Adriana Castro: “En casos muy extremos se puede morir por amor”

La química farmacobióloga Adriana Castro Zavala.
La química farmacobióloga Adriana Castro Zavala. / M. G.
Miguel Lasida

09 de enero 2025 - 04:59

Especializada en el papel que juegan en el organismo las sustancias psicotrópicas, las drogas, Adriana Castro Zavala (San Luis Potosí, México, 1988) se licenció en Química Farmacobiólogica, tiene un doctorado en Biomedicina y es profesora e investigadora en la Universidad de Málaga y en el Instituto de Investigación Biomédica de Málaga y en la Plataforma en Nanomedicina. Centrada en estudios relacionados con la neurociencia, esta mexicana afincada en Andalucía es una destacada divulgadora de la ciencia y mantiene la cuenta @divulgotopia en Instagram, Tik Tok y Threads.

–¿Por qué emplea el ser humano las drogas, unas sustancias que alteran la percepción?

–Lo hace desde tiempos prehistóricos y parece estar relacionado con la biología y con los factores culturales. El cerebro tiene un sistema de recompensa que busca experiencias placenteras y las drogas de abuso activan ese sistema, por eso resultan atractivas. El ser humano es además curioso. Esta inclinación por explorar el entorno incluye probar compuestos que modifiquen la percepción, algo que probablemente tuvo beneficios adaptativos, como descubrir propiedades medicinales.

–Además, las drogas tienen un componente social, ¿no?

–Muchas culturas las han utilizado en rituales religiosos como un medio para conectar con lo trascendental, buscar respuestas o reforzar la cohesión grupal en celebraciones y ceremonias. Hay teorías que sugieren que la capacidad de alterar la percepción pudo tener incluso un papel en la evolución, por el efecto que tienen de fomentar la creatividad y la resolución de problemas complejos.

–¿Es el Homo sapiens el único animal que consume drogas?

–No. Los chimpancés y los bonobos mastican hojas de ciertas plantas que tienen propiedades psicoactivas, los delfines consumen peces que contienen compuestos que alteran su percepción y los gatos tienen una reacción interesante a la hierba gatera, que contiene la nepetalactona, que altera el comportamiento de forma temporal. Se sabe además que las abejas pueden ser atraídas por el néctar de plantas que contienen cafeína, que no sólo afecta al sistema nervioso sino que ayuda a mejorar la capacidad de navegación, y que algunas hormigas se sienten atraídas por la resina de plantas con efectos psicotrópicos.

–¿Hay relación entre el amor y la química?

–Es bastante estrecha. En el enamoramiento se liberan neurotransmisores y hormonas, activándose sistemas de recompensa en el cerebro, como el dopaminérgico, que generan placer y euforia. Sustancias como la oxitocina, conocida como la hormona del amor, son fundamentales en el establecimiento de la confianza entre las personas. La serotonina también influye, lo que explica las mariposas en el estómago, la pérdida del apetito y la obsesión y la idealización de la otra persona.

–¿Se puede morir por amor?

–En casos muy extremos se puede morir por amor. Un fuerte impacto emocional, como la pérdida de un ser querido o una ruptura, puede desencadenar la cardiomiopatía de Takotsubo o miocardiopatía del estrés. Esta afección afecta al corazón, debilitando temporalmente una parte de su estructura, debido a una liberación masiva de hormonas del estrés, como adrenalina, noradrenalina y cortisol, lo que impide que el corazón bombee adecuadamente la sangre. Aunque es reversible en la mayoría de los casos, se pueden provocar síntomas similares a un infarto. En casos graves, puede llevar a un fallo cardíaco temporal e incluso a la muerte, aunque es poco frecuente.

–¿Qué sensación es la que mejor se recuerda?

–El olor es una. El sistema olfativo está conectado con el sistema límbico, una parte del cerebro encargada de las emociones y de la memoria. Esto hace que los olores tengan un poder emocional y evocador muy fuerte, asociado a recuerdos específicos, incluso mucho después de haber experimentado el olor. El poder evocador del olfato también se usa en la mercadotecnia. Muchas tiendas crean un aroma único, específico para su establecimiento, que evoca inmediatamente a los clientes el nombre de la tienda o la experiencia de compra asociada.

–Además de recordar, se dice que también es esencial para la salud saber olvidar.

–Ambos procesos son parte fundamental de la capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse. Los recuerdos ayudan a tomar decisiones informadas, a relacionarnos con los demás y a construir nuestra identidad. El proceso de olvido ayuda a que la mente libere espacio, evitando que nos sobrecarguemos con detalles innecesarios o traumáticos. En términos de salud mental, el olvido nos permite manejar el estrés, las experiencias negativas y el dolor.

–¿Oyen las personas que están en un estado de inconsciencia?

–Pueden mantener cierta capacidad para procesar sonidos. En un estudio de 2020 se encontró que pacientes en estado inconsciente mostraban actividad cerebral en áreas relacionadas con el procesamiento del lenguaje y de la audición, incluso cuando no podían responder conscientemente. Este hallazgo respalda la idea de que la audición es uno de los últimos sentidos que se pierden antes de morir, lo que implica que las personas en fases finales de la vida o en coma podrían seguir siendo sensibles a los sonidos, como las voces de los seres queridos.

–¿Afecta el clima al pensamiento?

–Hay estudios que han demostrado que las altas temperaturas pueden afectar negativamente al rendimiento cognitivo. Durante el verano, el cuerpo y el cerebro tienden a sobrecalentarse, haciendo que el cuerpo destine más energía a mantener en óptimas condiciones la temperatura interna, lo que deja menos recursos disponibles para las funciones cognitivas. Esto se traduce en una mayor dificultad para concentrarse, tomar decisiones complejas o realizar tareas que requieren un procesamiento mental detallado. Algunos estudios han evidenciado que, en ambientes cálidos, las personas suelen ser menos precisas y más lentas al realizar tareas mentales.

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