Análisis
Santiago Carbó
Tras un buen año en lo macroeconómico, en 2025 hará falta mucho más
"La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) no es una moda, es un factor estratégico en la gestión de nuestra empresa que, partiendo de mucha tradición (el beneficio del cobre en la provincia de Huelva tiene más de 5.000 años de historia), apuesta por una gestión moderna". Con esta reflexión concluyó su intervención Antonio de la Vega, director de RSC de Atlantic Copper, durante la mesa redonda celebrada ayer en el MMH sobre la importancia de conjugar el desarrollo económico con el medioambiental y social para alumbrar proyectos de éxito en el sector minero en la actualidad.
Tal y como señaló De la Vega, históricamente las labores extractivas han evolucionado "desde la colonización, explotación y y esclavitud hacia cierto colonialismo político social bien intencionado a finales del XIX que, en la mayoría de los casos, ha tenido un efecto beneficioso en la sociedad". Pero hoy, a su juicio, esto no es suficiente y "hay que ser conscientes de las expectativas, necesidades e impactos que crean las actividades empresariales en los grupos de interés". Así, es en ese terreno de juego donde la empresa moderna debe desarrollar su actividad; en la interacción de esos tres factores.
"El desarrollo sostenible se basa en el económico (generar actividad económica), el medioambiental (la salud) y el social. Ahí es donde la empresa moderna debe desarrollar su actividad hoy día", aseguró. Tras explicar que la RSC ha recibido en Atlantic Copper un impulso relativamente reciente -con la constitución en 2008 de la Fundación como instrumento específico para desarrollar actividades externas de RSC (sobre todo en el ámbito de la educación y formación) y la creación en 2012 de la Dirección de RSC-, destacó la concesión de la certificación IQNet SR10 a la empresa por haber definido, implantado, mantenido y mejorado su sistema de gestión de RSC dentro de la compañía. Si De la Vega recurrió a Michael Porter para recordar la necesidad "imperiosa" de alinear los intereses de negocio de la industria extractiva con las necesidades de las comunidades en las que se desarrolla como clave del éxito de un proyecto, José Luis Bonilla, jefe de relaciones externas de Cobre las Cruces, consideró esencial "que la incidencia positiva en el desarrollo económico de nuestro entorno sobreviva a la propia empresa".
Macarena Valdés, responsable de Comunicación de Matsa, se refirió a la importancia de la transparencia y el diálogo como obligaciones con la comunidad, así como al compromiso adoptado por esta compañía con el medio ambiente y el empleo local; mientras que Vicente Gutiérrez, de ICL Iberia Súria & Sallent, resaltó la importancia de la vinculación al territorio, la sostenibilidad en la organización o la incorporación de prácticas laborales ejemplares.
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