"Educar cuesta muchísimo trabajo en la sociedad actual"

Ricardo Pardo | Psicólogo y terapeuta

"Educar cuesta muchísimo trabajo en la sociedad actual"
"Educar cuesta muchísimo trabajo en la sociedad actual" / Juan Carlos Muñoz
Ana S. Ameneiro

14 de enero 2020 - 06:00

Ricardo Pardo (Sevilla, 1966), director de la entidad sin ánimo de lucro Adinfa, lleva ejerciendo como psicólogo y terapeuta de adolescentes en conflicto 28 años. Trianero y del Baratillo, es profundamente espiritual y creyente, y siempre se ha implicado socialmente en todo lo que ha hecho. Le han impactado varias experiencias sociales: habilitar un hogar de transeúntes en la calle Muro de los Navarros con unos amigos, ver la miseria de República Dominicana, dirigir una prisión de menores infractores en Cantalgallo (2004-2008) en Dos Hermanas y trabajar en Proyecto Hombre durante más de 16 años.

-¿Por qué la educación de los hijos parecía más fácil antiguamente?

-Antes era mucho más fácil porque las estructuras eran mas herméticas y cerradas, pero más seguras. Todo el sistema ayudaba a que hicieras caso a tu familia. Ahora, la escuela ha cambiado profundamente. Llegas a un instituto y muchas veces no sabes bien quién es el profesor y quién el alumno. Los profesores han perdido mucha autoridad. Las familias han cambiado mucho también.

"Hay relación entre adolescentes conflictivos y el horario laboral infinito que no permite conciliar

-Esto de lo haces porque soy tu padre pasó a la historia.

-Antes se decía tú haces esto porque soy tu padre. Ahora no se puede decir eso. La figura del padre era más por el hecho de ser padre, la madre un poco menos y los hijos mucho menos. Ahora hay familias separadas, vueltas a unir, monoparentales, homosexuales. Es una realidad mucho más rica, pero hay que prestar más atención a la educación. Las mujeres y los hombres trabajan por igual. Hay que hacerle un hueco a la educación de los hijos y con 10 minutos no es suficiente. No.

-En las casas tampoco hay ya familia extensa que pueda cuidar de los hijos.

-Antes la familia extensa ayudaba muchísimo. Ahora es impensable tener tantos hijos ¿Qué ha pasado? Ha cambiado la política, la escuela, la sociedad...

-La vida veloz que llevamos tampoco ayuda...

-Los medios de comunicación también nos bombardean a diario con el mensaje de "no hagas los esfuerzos naturales de la vida". Eso se transmite igualmente a los hijos. Todo es rápido, todo es ya y ahora.

-Educar requiere otras habilidades hoy en día.

-Educar cuesta muchísimo trabajo tal y como está la sociedad actual. Educar es algo terriblemente honesto: no se dice, sino que se transmite. Como la sociedad ha cambiado y los estímulos son distintos, la educación ha de ser distinta y hay que conjugar muchos factores. Los niños son igual que siempre y no son peores. Simplemente , es que hay que pensar y resituarse. Hacer fuerte e independiente al niño para que se independice en su momento exige normas.

-¿Fallan los padres o los hijos?

-Los padres fallan en muchísimas ocasiones en no entender bien el amor. Si a los padres les quedaran claras la dimensiones del amor, que son las relacionadas con la cercanía/ternura y con el esfuerzo, tendríamos un 50% ganado. Los padres confunden querer mucho con querer bien y no tiene nada que ver.

-¿Dónde está el problema de los padres?

-Los padres tratan de no entrar en conflicto y de quererse a sí mismos ¡Oiga, que usted no es el importante aquí! ¡que el importante es su hijo! El niño, si tiene que estudiar y no lo hace o ha hecho una conducta inadecuada, tiene que tener una consecuencia. Esas consecuencias tienen que estar adaptadas a las capacidades del hijo y ser consensuadas con el niño antes.

-¿Por qué una bofetada a tiempo no es una opción adecuada?

-Una bofetada no es algo educativo porque no cumple los requisitos que tiene que tener la educación: expresar el afecto de forma ordenada y sistemática. En educar no hay casi nada urgente. Se da la bofetada porque los padres se sienten frustrados, se ponen nerviosos.

-¿Qué efectos provoca en un adolescente una educación sin normas?

-La atención y la seguridad que generan las normas en el niño es lo que más necesita un adolescente porque a esta edad no saben lo que quieren, confunden lo posible con lo real. Poner normas implica querer realmente. Si esto se mantiene en el tiempo, se va a sentir querido y atendido porque supone un esfuerzo eterno de los padres. En los casos más difíciles de adolescentes que tratamos las normas dan resultado.

-¿Qué me dice del aspecto físico de los adolescentes conflictivos? Parece que importa demasiado a algunos padres.

-Depende de cómo sean las circunstancias de tu hijo, a lo mejor no hay que prestar atención a que lleve los pantalones con el tobillo al aire o los pantalones rotos o que lleve mechas en el pelo. Quizás no podamos atender a eso cuando hay otras cosas más importantes. Entonces te tienes que resituar. Lo primero es el respeto: las normas que hay en la casa y su cumplimiento. Eso está relacionado con la parte del amor del esfuerzo que es hacerte entrega.

-¿Ve relación entre adolescentes conflictivos y los horarios laborales infinitos que no permiten la conciliación en España?

-Sí, si no existe en casa al menos una de las dos figuras parentales, ¿quién va a poner normas?, ¿quién va a dar seguridad?, ¿quién va a atender?, ¿quién va a educar? En los 300 niños que vemos hay un porcentaje alto de casos de padres separados o de padres que no se llevan bien. La relación entre los padres es clave, y que ambos digan y transmitan lo mismo mensaje y respuesta al niño en cada caso. Lo peor es que el padre diga una cosa y la madre otra.

stats