Los inversores creen que el relevo en la cúpula de Abengoa facilita su salvación
Las acciones se disparan más de un 14% tras la salida de Benjumea y la destitución de Domínguez Abascal Moody's degrada de nuevo su nota al considerar "muy probable" que haya un impago
Los mercados han recibido con optimismo la reestructuración del equipo directivo de Abengoa, que se ha saldado con la resolución del contrato de asesoramiento que vinculaba a Felipe Benjumea con la compañía y la destitución de José Domínguez Abascal como presidente ejecutivo. El relevo en la cúpula, que busca facilitar un acuerdo con sus acreedores para reestructurar su deuda, fue celebrado con un repunte del 14,6% de las acciones A de Abengoa, que cerraron la sesión en 0,58 euros y lideraron las subidas del Mercado Continuo. Por su parte, las títulos B -más líquidos pero que sólo otorgan un voto por acción en la junta de accionistas frente a los 100 de las de clase A- se revalorizaron un 9,5% y acabaron la jornada bursátil en 0,15 euros.
Abengoa ha decidido afrontar el tramo final de las negociaciones para su reestructuración con un nuevo equipo directivo, una manera de marcar distancias con la familia Benjumea que pretende contribuir a acercar el acuerdo. El nuevo presidente, Antonio Fornieles, y su consejero delegado, Joaquín Fernández de Piérola, -que hasta ahora era consejero director general- se encargarán así de representar a la empresa en las últimas reuniones de negociación, a falta de menos de un mes para que venza el plazo de cuatro meses que concede la legislación para lograr un acuerdo y evitar el concurso.
Ambos directivos firman una carta remitida ayer a la plantilla en la que informan del relevo en la cúpula, "un nuevo e importante paso que va a contribuir de manera decisiva al acuerdo con nuestros acreedores financieros". En la misiva, insisten en que las medidas buscan "reforzar la independencia de gestión de Abengoa" respecto a su todavía primer accionista, Inversión Corporativa. Esta sociedad es titular del 51% de los derechos de voto y es el instrumento a través del cual los herederos de las familias fundadoras articulan su participación en la compañía.
La salida de Domínguez Abascal se fundamenta en que ejercía la Presidencia Ejecutiva "como representante de Inversión Corporativa". Asimismo, justifica el nombramiento de Joaquín Fernández de Piérola como consejero delegado para reforzar "el gobierno corporativo y la capacidad ejecutiva y operativa de la compañía". Este cargo estaba vacante desde el pasado mes de noviembre, cuando Santiago Seage presentó su renuncia apenas 48 horas después de la solicitud del preconcurso en un juzgado de Sevilla, para dirigir Abengoa Yield, la filial cotizada en EEUU de la compañía.
Los nuevos ejecutivos agradecen "de manera muy especial en nombre de Abengoa, a José Domínguez Abascal, el importante trabajo que como presidente ha realizado en estos últimos meses". La misiva no menciona las diferencias con Felipe Benjumea que han sido claves a la postre para su salida. La destitución de Domínguez Abascal -que había relevado precisamente en septiembre a Benjumea, a quien se le consideraba cercano, por presiones de la banca, especialmente del Banco Santander- fue una condición impuesta por Felipe Benjumea para que Inversión Corporativa acepte el plan de viabilidad y éste se desvincule de Abengoa, tal y como exigen sus acreedores, según fuentes cercanas a la compañía. Sus discrepancias estribarían en que Benjumea considera que su sustituto no le ha defendido suficientemente frente a las exigencias de los acreedores.
El nombramiento del nuevo equipo directivo debería allanar la firma del acuerdo de reestructuración con el llamado G-7 bancario -formado por Santander, Bankia, Caixabank, Popular , Sabadell, Crédit Agricole y HSBC- y los principales bonistas, asesorados por Houlihan Lokey y Clifford Chance. Para ello, resultará clave la evaluación sobre el plan de viabilidad que está preparando KPMG, empresa en la que precisamente Antonio Fornieles desarrolló prácticamente toda su carrera profesional hasta su fichaje por Abengoa en enero de 2015 como vicepresidente consejero director.
A su vez, este acuerdo, que se esperaba rubricar a finales de febrero, desencallaría el crédito de 165 millones que los bonistas están dispuestos a aportar para atender las necesidades más urgentes de Abengoa, como las nóminas, cuyo desembolso ya no pudo acometer el pasado mes de febrero.
Sin embargo, este acuerdo no sería suficiente para evitar el concurso, ya que el comité de bonistas y el G-7 sólo suman un tercio de la deuda financiera. La compañía debe presentar antes del próximo 28 de marzo la adhesión de los titulares de al menos el 75% del endeudamiento corporativo, que supera los 9.395 millones de euros. Abengoa, que lunes comunicó unas pérdidas de 1.213 millones en 2015, plantea que sus acreedores capitalicen entre 5.000 y 6.000 millones de euros, dándoles el control de la compañía y diluyendo la participación de sus actuales accionistas.
Moody's rebajó ayer la calificación crediticia de Abengoa hasta Ca, desde Caa3, ambas dentro del bono basura, con perspectiva negativa tras la presentación de los resultados anuales. La agencia cree que el impago es "muy probable" y las posibilidades de evitarlo disminuyen a medida que se agota el plazo de cuatro meses para lograr un acuerdo.
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