Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha descartado que el Ejecutivo tenga intención de reformar la política fiscal, pero ha advertido de que el programa electoral del PSOE, que se debatirá en otoño en una conferencia política, "es otra cosa".
Con estas palabras, en rueda de prensa en La Moncloa, Zapatero ha comentado las declaraciones de algunos miembros de su Gobierno y del partido sobre una eventual necesidad de reformar el marco impositivo.
A su juicio, hay que distinguir "dos planos": el del Gobierno, que no tiene "ninguna previsión de modificación impositiva en este periodo", como ya avanzó la vicepresidenta económica, Elena Salgado; y el del partido, que debatirá esa cuestión "sin duda" en su conferencia política, donde deberá tomar una decisión.
Zapatero también ha matizado las críticas directas del vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, a los excesos cometidos por la banca en el pasado al conceder hipotecas.
Tras admitir que hay que ser "mas exigentes" en los niveles de responsabilidad al conceder créditos, ha recordado la actual situación de sequía en la financiación por parte de las entidades financieras y ha apostado por buscar un "equilibrio" entre dos alternativas: que la banca "no dé crédito o que lo de excesivamente".
"Lo que tenemos que hacer es poner garantías para que no vuelven los excesos y que a la vez vuelva a fluir el crédito", ha insistido antes de defender la reforma del sector financiero español, aunque lleve "algo de tiempo" ver sus frutos.
"Entramos en una paradoja, estamos todo el día escuchando decir que los bancos no dan crédito y, por otro lado, sabemos que en otras épocas se ha dado crédito excesivo que ha llevado a esta situación", ha reiterado el presidente del Gobierno, convencido de que la solución es "un pasillo estrecho".
La reestructuración del sistema financiero, la más importante que se ha conocido nunca en España según Zapatero, tiene precisamente como objetivo ayudar a las entidades a que cumplan su función: canalizar el ahorro en inversión.
Como en otras ocasiones, ha defendido la imposición de una tasa sobre las transacciones financieras, pero no ha querido hablar de nuevos impuestos para los grandes sueldos de los ejecutivos de la banca, idea defendida por su ministro de Trabajo, Valeriano Gómez.
El Gobierno, ha dicho, ya ha tomado medidas para lograr un reparto equitativo de las cargas de la crisis al elevar el IRPF para las rentas más altas o controlar las retribuciones variables de los cargos directivos de las entidades financieras, iniciativas que ha calificado de "lógicas". Ha recordado además que el Banco de España es el encargado de reclamar una "política prudencial en las retribuciones".
Zapatero ha hecho hincapié en que las críticas al comportamiento de la banca son similares en todos los países que se han topado con problemas en el sector inmobiliario, como Estados Unidos o Irlanda.
A finales de los noventa, ha recordado, en Estados Unidos se llegó a considerar que las hipotecas "subprime" eran una política "progresista", porque las ayudas llegaban a todas las capas de la sociedad, y en Francia, poco antes de comenzar la crisis financiera, se llegó a debatir una ley para la universalización del crédito.
"Estábamos gastando el futuro en vez de producirlo" y los hechos han demostrado después que era un "camino equivocado", ha apuntado. El objetivo debe ser, a su juicio, tener salarios más dignos, economías más competitivas y "poner orden donde se ha demostrado que la excesiva libertad genera desorden".
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