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Un Plan para digitalizar las pymes

Observatorio empresarial

Las empresas pequeñas y medianas no deben renunciar a su vocación innovadora por la falsa creencia de que no está a su alcance

Carmen Cabello Medina - Catedrática de Universidad. Directora del Inn-Lab (Innovación, Emprendimiento y Empresa Familiar)

12 de marzo 2022 - 05:50

Se cumple un año del lanzamiento del Plan de Digitalización de Pymes 2021-2025 por parte del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Se trata de un ambicioso programa (con ayudas de 4.459 millones de euros) impulsado por la necesidad de romper la brecha con Europa en cuanto a Integración de Tecnología Digital de las empresas, e inspirado por el ilusionante horizonte de oportunidades que la digitalización depara a las pymes. Una de las medidas con las que se estrena el Plan (el Kit digital) contempla soluciones de digitalización para empresas menores de 50 empleados, entre las que se incluyen sitio web, presencia en internet, comercio electrónico, gestión de redes sociales, digitalización de las relaciones con los clientes, business intelligence, automatización de los procesos y ciberseguridad, entre otras.

Las pymes son el grupo más numeroso entre las empresas españolas (más del 99%), representan aproximadamente la mitad del empleo empresarial total y algo más del 60% del Valor Añadido Bruto. Tras meses de asfixia provocada por la pandemia, las pymes se convierten en principales beneficiarias potenciales de una iniciativa que, más allá de contribuir a la modernización de su gestión, les preparará para competir en un entorno cuyo dinamismo ha superado en los dos últimos años lo imaginable.

Pero quizás, entre los activos más valiosos del Plan están, primero, su vocación de impulsar la innovación en las pymes y, segundo, las oportunidades que genera para la cooperación entre las empresas y la innovación abierta.

Respecto al primero, no debemos engañarnos, la mayor parte de la innovación realizada por las empresas no tiene lugar en los departamentos de I+D, ni necesariamente tiene como resultado una innovación radical. Gran parte de las innovaciones tienen que ver con mejoras incrementales en los procesos de trabajo y con nuevas formas de relacionarse con los clientes, proveedores y distribuidores. Sólo entre el 6% y el 10% de las innovaciones realizadas por las empresas pueden considerarse disruptivas.

Además, los estudios sobre la materia muestran que son mayores los beneficios acumulados a lo largo del tiempo procedentes de las innovaciones incrementales, fundamentalmente por las mejoras en la eficiencia y la productividad resultantes, que los producidas por los cambios radicales. La vocación innovadora de las pymes no debe quedar, por tanto, ensombrecida por la falsa creencia de que la innovación es una estrategia fuera de su alcance, reservada únicamente para grandes empresas con departamentos de I+D bien dotados de recursos humanos y tecnológicos.

En cuanto al segundo elemento destacable, la cooperación y la innovación abierta, la ejecución del Plan requerirá de la intervención de otros agentes del ecosistema: las empresas (en su mayoría otras pymes) que proveerán de las aplicaciones y servicios tecnológicos para la digitalización de las pymes beneficiarias, en el marco de una relación que va mucho más allá de la tradicional relación empresa-proveedor.

Efectivamente, desde la perspectiva de la innovación abierta, entre la pyme que inicia un proceso de digitalización y la empresa proveedora del servicio (denominados en el plan “agentes digitalizadores”) se producirán intercambios de conocimiento en ambas direcciones. Conocimiento sobre las necesidades de la pyme, sobre las soluciones tecnológicas para resolver esas necesidades, sobre las capacidades que se requerirán para la utilización de dichas soluciones, sobre problemas posibles en la implantación de la solución, etc.

Este intercambio de conocimiento añade desafíos adicionales al proceso, relacionados con la necesidad de aprendizaje y absorción de ese nuevo conocimiento. Tanto la pyme beneficiaria como la empresa proveedora deben ser capaces de comprender y reconocer el valor de la información procedente de la otra parte, asimilarla y aplicarla a los fines de la colaboración. La capacitación de los empleados se convierte, por tanto, en un elemento clave para convertir los procesos de digitalización en un éxito.

Las oportunidades para innovar que proceden de estos intercambios de conocimiento, no se dan únicamente para la pyme. Los “agentes de digitalización” son también beneficiarios de este proceso de innovación abierta, al tratarse de “proveedores especializados” que aprenden de la experiencia de los usuarios de sus productos. Estar atento a las necesidades de los usuarios, y desarrollar y adaptar las soluciones tecnológicas a dichas necesidades, es también fuente de innovación para estos agentes.

Las medidas concretas previstas en el Plan se encuentran en las fases iniciales de implantación. Queda tiempo, por tanto, para poder evaluar su eficacia en términos del impacto real sobre las pymes. Gran parte del éxito del Plan va a depender de la calidad de los proyectos de digitalización que se aborden. Es ahora responsabilidad de las pymes concebir proyectos ambiciosos que representen mejoras sustanciales en sus procesos y productos. Es también responsabilidad de los agentes digitalizadores diseñar soluciones que maximicen el potencial de mejora de las empresas beneficiarias. Los intercambios de conocimiento y la capacidad de aprendizaje de ambas partes son un elemento esencial de este proceso que, observado desde la perspectiva de la innovación abierta, sugiere incontables oportunidades para que las pymes emprendan, sin complejos, una trayectoria de innovación continuada.

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