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Mikel Lejarza
Toulouse
La entrada de un nuevo propietario de capital 100% español en Chocolates Trapa, hace ocho años, ha marcado un punto de inflexión en la compañía que ha ido creciendo progresivamente hasta casi multiplicar por diez sus ingresos, pasando sus ventas de los 1,5 millones de euros en 2013 a los 14 millones de euros de 2020, cifra récord para la marca a pesar de la pandemia.
Chocolates Trapa celebra este año su 130 aniversario, prevé elevar su facturación un 12% en 2021, hasta superar los 16 millones de euros, por lo que la firma española seguirá creciendo a doble dígito este ejercicio, según ha informado en un comunicado.
Desde 2013, la chocolatera española ha apostado por invertir en la compañía y en I+D+i para mejorar las formulaciones de sus productos, logrando incrementar sus porfolio, que ha crecido hasta alcanzar las 290 referencias, de las cuales 60 se han lanzado en los dos últimos años.
De esta forma, la compañía ha ido adaptándose también a las necesidades del consumidor actual, por lo que todos sus chocolates están libres de gluten, grasas hidrogenadas y ácidos grasos trans. Además cuenta con una línea de bombones, tabletas y chocolatinas para niños sin azúcares añadidos.
Entre las últimas novedades destaca el lanzamiento de los primeros bombones y el primer turrón del mercado sin lactosa, mientras que ha eliminado de todos sus productos el aceite de palma con el objetivo de frenar la deforestación y mantener la biodiversidad.
Una historia que suma ya 130 años, ya que los orígenes de Chocolates Trapa se remontan al invierno de 1891, cuando 35 monjes cistercienses, pertenecientes a la orden de la Trapa, se instalaron en el monasterio de San Isidro de Dueñas en Palencia y empezaron a hacer chocolate según los procesos tradicionales.
Métodos transmitidos por la comunidad religiosa desde que los primeros misioneros importaran el chocolate desde la América de Moctezuma y Hernán Cortés, primero a España y a Suiza y Países Bajos después.
En los años 60 se fundó la fábrica, hoy ya separada del monasterio por la carretera general, donde se elaboraron los primeros bombones que se hicieron en España: los icónicos cortados de Trapa, de forma cuadrada, que son un emblema de la casa.
Tras varios cambios de propiedad, en 2013 la empresa fue adquirida por una familia palentina que apostó por invertir en su tierra para convertir Chocolates Trapa en una de las empresas más modernas, dinámicas y significativas del sector.
Trapa cuenta en la actualidad con una plantilla de 150 trabajadores, con más de 120 distribuidores en España y sus productos están presentes en más de 50 países, entre los que figuran Italia, Polonia, Países Bajos, Suecia, Hungría, Kuwait, Egipto, Israel, Corea y Japón.
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