Visto y Oído
Carmen Machi
Casi un año ha pasado desde el anterior Debate sobre el estado de la nación, tiempo en el que ha empeorado notablemente el mayor problema ciudadano, el desempleo, con cerca de cinco millones de parados, mientras ha crecido el descontento hacia los políticos y el mapa autonómico y local vira hacia el PP.
El debate de política general de 2010 se celebró dos meses después del tijeretazo anunciado por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con unos duros recortes del gasto que buscaban tratar de cumplir con la reducción del déficit. También tuvo lugar en una semana de euforia colectiva al producirse justo después de que la selección española de fútbol ganara el Mundial de Sudáfrica, circunstancia que la oposición temía que se colara en el debate, aunque luego no fue así.
Sí estuvo presente en la cita, y mucho, la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, y uno de los aspectos más polémicos de los recortes de Zapatero, la congelación de las pensiones. La oposición se lo echó en cara y ello se tradujo en nada menos que cinco resoluciones aprobadas en contra de esta medida.
Un año más tarde, el panorama político es bien distinto, ya que se acaba de redefinir tras las elecciones autonómicas y municipales, con un resultado demoledor para el PSOE y muy gratificante para el PP, que aumenta su poder. Hoy el Estatut queda en muy segundo plano, con un Gobierno de CiU que ha relevado al tripartito al frente de la Generalitat.
En lo económico, aquellos famosos recortes, unidos a varias reformas -las nuevas medidas sobre el sector financiero, la reforma laboral y la no menos controvertida del sistema de pensiones o la de la negociación colectiva, que acaba de superar su primer trámite parlamentario- no han mejorado mucho la situación. Si entre abril y junio de 2010 el PIB había crecido el 0,3 por ciento pero estaba estancado en términos interanuales, ahora el avance trimestral ha sido idéntico, aunque ya se observa un crecimiento interanual del 0,8 por ciento, tímido según los expertos. Y el paro sigue aumentando, roza ya los cinco millones de desempleados y supone la mayor prioridad del Gobierno, que admite que la anunciada recuperación está siendo demasiado lenta como para ayudar a generar empleo.
Había 4.645.500 parados antes del debate de política general de julio de 2010 y un año más tarde son 4.910.200 los desempleados del primer trimestre del ejercicio, según los datos de la EPA. Es decir, 264.700 parados más a los que ni el Ejecutivo ni la oposición olvidan cada vez que hay un debate sobre la crisis.
Mientras el panorama económico apenas ha cambiado, el político es muy distinto, con un Gobierno tocado por la debacle electoral del 22 de mayo y un trasfondo de desconfianza social hacia la clase política que no sólo se plasma en movimientos de protesta como el del 15-M, sino también en los sondeos del CIS. La ventaja del PP sobre el PSOE ha pasado en un año de 6,3 a 10,4 puntos según los datos del Centro -y de muchas encuestas-, que además mostró en su último barómetro cómo ha empeorado hasta cotas históricas la imagen que la ciudadanía tiene de la clase política, principal problema del país para el 22 por ciento.
Una imagen que el multitudinario movimiento del 15-M ha puesto en tela de juicio sin tregua, en las últimas semanas, al relacionarla con la corrupción y los poderes económicos. Y aunque el descontento expresado en las calles no ha debilitado la participación ciudadana en las elecciones -a las que acudieron el 22 de mayo 22.971.350 ciudadanos, el 66,23 por ciento del censo- una semana antes del debate hubo marchas de indignados y nuevas manifestaciones. La movilización se ha mantenido viva con diversas iniciativas y protestas en las proximidades del Congreso, así que muchos temen que el debate de política general atraiga nuevamente alguna concentración ciudadana paralela a las discusiones en hemiciclo.
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