Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
IX Premio de Innovación Agroalimentaria
Sevilla/Juan Ramón Guillén Prieto, presidente y fundador de la empresa sevillana Aceites del Sur (Acesur) ha resultado galardonado con el IX Premio de Innovación Agroalimentaria que, desde 2015, otorgan el Grupo Joly y Banco Santander y que será entregado el próximo 18 de octubre, en un acto en el Palacio de Yanduri, sede del banco en la capital hispalense.
El premio a Juan Ramón Guillén y Aceites del Sur ha sido concedido por unanimidad por el jurado del premio, presidido por Manuel de la Cruz, director Territorial de Banco Santander en Andalucía, y del que formaron parte Manuel Torralbo, rector de la Universidad de Córdoba y presidente del Campus de Excelencia Internacional Agroalimentario-CIA3 (compuesto por las Universidades de Córdoba, Almería, Cádiz, Huelva y Jaén); José Antonio Lara Martínez, responsable de Negocio Agroalimentario de Banco Santander en Andalucía; Tomás Valiente, director general de Grupo Joly, que actuó como secretario, y José Antonio Carrizosa.
La vida de Juan Ramón Guillén Prieto (La Roda de Andalucía, 1935) está íntimamente ligada al aceite de oliva. Es el mayor de tres hermanos de una familia de profunda tradición oleícola que inicia su bisabuelo Manuel Guillén en el siglo XIX. Hombre entusiasta y amante del campo, estudia en Madrid en el colegio de los Jesuitas, donde destaca como gran deportista. Posteriormente se traslada a Barcelona, donde estudia Química Orgánica en la Escuela Oleícola del Instituto Químico de Sarriá.
En 1955, finalizada su formación, empieza a trabajar en Aceites La Roda, en Alcalá de Guadaíra, la fábrica de su tío y padrino, Ramón Guillén, a quien le debe su nombre, y al que siempre admiró como persona emprendedora y trabajadora.
En los años 50 del siglo pasado inicia su colaboración con el Instituto de la Grasa de Sevilla. Juan Ramón Guillén es un trabajador incansable, que dedica sus esfuerzos a la promoción y el desarrollo del mundo rural, poniendo especial énfasis en dar a conocer su gran pasión, el olivar y el aceite de oliva.
Guillén es un empresario de raza, vocacional, que desde niño ya inventaba cómo obtener rendimiento a los recursos que tenía a su alcance. Recuerda, por ejemplo, que con pocos años recogía el fruto de una higuera grande que había en su casa. Secaba los higos en un tejado y luego los vendía en la plaza para obtener unos céntimos.
Un empresario forjado en un tiempo en el que los tratos se sellaban con un apretón de manos. “Mi abuelo tenía una fábrica de harinas y en una ocasión, en los años 40 del siglo pasado, vinieron unos catalanes a comprar harina. Cuando los catalanes cerraron la compra con mi abuelo, sacaron un papelito y le dijeron: “Don Eusebio vamos a firmar lo que hemos hablado”. Mi abuelo preguntó extrañado: “Y eso por qué”. Los compradores le explicaron que era para que quedara constancia escrita de las obligaciones que cada uno debía cumplir. Mi abuelo les preguntó: “Pero es que pensaban en algún momento que yo no iba a cumplir”. Anuló el trato y los catalanes regresaron sin la harina que pensaban comprar”.
La anécdota la relata Guillén al explicar sus inicios y los del grupo Acesur, que aunque es una empresa genuinamente andaluza, la fundó en Madrid en 1964, antes de cumplir los 30 años.
Hoy tiene cerca de 1.000 millones de facturación y 800 empleados en plantilla. Desde 2017 es el envasador líder de aceite de oliva en España, según Anierac, con Coosur como principal marca. Tiene presencia comercial en 120 países e instalaciones propias en nueve de esos países. La marca La Española es la principal del grupo a nivel internacional, siendo líder en más de 20 mercados.
Pero todo eso, como enfatiza Guillén, ha sido posible pese a que él fundó su empresa de la nada: “El grupo Acesur se remonta a 1840, pero fue porque compré Aceites y Jabones Luca de Tena, que se había fundado en ese año”.
La empresa la fundó en Madrid porque se marchó a trabajar a Navalcarnero, a una refinería y fábrica de jabón. “Me contrataron como químico para llevar la fábrica de jabón y gané bastante dinero, precisamente porque tenía ideas innovadoras que no se le ocurrían a otros”, recuerda. Estando allí, en una de las visitas que le hizo su tío Ramón, surgió la oportunidad de comprar unos almacenes en Vallecas y fundaron una sociedad para adquirirlos y comenzar a distribuir aceite. Allí, en la calle Collado de las Vertientes, desde esos almacenes que compraron al Banco Exterior en una suspensión de pagos, nació el nombre de Aceites del Sur, con la actividad ya iniciada.
