Rajoy ya no está tan mal visto
Una voz autorizada del socialismo como Borrell defiende la abstención para que gobierne el PP. En C's niegan el veto al presidente popular, aunque no sea "adecuado" para un nuevo ciclo.
Un maratoniano o un triatleta de Ironman de la política. Esa definición le va al pelo a Mariano Rajoy, que siempre vuelve a renacer cuando nadie confía en él y todos lo dan por muerto. El presidente español en funciones mantuvo prietas las filas en el Partido Popular, a pesar de las críticas de los dirigentes más jóvenes, empachados de desayunarse a diario con la corrupción de sus compañeros de formación, y dejó que le arrearan sus contrincantes a diestro y siniestro. Paciencia. El que resiste, gana. Ahí radica su éxito, en no perder los nervios.
En el PSOE, en Podemos y en Ciudadanos (C's) le han repartido sopapos, pero no le han hecho mella alguna; al contrario: pasó de 123 escaños a 137 en medio año. Claro, ahora tiene la sartén más agarrada por el mango que en diciembre, pese a que no las tenga todas consigo porque necesita negociar para conseguir apoyos o abstenciones. En cualquier caso, es una opción viable porque empieza a estar visto el político gallego mejor que antes y algunos de sus rivales se han convencido de que si nadie ha podido descabalgarlo del caballo, lo menos malo para el país es dejarlo gobernar de nuevo.
El Partido Socialista debatirá el próximo sábado en el Comité Federal qué camino tomar respecto a la posible investidura de Rajoy. Muchos dirigentes han expresado su negativa a permitir con su respaldo o su abstención que el PP sigue con el bastón de mando del país, aunque los 85 escaños que logró el PSOE es un botín escaso para presionar. De hecho, hay voces autorizadas dentro de la formación del puño y la rosa que consideran como mejor salida plegar velas, pasar a la oposición e instar a los populares a negociar reformas de calado y necesarios para que avance España. Guillermo Fernández Vara, presidente extremeño, ya se expresó en estos términos hace unos días.
A él se unió ayer un ilustre como Josep Borrell, que dejó diáfana su postura al respecto en un artículo publicado en El Periódico de Catalunya. El ex presidente del Parlamento Europeo y ex ministro socialista defiende la abstención, que puede ser de "dos maneras: una, "sin contrapartidas ni condiciones, instrumentada técnicamente mediante la oportuna enfermedad de unos cuantos diputados", y la otra, a cambio de unas condiciones, la vía por la que él apuesta. Sugiere que que fijarse "un conjunto de medidas de tipo económico, social e institucional que el Gobierno minoritario se comprometa a impulsar". "Se puede preferir la primera opción para no contaminarse con la acción de un Gobierno al que se es oposición", sostiene Borrell, pero advierte que la segunda "permite influir y condicionar, a costa de aproximar posiciones".
Otra de las piezas clave en posibles pactos es Ciudadanos. Su líder, Albert Rivera, no ha parado durante de meses de expresar que es condición necesaria la marcha de Rajoy para su formación respalde a los populares. Sin embargo, la semana pasada uno de sus fieles escuderos, Juan Carlos Girauta, apartó la exigencia de rechazar al presidente del PP y ayer mismo otro hombre importante de C's, Miguel Gutiérrez, negó un veto a Rajoy, aunque puntualizara que el candidato popular "sigue el modelo continuista" y ellos estiman que "no es la persona adecuada".
Hay debate entre los adversarios de Rajoy, que, mientras tanto, iniciará esta semana los contactos para intentar formar Gobierno y poner fin al bloqueo institucional. Empezará con Coalición Canaria y, durante la semana, seguramente le ofrezca a Pedro Sánchez otra vez una gran coalición para afrontar los desafíos que urgen al país.
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