"León dice ahora que está incómodo en Castilla. ¡Si sólo llevan 700 años juntos!"
Óscar Eimil | Registrador de la propiedad y novelista
Óscar Eimil (Villalba, Lugo, 1960) es jurista y colaborador del Grupo Joly, donde publica periódicamente tribunas de opinión. Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, reside en Andalucía desde hace veinte años. Actualmente es registrador de la propiedad en Jerez. Hace dos años publicó Reinos de Sangre, novela que recoge la sangrienta historia del primer siglo del segundo milenio. Su continuación es Reinos de Ambición, que acaba de llegar a las librerías, y la saga culminará con un tercer volumen en el que ya está trabajando.
-Su última novela, Reinos de Ambición, (Almuzara, 2020) arranca en el funeral de la reina Sancha al que asisten sus tres hijos, reyes de Galicia, León y Castilla, ¿Qué puede salir mal?
-Estaba cantado que todo iba a salir mal. En la generación anterior, cuya historia narro en la primera entrega de la saga (Reinos de Sangre, también editada por Almuzara) se produce una guerra civil tan cruenta que mueren todos y sólo queda uno. A pesar de todo el sufrimiento que causó, en la segunda entrega se produce otra guerra civil.
-Y no hay que olvidar a la hermana de esos reyes, Urraca, protagonista del sitio de Zamora.
-Un episodio histórico muy relevante que se cuenta en la novela. Urraca era una persona muy inteligente que en un momento histórico determinado fue la que manejó los hilos. Y por medio de su intervención subrepticia, la guerra civil llegó al resultado que se llegó.
-En estos días hemos redescubierto que León existe, pero el leonesismo viene de antiguo.
-Es curioso porque Castilla nace en el siglo XI como reino. Como consecuencia de estas particiones hereditarias, Castilla y León se unieron y se separaron tres veces hasta que llegó la unión definitiva con Fernando III El Santo, en el siglo XIII. Y a pesar de eso, dicen que nunca han estado cómodos con Castilla. ¡Pero si sólo llevan juntos 700 años!
-La invasión normanda fue coetánea a estos hechos y ha inspirado decenas de libros en el ámbito anglosajón ¿La literatura española ha dado la espalda a este periodo?
-Desde la Transición, los poderes públicos le han dado la espalda a la historia española. Eso ha sido un error gravísimo cuyas consecuencias estamos empezando ahora a pagar. El estudio de la historia de España galvaniza a la nación. Este periodo se ha estudiado muy poco, aunque ahora empieza a haber más difusión porque la gente está más interesada.
-Pero el hecho es que sobre España escriben fundamentalmente extranjeros.
-Efectivamente. En España, por este cainismo tan nuestro, lo que hemos hecho es tirarnos la historia a la cabeza, incluso hoy en día. Hoy vemos que Arturo Pérez Reverte y Elvira Roca están tirándose los trastos a la cabeza. Es decir, nos hemos pasado la vida a historiazos los unos con los otros.
-¿Cómo se visita este periodo desde nuestra época sin distorsionar a los personajes?
-Es difícil porque la historia siempre se escribe en presente mirando al pasado. Yo he intentado quitar toda tendencia al partidismo, reflejando unos hechos lo más objetivamente posible y buscar el porqué de las cosas. Ese porqué es el que me ha dado una trama que me he esforzado en encardinar en los acontecimientos históricos.
-Cuando la leyenda se convierte en hecho, se imprime la leyenda, dicen en El hombre que mató a Liberty Valance. ¿Hasta que punto es posible discernir el hecho de la leyenda?
-Yo he intentado ser respetuoso con lo que he visto en las fuentes. Por ejemplo, Rodrigo Díaz, el infanzón de Castilla y Vivar, sale en la novela como hombre, no como mito.
-No como Charlton Heston.
-No aparece como leyenda, sino con la importancia que tuvo como hombre en esa época, que no es la que le da el Cantar del Mío Cid. No es un personaje central, ni tampoco lo fue en su época.
-Este periodo demuestra nuestra larga tradición de guerras civiles.
-Larguísima. Llevamos 2.000 años matándonos unos a otros con ganas. Pero al mismo tiempo, se advierte una clara tendencia histórica hacia la unidad, a pesar de guerras y asesinatos. Y esa tendencia a la unidad de los reinos es más fuerte que las personas y nos ha conducido hasta donde estamos hoy. Lo que no sabemos es si ahora vamos a empezar la tendencia contraria, que es lo que quieren algunos.
-La Reconquista tampoco fue un proceso lineal como se estudia en las escuelas.
-El concepto de Reconquista es posterior, como el del Renacimiento. Pero sí existía un sentimiento de pérdida en la península y una clara tendencia a recuperar algo que se les había arrebatado. Por ejemplo, los reyes de León siempre se identificaron con el reino visigodo de Toledo. Y hubo momentos de buenas y malas relaciones. En el tercer libro contaré la batalla de Sagrajas. Los almorávides regresan al norte de África cargados de las cabezas de todos los cristianos que habían perdido la vida en el campo de batalla.
-La historia supera cualquier ficción de Juego de Tronos.
-La realidad siempre supera la ficción. Pero nuestra historia es tan rica y han pasado tantísimas cosas que serían un caudal inagotable de inspiración para libros de ficción y series históricas. Lo que pasa es que en España no hemos tenido a un William Shakespeare, que recuperó todas las grandes tragedias históricas de Reino Unido.
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