Subir impuestos: ni es el momento ni es la solución
La reforma fiscal que demanda Bruselas pretende conseguir un Sistema más eficiente, sostenible, suficiente, moderno y adaptado a las nuevas tendencias globales
EL anuncio de la ministra de Hacienda María Jesús Montero de una próxima subida de impuestos en enero de 2022, ratificada por el presidente Pedro Sánchez al día siguiente, ha sembrado la sorpresa, la incertidumbre y el desánimo de empresarios, inversores, y trabajadores. Un anuncio improcedente en un momento en el que la economía y el empleo se desangran por la crisis económica y la pandemia. El anuncio de una próxima subida de impuestos, en un contexto de declaraciones contradictorias dentro del gobierno, dificulta la recuperación y aumenta la incertidumbre y la inseguridad jurídica. El mensaje ha sido contradictorio con la prometida rebaja de impuestos de Ángel Gabilondo en las elecciones a la comunidad de Madrid. La confusión alcanzó su máxima expresión cuando la Vicepresidenta segunda y Ministra de Economía Nadia Calviño declaró dos días después, desautorizando a la Ministra de Hacienda y al Presidente, que “no es el momento de subir impuestos hasta que la recuperación este asentada”. La sorpresa es que las contradicciones, habituales entre las dos partes del gobierno de coalición, ahora se produzcan también dentro del núcleo del PSOE, entre las ministras de Hacienda y de Economía, que siempre han actuado con total coordinación. La interpretación y conclusión de los empresarios e inversores a estas declaraciones contradictorias es que la subida de impuestos esta próxima. El resultado es el temor, la desconfianza y en definitiva la inseguridad jurídica, los peores enemigos de la recuperación.
No es el momento de subir impuestos
La declaración de la vicepresidenta Nadia Calviño está llena de sentido común. En plena crisis, con la pandemia aún no dominada y la economía y el empleo en un alarmante deterioro no es el momento de nuevas subidas de impuestos. Por otra parte, resulta contradictorio que se esté inyectando liquidez sin límite y apoyando las empresas y familias con ayudas, créditos y moratorias y simultáneamente se esté castigando su capacidad de supervivencia aumentando los impuestos. Tampoco tiene sentido que el anuncio de la subida de impuestos se haga coincidiendo con el de una reforma fiscal y la creación de un comité de expertos cuyo objetivo es configurar un futuro sistema fiscal más eficiente, suficiente, sostenible y competitivo. Objetivo exigido por Bruselas y recogido en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que presentará el Gobierno a la Comisión Económica en Bruselas antes del 30 de abril. Coincidiendo con estas declaraciones la OCDE en su último informe insiste también en que no es el momento de subir los impuestos hasta que la recuperación esté garantizada.
La reforma fiscal que demanda Bruselas lo que pretende es, tras un diagnóstico completo y objetivo, conseguir un Sistema Fiscal más eficiente, sostenible, suficiente, moderno y adaptado a las nuevas tendencias globales. Subir los tipos impositivos sin este previo análisis y reforma podría empeorar la eficiencia y competitividad del Sistema Fiscal Español, sin garantizar tampoco suficiencia en la generación de ingresos. Existe consenso entre los expertos en que la insuficiencia en la capacidad de generación de ingresos del Sistema Fiscal Español no es tanto como consecuencia de los bajos tipos impositivos, sino más bien de las mermadas bases imponibles por la maraña de beneficios fiscales, deducciones y exenciones, excesos de IVA reducido en múltiples productos y sectores, inadecuada estructura impositiva, alta economía sumergida, y elevado paro estructural que merma la capacidad generadora de ingresos del IRPF. La próxima reforma fiscal debe de ir orientada a un aumento de las bases imponibles mediante la simplificación y reducción de los beneficios fiscales no justificados, la simplificación de los tipos reducidos del IVA, la reducción de los tipos de impuestos fundamentales como el IRPF y Sociedades y la creación de nuevos impuestos medioambientales y digitales para adaptarse a las nuevas tendencias posCovid. Es fundamental reducir la economía sumergida y acometer una reforma profunda el mercado laboral que elimine el paro estructural.
Reforma fiscal eficiente y competitiva
El resultado final sería un sistema fiscal más eficiente y competitivo que no dificulte la asignación eficiente de los recursos, ni distorsione las decisiones empresariales. Desde este punto de vista una subida precipitada y arbitraria de los impuestos no solamente dañaría la inversión y la recuperación de la economía, sino que también dificultaría e iría en contra del espíritu de la reforma fiscal demandada por Bruselas.
La preocupación del Gobierno por la insuficiencia de los ingresos tributarios y por la subida de impuestos está motivada por el espectacular aumento del déficit y la deuda pública, solo sostenible mientras el Banco Central Europeo siga comprando sin límite deuda española. Pero tarde o temprano el BCE dejará de financiar a los gobiernos, lo cual podría ocurrir a partir del 2022, cuando los socios europeos del centro y norte de Europa hayan consolidado la recuperación. España todavía permanecerá dañada por la crisis hasta bien avanzado el 2023. Sorprende también que la única preocupación del gobierno español se centre en la insuficiencia de los impuestos y no en la eficiencia y cuantía del gasto público. La reforma fiscal estará incompleta si simultáneamente no se aborda la eficiencia, estructura y magnitud del gasto público. Reforma que todos los gobiernos han obviado y que sigue siendo la gran asignatura pendiente.
La necesaria senda de estabilidad presupuestaria
Y por último, sorprende la premura por subir los impuestos y al mismo tiempo la pereza y desidia por diseñar y comprometerse con una senda de estabilidad presupuestaria a medio y largo plazo, que sirva de compromiso y de tranquilidad a Bruselas, a los empresarios, a los inversores y a los mercados financieros. La Airef en uno de sus informes afirma que España necesitará tres décadas para reducir su deuda pública hasta un nivel sostenible. La permisividad y la suspensión de la de las reglas estabilidad presupuestaria durará hasta que la recuperación esté consolidada. A partir de 2022, cuando los principales socios del Eurozona hayan consolidado la recuperación, se volverán a exigir. En ese momento España todavía tendrá una deuda insostenible.
La estabilidad presupuestaria exige optimizar y hacer más eficiente, sostenible y competitivo nuestro sistema fiscal y al mismo tiempo abordar el gran reto de la eficiencia el gasto público y de la administración pública. Subir impuestos, por sí solo, sin abordar una reforma fiscal eficiente y competitiva y otra reforma que garantice la eficiencia de la administración y del gasto público no solamente no soluciona el problema, sino que lo agrava, dañando al mismo tiempo el potencial de crecimiento y la competitividad de España.
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