El desconocimiento del conocimiento
Grupo Joly-Telefónica · Mesa de debate: Big Data
El desarrollo del Big Data pretende dar forma a la ingente masa de datos que de forma automática y hasta casual generan las personas y las empresas.
El imparable avance de la tecnología está convirtiendo en ingobernable la cantidad de información y datos que dejamos a nuestro paso, y de los cuales se aprovecha la parte que flotaría en un colador. Casi nada. Apenas algunos patrones que se han hecho visibles y parámetros más o menos razonables por hábitos de vida o consumo. El Big Data desarrolla técnicas apoyadas en sistemas informáticos para dimensionar esa masa amorfa a inconexa de terabytes que serán petabytes y luego exabytes...
Pero el Big Data tiene una complejidad añadida. No viene determinado por patrones preestablecidos, sino por la búsqueda de lo inesperado. No cubrir expectativas sino dar respuesta a situaciones no evidentes, dar la forma adecuada a esos datos recogidos de manera aleatoria y masiva. Son datos disponibles y medibles a los que dar utilidad.
Alrededor del Big Data versó el desayuno de redacción organizado por Grupo Joly con la colaboración de Telefónica y que reunió a Ramón González, vicerrector de Transferencia Tecnológica de la Universidad de Sevilla; Luis Cardo, director de Telefónica Dynamic Insights; Fernando Ferrero, consejero técnico de la Secretaría General de Innovación, Industria y Energía de la Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía; Joaquín Cabezas, director comercial de Adevice Solutions; y David Bueno, gerente del Centro Municipal de Informática del Ayuntamiento de Málaga.
"La mayor fuente de datos no estructurada que existe es internet y Google los está explotando". Así, tal cual, comenzó el debate. El profesor Ramón González señaló de primeras dos elementos esenciales en todo esto. Google ha sido el gran gestor de Big Data. "Comenzaron con algoritmos para hacer búsquedas y han refinado todos los procesos. Google contrató al departamento de Matemáticas de Stanford por 350 millones para reconfigurar los algoritmos". Y ahí comenzó su imparable crecimiento: convirtió los datos en ingresos.
"Hay que poner al dato en el centro de la toma de decisiones", introdujo Luis Cardo, quien profundizó en el core del Big Data más allá de Google. "Se procesan más cantidad de datos y datos no estructurados, y todo es mucho más barato. El sotfware ya es otro y todo se optimiza con la capacidad de proceso en la nube. Datos que antes se descartaban ahora se pueden utilizar: El coste de oportunidad de no sacar información de ellos es mayor que el de hacerlo".
El Big Data proporcionará muchísimas claves de mejora de la vida, alcanzando su mayor expresión como motor del Internet de las cosas. Pero, como comentó Joaquín Cabezas, tiene un pequeño peaje: "El Big Data es una gran oportunidad de paquetizar servicios que son mejoras para tu vida y lo único que tienes que ofrecer son datos sobre ti: es la parte fea pero los beneficios bien legislados son muy interesantes".
Legislación, garantía y freno a la vez. "La regulación en Europa es garantista pero va por detrás de la realidad. Habrá debate mientras se acomodan los casos de uso. Las empresas tienen que autorregularse porque son datos de clientes, de personas. Es un tema de ética y de reputación. Hay temas que no infringen la ley pero que perjudican a los clientes", reconoció Cardo, para quien "hay que cuidar que los datos sean anónimos y agregados", pero expuso casos concretos como el fraude bancario: "Puedes ligar tu tarjeta al móvil de forma que se detecte que el móvil está en el mismo sitio que la tarjeta y se descarte que se haya duplicado". "En España las cosas más interesantes no se conocen, como la analítica de BBVA, Santander o Telefónica", destacó González. "Primero se hacían análisis sobre bolsa pero ya se hacen sobre usuarios. El desarrollo futuro va a depender de la libertad que tengan las empresas para maniobrar. En EEUU hay una gran influencia de la industria militar como inversor y en Europa está muy fragmentada. No estamos por detrás en conocimiento, pero Europa en el tema de la nube dio un paso atrás, no es fácil poner de acuerdo a 22 países".
