Cosmética, ciencia y vinos de Jerez
investigación Nuevos usos para los restos de la vinificación
Skinwine es una empresa que utiliza los principios activos de la uva blanca palomino para el desarrollo de productos de belleza · El futuro es la innovación y mejora mediante la aplicación de la nanotecnología
El vino es saludable, y no sólo por sus taninos, que ayudan a prevenir las enfermedades cardiovasculares, sino por sus antioxidantes naturales. Gracias a éstos es posible utilizar los restos de la vinificación como materia prima para hacer cosméticos. Y eso es justamente a lo que se dedica la empresa de base tecnológica jerezana Skinwine: a la enocosmética.
Los bodegueros nunca han tenido muy claro qué hacer con el problema medioambiental que suponen los restos de la uva blanca palomino, propia de los vinos jerezanos. Fue Skinwine, en colaboración con un grupo de investigación de la Universidad de Cádiz dirigido por Carmelo García Barroso y gracias a 160.000 euros, quien les dio la solución: reutilizarlos. Esos desechos de la vinificación incluyen multitud de principios activos como polifenoles (antioxidantes capaces de contrarrestar numerosos radicales libres, que degeneran en el proceso de envejecimiento de la piel) y alfahidroxiácidos (con amplio contenido en vitaminas A y C que suavizan las arrugas) con los que se hace "cosmética natural y con denominación de origen", tal y como destaca José Manuel Carbajo, consejero delegado de Skinwine.
Entre sus productos, testados en humanos, existen geles exfoliantes y limpiadores, tónicos, hidratantes e incluso champú. Además, cuentan con una línea profesional para su uso en centros de belleza. Previamente a su venta al público, durante un año, se aplicaron sus productos a nivel clínico en el Spa Club de Jerez, una de los lugares de visita programados en la Ruta del vino y Brandy de Jerez.
En la actualidad, el equipo de investigación de la profesora Mercedes Fernández Arévalo, del departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Universidad de Sevilla, trabaja con Skinwine. "Skinwine quiere innovar y mejorar e intuyen que la nanotecnología puede ayudarles", indica Fernández. La nanotecnología es un campo de la ciencia dedicada al control y manipulación de la materia a escala nanométrica (un nanómetro es el resultado de dividir un metro un billón de veces), es decir, átomos y moléculas. La cuestión es que, a escala nano (palabra que proviene del griego y significa superenano), las propiedades físicas, químicas y biológicas de una partícula se comportan de forma diferente a como lo hacen a escala macro e, incluso, microscópica. "Por eso es importante hacer I+D que sirva para comprender y controlar estas nuevas propiedades y que la transferencia tecnológica esté garantizada", subraya la profesora Fernández. "Una de las líneas fundamentales de investigación es el desarrollo de nanotecnología aplicada a la obtención de nuevos productos para farmacia, alimentación, agricultura e incluso la cosmética", añade.
Aunque pueda parecer algo novedoso y, sobre todo, reciente, la nanociencia aplicada a la cosmética es muy antigua, pero es ahora cuando grupos de investigación como el de la profesora Fernández trabajan en líneas de estudio para la aplicación de la nanotecnología al desarrollo de productos de belleza.
El grupo de científicos de Fernández está realizando partículas nanolipídicas, que son sistemas de administración de principios activos (por ejemplo, alfahidroxiácidos) formados por un lípido (aceite) sólido, que protegen las sustancias activas con aplicación cosmética y que permiten su liberación prolongada en el tiempo. Estas nanopartículas son de 80 nanómetros (nm), y parte de esos resultados son utilizados por Skinwine para el desarrollo de nuevos productos. Además, y desde el punto de vista tecnológico, están desarrollando una ecuación matemática que les permita predecir qué tamaño de nanopartícula se necesita en función de la formulación y de las condiciones de la producción de productos de belleza.
"Los responsables de Skinwine nos han facilitado una serie de concentrados y, a partir de ellos, hemos creado nanopartículas lipídicas", destaca Fernández. "También estamos investigando la inclusión de nanopartículas lipídicas blancas, es decir, sin contenido activo, dentro de los compuestos de Skinwine para mejorar la oclusión (densidad de la película sobre la piel), así como la hidratación y la penetración -que no absorción, esto es exclusivo de los medicamentos dérmicos- del producto", señala. Pero la profesora aclara que están empezando con este proyecto y aún no tienen resultados definitivos.
"La nanocosmética es ya un hecho, no sólo en Skinwine, y, además, es imparable", afirma la investigadora, que destaca cómo grandes compañías cosméticas -La Prairie, Scholl o Isabelle Lancray- utilizan nanopartículas lipídicas en algunos de sus productos cosméticos.
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