"En mi fundación tenemos flamencos de 28 naciones"
Cristina Heeren
La presidenta de la Fundación Cristina Heeren de Arte Flamenco cree que "el flamenco ortodoxo no peligra".
Cristina Heeren (Nueva York, 1943) es una hispanista y mecenas del flamenco, que se graduó en Literatura Comparada por la Universidad de Columbia, estudió Arte Dramático en la escuela de Herbert Berghof, y también Técnicas de Canto en París, donde trabajó como realizadora y montadora de cine. Después centró sus inquietudes artísticas en el flamenco. Su labor más destacada la ejerce desde 1993 en Sevilla, en la Fundación Cristina Heeren, dedicada a la enseñanza y promoción del arte flamenco, cuyo director es el escritor Fernando Iwasaki. De allí han salido destacados artistas.
-Usted nació y se educó en EEUU. ¿Su afición por el flamenco fue un flechazo?
-No exactamente. Yo vivía en EEUU, y también iba a veces a Inglaterra y Francia. Mi padre, que tenía sangre española, era aficionado y me llevó a tablaos. Así me fui formando un oído
-¿Recuerda su primer encuentro con el flamenco?
-Curiosamente, mi primer contacto fue en Londres, en una actuación de Antonio Ruiz El Bailarín.
-Se aficionaría más cuando vino a Andalucía…
-Me compré una finquita en la provincia de Granada, en 1978. Después, en los años 80, me fui a vivir a Sevilla. Ahí empecé a tener más contactos con el mundo del flamenco.
-¿Por qué se le ocurrió crear una fundación?
-Primero creé una productora, con la que hicimos dos discos y dos espectáculos con los mismos artistas. Después, en 1993, decidimos que se podía crear una escuela con nuestros conocidos para difundir la enseñanza del cante, baile y guitarra, sobre todo entre los jóvenes andaluces, pero también de otros países que quisieran venir. Así surgió.
-¿Cuál considera que ha sido su principal logro?
-Hemos podido ofrecer una formación muy completa del flamenco, dentro de su contexto cultural. Además de eso, hacemos otras actividades. Organizamos conferencias por todo el mundo, ilustradas con interpretaciones de flamenco, generalmente de nuestros alumnos. Aunque lo principal es la enseñanza.
-¿Cuántos alumnos tienen?
-Hay unos 170 alumnos. No está mal, porque el primer año sólo había siete.
-¿Hay muchos extranjeros?
-No sé los datos exactos de este curso, pero en el anterior había de 28 nacionalidades diferentes. Tenemos alumnos para aprender flamenco de EEUU, y muchos japoneses, franceses, portugueses y coreanos. También suecos y finlandeses, o de Israel. Incluso buenos guitarristas de Irán y hasta tenemos uno de Kazajistán.
-Parece como una ONU del flamenco…
-Es una mezcla extraña, sí, pero lo increíble es que son buenos. Hay buenos artistas entre ellos.
-¿Está satisfecha de lo conseguido en estos años, o esperaba más?
-Estoy muy satisfecha, porque entre nuestros alumnos hay grandes profesionales, que han conseguido premios importantes. Laura Vital en la Bienal, o cuatro premios en La Unión, entre otros. Tenemos alumnos con Eva la Yerbabuena, en el Ballet Nacional… El sistema funciona.
-Su fundación es privada. ¿Tienen ayudas oficiales?
-Muy pocas. Una nacional de Cultura... Hay becas de El Corte Inglés y otras empresas. Casi todo nuestro patrocinio es privado.
-¿Cómo ve el flamenco de hoy si lo compara con el que conoció cuando llegó?
-Mi opinión varía. Hay días que estoy deprimida, por tantos intentos de modernizar, mezclar, fusionar… Pero veo chicos que entran en la Fundación deseosos de aprender el flamenco más ortodoxo. Entonces pienso que no está en peligro.
-¿Quiénes son sus flamencos preferidos?
-Entre los jóvenes hay buenos artistas, quizá no en grandes cantidades. Empezando por Eva la Yerbabuena, Miguel Poveda, Marina Heredia, Rafael Campallo… También Manuel Lombo, pero cuando canta flamenco. Y citaría a uno de 70 años, El Carrete de Málaga, que me encantó.
-¿Y entre los veteranos?
-Calixto Sánchez, José de la Tomasa, Milagros Mengíbar, Manolo Franco y muchos más. Y luego están los históricos, claro, que hicieron mucho por el flamenco.
-¿A quién se refiere?
-Antonio Ruiz en el baile y Paco de Lucía en la guitarra lo han difundido por todo el mundo. También hay que recordar lo que hizo Camarón. Entre los históricos de otros tiempos, como cantaor, Chacón es el que me parece más atractivo.
-¿A los americanos les gusta el flamenco como arte, o lo ven como algo exótico?
-Les gusta como una cosa exótica, porque lo es. No se parece a nada. Pero los americanos necesitan una cierta explicación de lo que ven, y cuando se la damos lo disfrutan mucho más.
-¿Le parece bien que el flamenco sea patrimonio de la humanidad?
-No aporta mucho, realmente.
-Además del flamenco, estudió y se interesó por otras disciplinas artísticas. ¿Qué le atrae más?
-No soy experta en ninguna, aunque siempre es bueno estudiar para tener conocimientos. Soy aficionada a la música y la etología.
-¿A la etología?
-Sí. Siempre me he criado con animales. La psicología animal me interesa mucho. Los animales estaban aquí antes que nosotros y les debemos respeto.
-¿Tiene muchos animales?
-Tengo perros, caballos, loros… He leído mucho sobre los pájaros y me fascina su inteligencia.
-¿Qué le atrae más de Andalucía para haberse quedado a vivir aquí?
-El campo de Granada me ha seducido. Tengo actividades de agricultura en Íllora. Siempre me ha gustado más la montaña que el mar. El clima de aquí también me gusta. Y he hecho muy buenos amigos.
-¿Cómo ve las fiestas andaluzas?
-En Sevilla me apasiona la Semana Santa, que es una experiencia estética fascinante, seas religiosa o no. La Feria y el Rocío no me atraen así.
-También le gusta viajar por el mundo.
-No es que me guste tanto, pero si me proponen algo original me apunto. Precisamente, ahora me voy de viaje a Bután con unas amigas americanas. Haremos senderismo durante 15 días. También me gustaría ir a Omán. Leí un libro sobre ese país y me conquistó.
-Para ser mecenas hay que tener patrimonio. ¿Usted se considera rica?
-Pues supongo que no tengo una gran fortuna, pero vivo bien y puedo invertir en lo que me gusta. El mecenazgo privado es como una tradición en EEUU. Lo es menos en Europa, donde se espera todo del Estado.
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