Aplicaciones concretas ya hay, avanzadilla de lo que está por venir. Telefónica, por ejemplo, desarrolló Smart Steps: "El móvil va dejando una trazabilidad. Esos datos se recogen en un mapa. De forma anónima y agregada, sin nombre ni número, sólo edad y sexo, vemos cómo se distribuye la ocupación de la calle", explicó Cardo, quien apuntó que las redes de teléfono obtienen datos que ayudan regular el tráfico. Cabezas introdujo el factor medioambiental: "La UE va a hacer un gran esfuerzo en la agricultura, vamos hacia un tema predictivo, con datos enriquecidos a través de sensores en cada finca de forma que detectemos esas variaciones imperceptibles que provocan modificaciones en la producción". González ahondó en "la necesidad de sensorizar el medio ambiente. Se comprobó que bajó el número de peces que hay en el mundo y se concluyó que había variado el Ph de forma imperceptible, pero el plancton había bajado y la cadena alimentaria marina se modificaba, no se trataba de sobreexplotación de pesca".
González recordó "el despliegue de los contadores eléctricos". "Hay una normativa pero también hay que detectar qué le pasa a la red y qué le interesa a la compañía, como fraudes o fallos no detectados. Con el agua es igual, hay compañías con un índice de pérdida muy elevado que se podría corregir".
Copernicus es un programa de monitorización de la seguridad y el medio ambiente que "está recogiendo imágenes de satélite a un nivel de detalle espectacular. La actualización va a ser altísima y la idea es darlo en abierto. Poder contrastar datos de humedad con este tipo de imágenes te podrá decir por ejemplo si se riega mucho o poco", explicó González. "Este tipo de acciones ha permitido detectar fugas de gas en ciertas zonas porque el color de la vegetación había cambiado", añadió Bueno.
Más sobre medio ambiente. "Un profesor de Universidad todos los años llevaba a alumnos a una finca de arroz. Recogían datos de fumigación, de manera que se podía acotar qué áreas se debían fumigar bajando un 85% el uso de productos químicos que podían afectar a la salud", detalló González.
Ferrero, por su parte, valoró que las ITV "las gestiona una empresa de la Junta y tenemos la información agregada con gran detalle. Queremos abrirla y estamos en conversaciones incluso con fabricantes para ver los fallos de los vehículos, pero hay que tener cuidado porque puede influir en las decisiones de los compradores".
Compradores, marketing... ¿Y el marketing? "Acumulas un montón de papeles que no sirven", expuso Bueno. "La línea útil del Big Data es dar al ciudadano información personalizada, en función de su historial de actuación y gustos. No parece lógico hacer la compra y que en el ticket te den descuentos de un colchón. ¿Para qué? Sería efectivo para cosas que compras".
Bueno reivindicó el papel de la Administración local, pues tienen "gran cantidad de información y pueden publicarla en formatos reutilizables. No es sólo transparencia. Los datos de aparcamiento no lo son pero sí son útiles para ver necesidades. En Málaga recogemos todas las incidencias ciudadanos recogidas y resueltas, y que se podrían estructurar por temas o zonas para sacar conclusiones. La gente no sabe las actuaciones que se hacen para controlar las plagas, por ejemplo. Unos chavales mezclaron los datos de medio ambiente, lluvia, temperatura, con las actuaciones y la época del año, de forma que hacías un forecast que te permitía predecir dónde hacer siguiente actuación preventiva".
"No actualizar los datos no sirve. La frecuencia de actualización debe ser automática en muchos casos, y hay que estructurar la recogida y la actualización. Hay cierta tendencia a monetizar parte de los datos para sufragar los costes. Hemos publicado 30 años de información de callejero a disposición de empresas y ciudadanos con Open Data. ¿Cuánto vale la cartografía detallada de una ciudad?", se preguntaba Bueno.
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