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La OCDE revisa a la baja la previsión de crecimiento de los países del G-7

La organización insiste en que el primer paso para abordar la crisis de la deuda de la eurozona es implementar los acuerdos y recapitalizar los bancos.

Ana Mendoza (Efe)

08 de septiembre 2011 - 11:54

Madrid/La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha revisado a la baja las perspectivas de crecimiento de los países más desarrollados (G-7) y calcula que, a excepción de Japón, crecerán en el segundo semestre a un ritmo inferior al 1%.

En su informe de perspectivas interinas sobre el G7, la Organización para la OCDE precisó que la evolución del Producto Interior Bruto (PIB) será negativo en el cuarto trimestre en Alemania (-1,4% en ritmo anual) y en el tercero en Italia (-0,1% interanual). En el caso de Estados Unidos, su PIB progresará al 1,1% entre julio y septiembre y al 0,4% en los tres últimos meses del año. Japón se desmarcará de los demás pero a consecuencia de los efectos del seísmo de marzo y de la catástrofe nuclear.

En conjunto del G7, el ritmo del crecimiento económico será del 1,6% en el tercer trimestre y del 0,2% en el cuarto, después de haberse constatado un 0,8% en el primero y un 0,4% en el segundo. Los autores del estudio advirtieron que hay una gran incertidumbre, aunque no auguran una inflexión "de la magnitud" de la que se produjo en 2008-2009. Entre los múltiples factores de riesgo que citaron está que "la crisis de la deuda soberana puede intensificarse de nuevo" y recordaron que el incremento del diferencial de la deuda de Italia y España llevó al Banco Central Europeo a intervenir.

Sobre ese punto, insistieron en que un primer paso para abordar esta crisis es implementar los acuerdos de la cumbre europea del pasado 21 de julio, pero también que para detener el contagio y restablecer la confianza hay que "mejorar la gobernanza de la zona euro y reforzar la capitalización de los bancos" debido a su exposición a los países en peor situación fiscal. Otros motivos de preocupación son los bajos niveles en la construcción de viviendas, en la inversión empresarial y en el consumo, la caída muy limitada del precio del petróleo y de otras materias primas o la tensión por los balances de los bancos, que podrían endurecer las condiciones financieras. La otra cara de la moneda son elementos potencialmente positivos, como el fin de los factores que provocaron el parón económico en Alemania y Francia en el segundo trimestre o unas cifras del presupuesto de Estados Unidos mejores de lo anticipado.

Más allá de la situación en sus estados miembros, la OCDE señaló que el comercio mundial se estancó en el segundo trimestre, y sólo en parte por la interrupción del aprovisionamiento en las cadenas de montaje debido al desastre de Japón en marzo. Y también que los desequilibrios financieros globales siguen siendo amplios por el incremento de los excedentes chinos gracias a un tipo de cambio básicamente estable de su divisa y por los fuertes ingresos de los exportadores de petróleo por los precios históricos del oro negro.

Los expertos de la organización aconsejaron una rebaja de los tipos de interés de forma selectiva o en otros casos intervenciones de los bancos centrales y compromisos de que el precio del dinero seguirá bajo durante un periodo prolongado. Paralelamente, pidieron a los países emergentes que retiren las medidas monetarias si la inflación se encauza en el objetivo y que permitan que sus monedas se aprecien cuando el índice de precios se mantiene elevado y la balanza comercial positiva progresa.

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