La plantilla de Opel en Alemania se moviliza en masa contra General Motors
Los trabajadores protestan contra la decisión de la firma estadounidense de cancelar la venta de su filial europea.
Miles de trabajadores de Opel en Alemania secundaron este jueves los paros convocados por los sindicatos del sector en protesta por la decisión de General Motors de no vender su filial europea.
Las movilizaciones se extenderán en los próximos días a otras factorías europeas, aunque la reacción a la decisión de la matriz estadounidense no ha sido homogénea. En Alemania, donde Opel emplea a unos 25.000 trabajadores en cuatro factorías -Rüsselsheim, Eisenach, Bochum y Kaisersleutern- la decisión de GM se interpretó como una declaración de guerra.
"General Motors ha perdido el valor más importante de una empresa: la credibilidad. La perdió ante la opinión pública y ante quienes hacen posible la empresa, nosotros, los trabajadores", afirmó el presidente del comité de empresa de Opel, Klaus Franz, que apostó desde un primer momento por la venta de Opel al grupo austríaco-canadiense Magna.
Ante los cerca de 10.000 trabajadores que secundaron el paro en Rüsselsheim, Franz añadió que "General Motors quiere empezar de cero. Nosotros también y eso significa que todos los sacrificios que estábamos dispuestos a hacer quedan a partir de ya fuera de toda consideración". "No vamos a renunciar a las pagas de Navidad para apoyar el saneamiento y tampoco vamos a renunciar a las subidas salariales a las que tenemos derecho", sentenció.
El sindicato IG Metall se había comprometido con Magna a hacer renuncias económicas por valor de 230 millones de euros a cambio del 10 por ciento de la propiedad de la empresa resultante de la operación ahora fallida. "General Motors debe dar la cara antes del 30 de noviembre, ante el Gobierno alemán y ante nosotros. Aquí les esperamos", gritó Franz ante una marea de pancartas y el ruido ensordecedor de silbatos.
El ministro alemán de Economía, Reiner Brüderle, conminó a GM, horas después de anunciarse el cambio de planes, a devolver el crédito puente de 1.500 millones de euros dados a Opel para evitar que se hundiera debido a la insolvencia declarada por la matriz. Klaus Franz, presidente también del comité europeo, no esperó a conocer el nuevo plan de GM para Opel porque "en todos estos años -dijo- demostrado que no tiene concepto ni nada que aportar".
"El concepto de GM no es sostenible, no garantiza nuestro futuro y por eso tenemos que desarrollar ideas para asegurarnos un bien material en Opel", sostuvo Franz y explicó que sólo habrá diálogo con GM con condiciones, entre ellas la conversión de Opel en una sociedad anónima alemana y un nuevo convenio salarial.
Franz, que ha sido objeto de críticas por su empeño en obligar a GM a vender Opel, explicó ante los trabajadores que su apoyo abierto al plan de Magna se debe a que "el plan antiguo de GM, el mismo que aplicará ahora, prevé el cierre de tres fábricas, el despido de 10.000 trabajadores y hasta la eliminación de algunos modelos". "Magna, en contrapartida, pensaba en un nuevo Mini, un Mini Opel, en dos nuevos modelos y en otros tantos motores, no habría cierre de plantas, no habría recortes en los planes de desarrollo", agregó.
La participación en las acciones de protesta celebradas en las otras tres plantas de Opel en Alemania fue igualmente masiva y en ellas se constató igualmente la frustración de los trabajadores. Como único consuelo recibieron el apoyo de los gobernantes de los estados federados que acogen plantas Opel y la crítica al consejo de Detroit del jefe de GM en Europa, Carl-Peter Foster, quien afirmó que le "hubiera gustado que el resultado de todo este proceso hubiera sido otro".
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