De aquellos almacenes, la empresa saltó a Valdemoro, donde compró una fábrica y la empresa se centró en el aceite. Juan Ramón Guillén llevaba años dedicado a la fabricación de jabón y fue precursor del detergente en polvo y de los primeros productos para máquinas lavadoras. Se le vienen a la memoria los anuncios del producto de la fábrica alcalareña de su tío: “Jabón Ragusa, el que más se usa. Es de la casa Guillén porque lava muy bien”.
En Valdemoro compraron un molino y una fábrica de aceite que era de la familia Espuny, también al Banco Exterior, en una suspensión de pagos.
Acesur va creciendo allí de la mano de Juan Ramón Guillén hasta que en 1975, da su primer gran salto, con la compra de Jabones y Aceites Luca de Tena. Guillén se la compró a un director del Banco Málaga, Eumelio García, que se había quedado con la refinería de Dos Hermanas, donde se había trasladado el negocio aceitero de los Luca de Tena. Para comprar lo que hoy es la sede central de Acesur, Guillén agudizó el ingenio. Supo de una finca cinegética que se vendía en Cazalla de la Sierra y, sabedor de que al hijo de Eumelio García le gustaba la caza, el Banco Málaga le prestó el dinero para comprarla. Y la finca sirvió para aportar el 50% de los 80 millones de pesetas que recuerda que pagaron por la fábrica nazarena.
El otro 50% lo aportó Salvador Alamar, gran amigo de Guillén que se hizo socio de Acesur, y al que, posteriormente compraría su participación.
Aquella compra les permitió tener refinería. En Madrid sólo tenían almacén y embotellaban aceite. “A mí toda la vida me gustó la fábrica y conocía lo que era una refinería”, explica. Su compañero químico Dámaso Pereira se incorporó también y comenzaron a innovar.
Empezaron a vender aceite refinado de 0,4º, que ya eliminaba los problemas de salud que daban los que tenían demasiada acidez.
La compra de la fábrica motivó el regreso a Sevilla. Su socio Alamar aportó al unirse a Aceites del Sur la marca La Española, que existía en Valencia, donde aún hoy día radica la empresa que vende aceitunas, que nunca perteneció al grupo.
Desde 1975 a 2000, la empresa creció mucho y empezó a exportar. “Empezamos a vender mucho a Libia, al final de los años 70, gracias a los contactos que Alejandro Rojas Marcos tenía entonces allí”, relata Guillén, que recuerda que fue el origen del departamento de Exportación. “Yo he viajado por todo el mundo predicando las virtudes saludables del aceite de oliva”, recuerda con orgullo, “hay muy pocos países en el mundo a los que no haya ido”, agrega.
En el 2000 instalaron una fábrica en Alepo, Siria, para servir a los países árabes. Aquella planta resultó destruida en la guerra por la aviación rusa, aunque la actividad permanece como distribuidora.
El segundo gran salto de la compañía lo da con el inicio de este siglo. En 2002 adquieren Coosur, una de sus principales marcas actuales. “En esa compra fue muy importante el apoyo que nos prestó José María Pastor, que era muy amigo y presidente de la Cooperativa Virgen del Pilar, uno de los grandes productores de Jaén y que participó con un 10%”.
Con la compra de Aceites Coosur SA, el grupo elevó su facturación en más del doble y entró en mercados que hasta entonces no tocaba, como el girasol. La adquisición incluía su planta de envasado y refinería situadas en Vilches (Jaén) y las marcas Coosol y Coosur. En la misma operación se adquiere Oleaginosas del Centro SA (Olcesa), una extractora de semillas en Tarancón (Cuenca). También lleva implícita la compra de una planta de subproductos del olivar en Puente del Obispo (Jaén).
Esa compra le da posibilidad de seguir creciendo. En 2009 compra de Ecología del Olivar, en Jabalquinto (Jaén). Esta es una planta de tratamientos de subproductos. En los terrenos de esa compra es donde se ha construido en el año 2021 una nueva almazara. Con su crecimiento, la empresa ha ido incrementando la producción propia con la incorporación de varias fincas olivareras y almazaras.
Dos años más tarde, el grupo entró en el negocio de las salsas, que hasta entonces no había tocado, con la adquisición de Duendesol.
Casi al mismo tiempo empieza su gran apuesta por Estados Unidos. Primero, relata junto a su hijo Gonzalo, director general del grupo, y al que Juan Ramón atribuye el éxito de crecimiento de los últimos lustros, con la oficina comercial de Nueva York, que se hizo sobre la base de la distribuidora que tenían allí y que acabaron comprando.
En 2022, fruto del incremento del negocio en EEUU y de la estructura que ya tenía, Acesur monta su planta de envasado de Suffolk, en el estado de Virginia, con capacidad para envasar más de 40 millones de litros gracias a las 4 líneas de envasado instaladas, lo que le permite ser líder en el país.
