Pilar Cernuda
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El jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, ha estimado que el Estado autonómico configurado en la Constitución es un paso que "en modo alguno debe ser desandado", pero sí repensado y evaluado, y ha considerado que las reformas que necesita el país exigen el nivel de "concordia" de la Constitución de 1978. Rajoy ha lanzado este mensaje en el acto de toma de posesión de José Manuel Romay Beccaría como nuevo presidente del Consejo de Estado, donde ha defendido la "agenda reformista" de su Gobierno y se ha comprometido a aplicarla "con tanta valentía y determinación como equilibrio".
Ante su antecesor en el cargo, José Luis Rodríguez Zapatero, consejero vitalicio, Rajoy ha elogiado la Constitución de 1978, el Estado de las autonomías y también la inserción de España en la UE, pero ha advertido de que, en las actuales circunstancias, es necesario "repensar y evaluar la estructuración más adecuada de los poderes públicos". En línea con las reformas de la administración que ya ha anunciado su Gobierno, ha abogado por buscar más eficacia y eficiencia, mejorar la coordinación y el reparto de competencias y eliminar "duplicidades innecesarias y solapamientos indeseables". Ello exigirá incluso, según ha advertido, la supresión de entidades y organismos "que no resistan una prueba objetiva de utilidad o cuyo coste resulte desproporcionado para los ciudadanos".
Según ha explicado, se trata de una tarea "delicada" que requiere intuir la evolución "futura, viable y deseable" de las estructuras e instituciones, por lo que ha pedido el apoyo del Consejo de Estado, máximo órgano consultivo del Gobierno. No ha citado a Zapatero, pero sí ha agradecido la presencia en el Consejo de "tantos perfiles de prestigio y experiencia en nuestra vida publica, entre ellos personalidades que han tenido las más altas responsabilidades de gobierno". Rajoy ha recordado el proyecto reformista de los constituyentes de Cádiz y ha opinado que los "profundos cambios" que exige hoy la crisis "sólo pueden hacerse desde el espíritu de concordia que ha marcado los mejores momentos" de la historia reciente de España.
Ha hecho hincapié en la importancia de su agenda reformista y ha recordado que se asienta "sobre un mandato inequívoco, el expresado en las urnas por los ciudadanos". A su juicio, el marco institucional que define la Constitución da al gobierno "el margen y la fuerza suficientes para implantar una agenda reformista que, a imagen de la Carta Magna, busca servir a los españoles con idéntica voluntad de integración y concordia".
Para Rajoy, las reformas con las que el Gobierno pretende sentar las bases de la recuperación están en consonancia con la voluntad de los ciudadanos, ya que buscan consolidar los logros del Estado del bienestar y, al mismo tiempo, "potenciar el ámbito de autonomía de las personas y erradicar las cortapisas externas a la libertad con que deben regir su destino, su vida y su vocación profesional". Ha mostrado en este contexto su intención de contar con un ordenamiento jurídico menos complejo y más comprensible y ha apostado por "simplificar, aclarar y depurar las normas vigentes".
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