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El ajuste derivado de la fusión con Banca Cívica no será rápido. El presidente de Caixabank, Isidro Fainé, explicó durante la junta general de accionistas de la entidad, celebrada ayer, que el proceso de integración conllevará una reestructuración de plantilla y oficinas que se realizará "con calma y tranquilidad" durante los próximos meses e incluso durante años.
Fainé no avanzó cuántos empleados se podrán ver afectados por esta reestructuración ni cuántas oficinas se podrían cerrar. "Si las oficinas son rentables todas tienen vida", afirmó. Y añadió: "No hacemos pim, pam, fuego y ya está; hacemos las cosas con tranquilidad, negociando". El proceso de ajuste se hará de forma dialogada con la representación de los trabajadores y en ningún caso se tratará a las personas "como si fueran un número".
El consejero delegado de Caixabank, Juan María Nin, recordó que Banca Cívica ha iniciado los contactos con los sindicatos para llevar a cabo una reestructuración y que hasta el próximo mes de julio "las responsabilidades de decisión y ejecución pertenecen a Cívica". "Mientras llega el mes de julio, tendrá que tomar las decisiones que le corresponden". Banca Cívica reanuda el lunes la negociación con los sindicatos, y UGT ya ha avanzado que va a pedir que se deje sin efecto el plan para prescindir de 1.400 empleados y cerrar 156 oficinas hasta 2014 mientras no se concluya la fusión.
Caixabank se apunta, por otro lado, a la tendencia de los bancos de sacrificar su beneficio y destinarlo en su mayor parte al saneamiento de los activos inmobiliarios. Y lo hace con fuerza. La entidad ganó 48 millones de euros en el primer trimestre, un 84% menos que en el mismo periodo de 2011, debido a que ha dotado ya 2.436 millones para provisiones, que es la cantidad que le pedía el Gobierno para todo el ejercicio.
En una rueda de prensa previa a la junta general de accionistas de Caixabank, su consejero delegado explicó que la disponibilidad del fondo genérico de 1.835 millones de euros y la fortaleza de capital de la entidad han permitido liquidar en el primer trimestre el decretazo del Ejecutivo y aplicarlo enteramente contra la cuenta de resultados, con el objetivo de no "arrastrar nada".
El beneficio baja por las provisiones, pero el resto de indicadores son positivos: el margen bruto de la entidad ha alcanzado los 1.672 millones de euros, un 8,3% más, mientras que el de explotación se ha situado en los 889 millones, un 25,3% más, y el de intereses ha crecido otro 10,2%, hasta los 883 millones. La entidad también ha mantenido en el último trimestre el volumen de negocio, ha consolidado su solvencia, con un core capital del 12,4%, y ha elevado su liquidez hasta 29.436 millones, un 10,6% de los activos.
La ratio de morosidad se sitúa en el 5,25%, por debajo del 8,16% de media del sector financiero.
La exposición de la entidad al sector del ladrillo asciende a 21.708 millones de euros, con una reducción en el primer trimestre de 2012 de 730 millones de euros, un 3,3% menos. Representa aproximadamente un 12% sobre el total del crédito. Juan María Nin reconoció que "la gran batalla está en la cartera de promotores inmobiliarios", que ha empeorado este trimestre, al pasar la morosidad del 25,8% al 28,1%.
Los directivos de Caixabank, que tiene un 12,8% del capital de Repsol, hablaron también de la reciente expropiación por parte del gobierno argentino de la filial YPF. Fainé, llamó a la calma y abogó por buscar "un precio justo" por ese paquete accionarial. El máximo responsable de La Caixa expresó su confianza en el derecho internacional.
Fainé explicó que Caixabank no contempla realizar provisiones con motivo de la expropiación, ya que ello equivaldría a "dar la razón" al gobierno argentino, y afirmó que su grupo mantendrá sus inversiones en Latinoamérica. "Un partido no se acaba cuando se hace un gol. Se trata de una eliminatoria y una eliminatoria tiene muchos minutos", añadió.
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