La trayectoria de Juan Ramón Guillén Prieto también merece el galardón, a juicio del jurado, por la creación de la Fundación que lleva su nombre, ubicada en la Hacienda Guzmán, finca olivarera que data del siglo XVI, de 340 hectáreas de extensión y está situada en la localidad de La Rinconada, que desarrolla su actividad en base a cuatro pilares fundamentales: visibilidad, formación, compromiso social e I+D+i. Destaca también por la integración sociolaboral de las personas con discapacidad o en riesgo de exclusión. Su objetivo original es la declaración del Paisaje Olivarero Andaluz como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, algo que Guillén ve más cerca que nunca.
La lista de galardonas del Premio Innovación Agroalimentaria da cuenta de la potencia y excelencia de la agricultura y la agroindustria andaluza. Son empresas con dimensión, exportadoras y a la vanguardia en sus respectivos sectores. Y que han revolucionado la imagen del agro en las últimas décadas. Estos son los galardonados:
Antonio Hernández Callejas (Ebro Foods)
El sevillano Antonio Hernández Callejas, presidente de Ebro Foods, recibió el galardón en 2015, en su primera edición. Lidera una de las mayores multinacionales agroalimentarias de España, líder mundial en el sector del arroz y segundo fabricante de pasta. El holding familiar de la familia de Hernández Callejas, Hisparroz, es el primer accionista de Ebro Foods y hunde sus raíces en el arrozal sevillano.
González Byass
Mauricio González-Gordon, presidente de la jerezana González Byass, recibió el premio en su segunda edición. El galardón reconoció los valores de respeto a la tradición familiar y el compromiso con la calidad y la innovación que han caracterizado a González Byass a lo largo de sus 180 años de trayectoria empresarial. En la actualidad tiene presencia en más de 100 países, con la marca Tío Pepe como enseña más internacional del Marco de Jerez.
Ybarra
La aceitera sevillana con ahora 180 años de vida recibió el galardón, en su tercera edición, por toda su trayectoria en la persona de Antonio Gallego, director general de Migasa, sociedad que comparte la propiedad de Ybarra con la sociedad Hijos de Ybarra. La empresa fue pionera en nuevos envases del aceite de oliva y también fue la primera empresa de España en envasar mayonesa. Sus marcas Ybarra y La Masía están en más 80 países, cuenta con más de 200 trabajadores y con seis centros productivos.
Covap
En la edición del 2018 le tocó el turno a Covap, cooperativa cordobesa que ha revitalizado y dado estabilidad a la comarca de Los Pedroches como referente de una ganadería moderna. Ricardo Delgado Vizcaíno, presidente de la firma, recogió el galardón. Covap es la primera cooperativa de primer grado de España y la segunda de Europa. Cuenta con 4.500 socios activos, la mayor parte en Los Pedroches, y emplea de forma directa a 663 personas. Es el quinto productor de leche de Europa y destaca su línea de carnes ibéricas.
La Unión
La potencia de Almería fue premiada en la quinta edición del premio, en 2019. La Unión es el principal proveedor de hortalizas de Europa y primer exportador de pepino del mundo. Vende 400.000 toneladas de productos hortofrutícolas al año (100.000 de pepino). Da trabajo a 1.500 personas en 32 centros, repartidas entre Almería y Granada. Tiene 3.500 agricultores asociados.
Sánchez Romero Carvajal
La empresa onubense, propiedad de la jerezana Osborne, es la sexta premiada. El galardón, que fue recogido por Ignacio Osborne, entonces presidente de Osborne, quien reconoció la labor de una firma cuya marca de jamón ibérico Cinco Jotas se ha convertido en el producto de lujo más emblemático de la gastronomía española junto a los vinos Vega Sicilia. Vende este producto en 55 países y da trabajo en Jabugo a 250 personas, el equivalente al 10% de la población del pueblo.
DCOOP
La cooperativa malagueña resultó galardonada en la séptima edición del premio y recogió el premio su presidente, Antonio Luque. Estamos ante el primer productor mundial de aceite de oliva, con producciones medias superiores a las 225.000 toneladas y con una fuerte presencia internacional, sobre todo en Estados Unidos. Con 75.000 productores asociados, la cooperativa tiende cada más a ser multisectorial, con secciones de aceituna de mesa, leche de cabra, vinos, cereales, suministros, vacuno o porcino.
SAT Royal
La empresa galardonada en la octava edición fue SAT Royal, con sede en San José de la Rinconada, en Sevilla. Su presidente, José Gandía, recogió el galardón otorgado por el jurado por “estar a la vanguardia en la investigación de nuevas variedades de fruta, primero de fruta de hueso y luego, a partir de 2008, de berries”, lo que la hace ser un referente en frutas premium en Europa; por su dimensión comercial (está presente en más de 36 países) y por su capacidad para crear empleo. Hasta 10.000 personas en Marruecos y 5.000 en España emplea en campaña.
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