Rajoy gana pero no le basta el apoyo de Ciudadanos para repetir
El PP sólo podría gobernar en caso de la abstención del PSOE y el apoyo de Ciudadanos. Si Rajoy no logra ser investido, Sánchez buscará un acuerdo con Iglesias y Rivera. El final del bipartidismo deja una gran inestabilidad con el fantasma de nuevas elecciones.
INESTABILIDAD y fracaso de casi todos, a excepción de Podemos. Mariano Rajoy ganó las elecciones de ayer, pero de un modo tan insuficiente que su Presidencia está en el aire. Lo intentará, según explicó anoche, pero sólo un improbable apoyo del PSOE, o de parte de su grupo, dejaría al PP en el Gobierno. Para ello sería necesario que en España surgiese una corriente favorable a un acuerdo de Estado entre los dos grandes, pero ambos han salido muy tocados del 20-D. A la insuficiencia de apoyos del PP hay que sumar el chasco que anoche se llevó Ciudadanos. Albert Rivera sólo consiguió 40 diputados, a pesar de que algunos sondeos llegaron a situarlo como segundo partido de España. No ha ocurrido nada de eso, el éxito de Ciudadanos ha resultado tan frágil como la espuma, debido básicamente a algo más sorprendente: el partido naranja se ha hundido en Cataluña, de ser segunda fuerza en las autonómicas de hace un mes ha pasado a ser la quinta formación. Las primeras elecciones del fin del bipartidismo ha supuesto un giro de España hacia la izquierda después de la mayoría absoluta de un Gobierno conservador.
Con estos resultados hay tres posibilidades: Rajoy sólo será presidente si el PSOE le apoya de un modo u otro, con una abstención o un pacto; si no es así, Pedro Sánchez podría intentar ganar la investidura con el apoyo de Podemos, Ciudadanos y otros grupos, a cambio de ofrecer una legislatura corta y reformista que concluyera en unas elecciones anticipadas para elegir unas Cortes constituyentes. La última opción es que, si en el plazo de dos meses a partir de la primera elección no hay presidente, España vuelva a celebrar elecciones. Este período de incertidumbre es demasiado largo, porque será un Gobierno en funciones, el de Rajoy, el que deberá hacer frente al desafío independentista de Artur Mas si es elegido presidente antes del 9 de enero.
Mariano Rajoy se ha dejado cuatro millones de votos desde las últimas elecciones. La participación fue del 73,21%, cuatro puntos más que en 2011. De 186 escaños ha pasado a 123 diputados, ningún ganador de elecciones en España ha obtenido un resultado tan pírrico. Los populares querían llegar a sumar un apoyo del 30%, pero le ha faltado poco más de un punto. Pero el problema del PP se podía haber resuelto, y en ello también confiaban en este partido, con un éxito relativo de Ciudadanos, pero los naranjas no han recibido esos cuatro millones de votos perdidos: hay 700.000 que se le han esfumado a la derecha y al centro derecha. Ciudadanos gana 40 escaños, pero se ha quedado el quinto en Cataluña, y en Madrid y en Valencia, donde se le suponía fuerte, sólo llega a la tercera y a la cuarta posición.
PP y Ciudadanos sólo suman 163 escaños, le faltan 14 para la mayoría absoluta, pero del hemiciclo sólo le podría apoyar el PNV, con seis, y Coalición Canaria, con uno. La suma no da, aún le seguirían faltando siete votos si todos los demás votan en contra. Y es posible que así sea, que Rajoy obtenga 182 votos en contra, con lo que no sacaría adelante su investidura por mayoría simple. No obstante, el candidato popular puede abrir nuevos cauces, aunque el bloque nacionalista es completamente independentista. Rajoy tiene a su favor que la alternativa es un Gobierno marcado por la izquierda y con gran influencia de Podemos.
El socialista Pedro Sánchez obtuvo 90 escaños, perdió 20 y casi un millón de votos respecto a Rubalcaba. Su resultado es insuficiente, pero con Podemos e IU suman 161, luno menos que PP y C's. Una candidatura de Sánchez contaría con los mismos problemas que Rajoy, quizás pudiera sumar los dos escaños de IU y los seis del PNV, pero le seguirían haciendo falta ocho votos. Sánchez ha obtenido el peor resultado del PSOE desde la Transición, se ha quedado fuera de muchas grandes ciudades y sólo logró ganar en Andalucía y en Extremadura. Su posición es muy débil, aunque el resultado le basta para seguir, de momento, al frente de la secretaría general del PSOE hasta el próximo congreso, donde volverá a presentarse. El problema de Sánchez es que necesitaría el apoyo de Podemos y de Ciudadanos, y es complicado que Albert Rivera se embarque en una operación con Pablo Iglesias, que defiende el referéndum de independencia para Cataluña.
Podemos fue el vencedor moral de la noche con 69 escaños, los que suman junto a En Comú, Compromís y las Mareas, sus socios en Cataluña, Valencia y galicia. Podemos ha conseguido ser la primera fuerza en Cataluña y en el País Vasco, y ha logrado convertirse en un partido decisivo para la formación del Gobierno. Podemos puede formar hasta tres grupos, ya que sus aliados valencianos y catalanes suman más de cinco escaños. Los nacionalistas suman 25 escaños, a excepción de ERC, que dobla, todos pierden.
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