Eduardo Castro | Periodista
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-En las grandes crisis se afina el ingenio y se dan los mayores logros científicos...
-Eso decía Einstein... "La crisis es una bendición porque trae progresos; en la crisis nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias".
-¿Por dónde vendrá la siguiente revolución científica: tierra, mar o aire?
-Por todas partes… Quizá por el espacio. De hecho, una de las mayores incógnitas científicas, la de la aparición del universo y su destino final, seguramente vendrá de la mano de la astrofísica. En cuanto al cerebro, la otra gran revolución, ésa depende de la mente de los investigadores, que está en todas partes… y en ninguna.
-¿Nos quitaremos algún día la etiqueta del 98, aquello de "¡que inventen ellos!"?
-La única forma de sacudirse ese sambenito es recordar que ellos somos también nosotros. Es decir, que no somos especiales, diferentes, ni en lo bueno ni en lo malo.
-Llegan las elecciones ¿Qué debería resolver en investigación, en primer lugar, el gobierno que salga elegido?
-En España, la inversión pública en ciencia y tecnología quizá sea algo escasa, pero lo que cojea de verdad es la investigación privada, que ésa sí que es lamentablemente baja. No es, pues, cosa sólo del gobierno sino de nuestros líderes empresariales; aunque hay excepciones honrosas, que conste.
-¿Qué le falta a España para entrar en la Champions League de la ciencia?
-No estamos lejos en algunos campos, y estamos claramente en los primeros lugares en especialidades concretas como la biotecnología, los nuevos materiales, la investigación energética, la astrofísica y algunas más…
-¿Por qué energía hay que apostar en nuestro país?
-Por todas. Ninguna es suficiente. Lo que sí que hay que intentar es disminuir el peso de los combustibles fósiles, aunque es difícil porque son los más baratos. Y sobre todo habría que fomentar una mayor eficiencia de los procesos productivos y un ahorro del habitual despilfarro propio de los países ricos.
-¿Qué supone el centro de energía termosolar erigido en Fuentes de Andalucía?
-Un buen primer paso en la dirección correcta. Todos estos avances se deben al centro de investigación, ya antiguo, de Tabernas, en Almería. El Ciemat ha puesto una auténtica pica en Flandes. Y ya comenzamos a ver los frutos.
-En la reciente mesa en la que participó como invitado por el Club de Roma se trató la energía nuclear. Sus conclusiones.
-Allí donde existe hay que mantenerla: es muy regular en su producción, poco costosa de operación (en la construcción nueva es otra cosa) y muy segura (se diga lo que se diga). Compárense los muertos de Fukushima (dos) o incluso los de Chernobil, que fueron muchos más, con los de la minería de carbón en el mundo…
-¿No es alto el precio que se paga?
-No. La tragedia de Japón no fue por un accidente, sino por un terremoto; o sea, por una catástrofe natural. Dañó gravemente la central y provocó mucho daño ambiental por la radiactividad escapada, pero también y sobre todo el terremoto y el tsunami mataron a casi 100.000 personas y dejaron sin hogar a muchísimas más. En eso no tuvo la menor culpa la central nuclear sino el terremoto. ¿Por qué no se criminaliza a los arquitectos de esas casas que no aguantaron la catástrofe natural, como no la aguantó la central nuclear?
-Usted considera que el problema no es la energía nuclear, sino el gasto en 30.000 bombas atómicas.
-Seguro. Los residuos que suponen las bombas nucleares superan en muchos miles a los de las centrales para electricidad. Y en cuanto a peligrosidad, basta recordar que una bomba sirve para matar a miles de personas, y para ninguna otra cosa más.
-¿Nos acercamos al apocalipsis por el cambio climático?
-No. No está ocurriendo nada que no haya ocurrido antes, por mucho que la temperatura haya subido en promedio algo más de medio grado en un siglo. Eso es, en general, imperceptible. Otra cosa son las predicciones, muchas de ellas apocalípticas; no me las creo. Tienen una base teórica muy débil, y unos datos y cálculos poco fiables. Como mucho sirven de alerta, nunca de alarma.
-CO2, Protocolo de Kioto.
-El CO2 es el gas de la vida, jamás fue ni será un contaminante. Si lo aumentamos mucho y muy deprisa al quemar combustibles fósiles, puede quizá aumentar el efecto invernadero. El Protocolo de Kioto, que todo el mundo incumple, más que atacar al CO2 debería referirse a nuestra ineficiencia energética y nuestro despilfarro. Si consiguiese eso, so pretexto de disminuir el CO2, bienvenido será.
-Lo más urgente para resolver desde el punto de vista medioambiental.
-La ineficiencia energética de todos nuestros procesos tanto industriales como comerciales, y el despilfarro de todos, especialmente en el ámbito doméstico.
-¿Los medios de comunicación tratan adecuadamente la información científica?
-Mucho mejor que antes, sin duda. Pero aun queda mucho camino por recorrer para parecernos a otros países desarrollados. Sigue siendo una asignatura pendiente...
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