate de Irlanda no acaban los problemas y sigue pesando mucho la incertidumbre sobre lo que pasará con España y Portugal.

Natalia Aguirre, de Renta 4, señala que el mercado está demandando que se adopten medidas adicionales no sólo en Europa, sino también en España. Y subraya que si el Gobierno español adopta las reformas estructurales que el país necesita, entre las que destacan medidas fiscales y la reforma de las pensiones, se podrá lanzar al exterior un mensaje de credibilidad. "La caída de hoy demuestra que los inversores tienen miedo y están descontando quién será el próximo eslabón de la cadena en caer", indica la analista.

En esta situación, el Tesoro Público espera colocar mañana entre 3.000 y 4.000 millones de euros en letras a tres y seis meses. Ésta es la cuarta y última subasta del Tesoro en noviembre, después de que en la anterior puja, celebrada el día 18, el coste de las emisiones (obligaciones a diez y treinta años) volviera a subir.

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