Fernando Faces
Perspectivas económicas: España 2025
El año 2024 ha sido mejor de lo esperado. Con un crecimiento de 3,1% del PIB, España ha liderado el crecimiento de la Eurozona. En los tres próximos años 2025, 2026 y 2027 el crecimiento se va a moderar debido a que el gasto público, principal motor de estos últimos 5 años, se va a reducir ante el retorno de las reglas fiscales del Pacto de Estabilidad y Crecimiento Europeo. No obstante, en los tres próximos años España seguirá liderando el crecimiento en la Eurozona.
En el año 2025, todos los motores de crecimiento de España son susceptibles de mejora, salvo el gasto público ante las exigencias de Bruselas.
El consumo privado será un motor de crecimiento. mejorando su aportación al PIB, ante el aumento del poder adquisitivo de las familias por la reducción de la inflación , la subida de los salarios y del empleo. También la previsible bajada de los tipos de interés será un factor positivo que contribuirá al crecimiento del PIB. A partir del 2022 la tasa de ahorro ha empezado a crecer hasta alcanzar el 13% de la renta disponible, muy por encima del 8% de media de los últimos años. Lo previsible es que la tasa de ahorro disminuya convergiendo a la media de los últimos años. Si esto sucede el consumo privado aumentará notablemente. Otro factor positivo que puede contribuir a su incremento es la situación de solvencia financiera de las familias ante la reducción de su deuda financiera.
Otros factores que apoyarán el crecimiento del consumo y del PIB es la evolución demográfica con un incremento del 1% interanual ante la llegada de un millón de inmigrantes. La previsión es que esta tendencia continúe los próximos años. A esto hay que añadir el dinamismo del mercado laboral que continuará en 2025 con una creación de cuatrocientos mil puestos de trabajo y una reducción de la tasa de paro.
Pero el motor en que es necesario un cambio, cualitativo y cuantitativo, es en la inversión empresarial. Variable macroeconómica que se ha desplomado en los últimos años ante la subida de los tipos de interés y la falta de confianza de los empresarios por la inseguridad jurídica y política. La inversión debe hacer el relevo al motor del gasto público que necesariamente va a perder potencia, ante las exigencias de Bruselas. Este resurgir de la inversión puede producirse por la previsible reducción de los tipos de interés en los tres próximos años. Otro factor que impulsará la inversión empresarial son los fondos europeo Next Generation EU, que a consecuencia de su retraso en su aplicación, tendrán su impacto positivo en 2025 y 2026. En 2025 el impacto en el PIB será del 0,2% y continuará los próximos dos años mejorado la productividad y potencial de crecimiento de España, siempre y cuando los fondos se dirijan a las ramas de actividad de mayor potencial de crecimiento y productividad.
La reactivación del sector inmobiliario ante la escasez de vivienda, uno de los principales problemas de la economía española, es otro factor que podría revitalizar la inversión empresarial y reactivar el mercado residencial cuya oferta está muy por debajo de las necesidades de los hogares. Pero quizás la variable más importante es que el Gobierno sea capaz de crear confianza en los empresarios para que amplíen su capacidad productiva proporcionando una mayor seguridad jurídica y una mayor seguridad regulatoria. Y una reforma fiscal que incentive la inversión y fomente la competitividad.
La demanda externa seguirá contribuyendo positivamente al crecimiento del PIB a través del turismo y de la exportación de servicios no turísticos. No obstante, el turismo perderá capacidad de impulso del PIB, aunque su impacto seguirá siendo notable del 0,5% del PIB. Esta moderación será debida también a un aumento de las importaciones como consecuencia del previsible tirón inducido por el despegue de la demanda interna.
En cuanto al gasto público es el único motor que verá reducido su impacto en el PIB ante el retorno de las reglas fiscales y la consolidación fiscal a la que se ha obligado el Gobierno español por el retorno de las reglas fiscales. En el plan de consolidación fiscal enviado a Bruselas el Gobierno de España se compromete a reducir el déficit un 0,4% anual en los próximos 7 años. El gran reto de España en los próximos años es que los motores del consumo privado, la inversión empresarial y la demanda externa reemplacen y hagan el relevo del gasto público, que necesariamente se tiene que reducir.
Concluyendo, España va a seguir liderando en los próximos tres años el crecimiento de la Eurozona. Pero se enfrenta a un cambio cualitativo importante en su modelo de crecimiento: el crecimiento del PIB tiene que estar más soportado por el sector privado y menos por el sector público, lo cual sin duda redundará en una mejora de productividad, la principal debilidad de la economía española y de su potencial de crecimiento. Esto será posible si la acción del Gobierno traslada confianza a consumidores y empresarios, para lo cual es indispensable un aumento de la seguridad jurídica y estabilidad legislativa y una fiscalidad orientada a un aumento de la competitividad de la economía de España además de una estabilidad política, cosa que hasta ahora no ha ocurrido.
En cuanto al crecimiento mundial la previsión es que este se modere hasta un 2,3- 2,5%. Entre los riesgos a la baja del crecimiento mundial podemos citar las tensiones geopolíticas de la guerra de Ucrania y de Oriente Medio que podrían tener grandes repercusiones si se agravan sobre el precio de la energía y el crecimiento mundial. Pero quizás el mayor riesgo al que se enfrenta el mundo es el acceso de Donald Trump a la Casa Blanca a partir del enero de 2025. De cumplirse sus amenazas electorales, podríamos asistir a una guerra arancelaria y una fragmentación del comercio internacional que podría tener un gran impacto sobre el crecimiento mundial.
Otro factor importante es el ritmo de bajada de los tipos de interés de los bancos centrales. En su última reunión del comité abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos ha dado a entender que la bajada de los tipos de interés podría ser más lenta y prolongarse durante más tiempo de lo previsto. El crecimiento de Estados Unidos está siendo más fuerte de lo esperado y también el nivel de empleo. Lo cual está dando lugar a que la inflación sea más difícil de doblegar, ante lo cual una bajada de tipo de interés precipitada podría resucitar nuevamente una inflación que, hoy por hoy, no está todavía dominada
Lo cual determinaría una ampliación del tiempo en el que los tipos de interés continuarían siendo altos y se complicaría si el Banco Central Europeo, ante el cambio de estrategia de Estados Unidos, reduce el ritmo de bajada de los tipos de interés en la Eurozona.
Concluyendo, la economía mundial continuará creciendo, aunque a menor ritmo que los últimos años en un contexto de creciente riesgos a la baja por las tensiones geopolíticas, la crisis climática y la necesaria transición ecológica y energética hacia un modelo de crecimiento mundial más sostenible. Vivimos tiempos de profunda transformación a nivel mundial y a nivel nacional. Tiempos borrosos e inciertos, en los que la labor predictiva es una aventura de gran riesgo
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