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La negativa de Sánchez a hacer vicepresidente a Iglesias acerca otras elecciones generales

El presidente de por rota las negociaciones con Unidas Podemos después de la convocatoria de una consulta a las bases de izquierda

La negativa de Sánchez a hacer vicepresidente a Iglesias acerca otras elecciones generales. / EFE
Juan Manuel Marqués Perales

15 de julio 2019 - 14:17

10-N. La fecha del 10 de noviembre de 2019 comienza a adquirir forma de cita electoral. 10-N. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dado por rota las negociaciones con Unidas Podemos, después de que su líder, Pablo Iglesias, decidiese preguntar a sus bases sobre su apoyo a los socialistas. Una consulta que Sánchez considera "trucada", puesto que no se pregunta a los inscritos por la última propuesta realizada a Iglesias, y que consiste en el nombramiento de dos o tres ministros propuestos por Unidos Podemos, cuyos nombres fuesen aceptados por el presidente del Gobierno. Lo que, realmente, explican varias fuentes socialistas es que Iglesias persigue un Ejecutivo de coalición, en el que él sería el vicepresidente, y a esto es a lo que se niega tajantemente Pedro Sánchez.

El presidente del Gobierno y candidato socialista en la sesión de investidura del próximo 22 de julio ha iniciado la semana con una exposición clara sobre las negociaciones de los últimos días. En una entrevista concedida a la Cadena Ser a primera hora y mediante un tuit en las redes, Pedro Sánchez ha indicado que Unidas Podemos ha procedido a una "ruptura unilateral" de las conversaciones y que la consulta a las bases, que se realiza esta semana, es "una mascarada grande" para argumentar el voto de Iglesias la semana próxima junto con Vox, Ciudadanos y PP.

Según Sánchez, él le ha presentado a Iglesias hasta cinco propuestas: un Gobierno sólo socialista apoyado por Unidas Podemos desde la Cámara; la integración de representantes de esta coalición de izquierdas en segundos puestos del Ejecutivo; un acuerdo sobre bases programáticas; la primera de nuevo y, finalmente, un Ejecutivo donde hubiese varios ministros propuestos por Iglesias pero aceptados por su valía por el presidente del Gobierno. Esto último se lo planteó en una conversación telefónica, Iglesias la rechazó y, sin avisar, decidió convocar a sus bases a una consulta sin que se haya cerrado una propuesta de acuerdo.

Iglesias, vicepresidente

El obstáculo de la investidura es que Pedro Sánchez se niega a nombrar vicepresidente a Pablo Iglesias. Unidas Podemos no ha explicitado que ésa es la condición, pero fuentes socialistas y las propias palabras del presidente así lo dan a entender. Es un problema de confianza y de concepción del Ejecutivo. Si Iglesias fuese ministro, con el cargo de vicepresidente o no, sería de facto el segundo del Gobierno y el líder del grupo de ministros de Unidos Podemos. En caso de desacuerdo, Sánchez no podría relevar a Iglesias porque el propio Ejecutivo se rompería. Es decir, que la desconfianza personal hacia Iglesias hace imposible que el candidato socialista lo tenga en un Gobierno mixto del PSOE y de Unidas Podemos.

Lo que otorga verosimilitud a la posibilidad del 10-N es que el PSOE tiene asumido que una nueva convocatoria de elecciones -las cuartas en cuatro años- puede ser perjudicial para sus intereses. Si bien las nuevas elecciones podrían perjudicar, en especial, a Unidas Podemos y a Ciudadanos, así como beneficiar al PP, no está claro que Sánchez pudiese lograr la misma participación que en mayo pasado. Pero, incluso, así, la dirección federal socialista respalda la convocatoria si el precio a pagar por ellas fuese hacer vicepresidente a Iglesias.

La elección de la investidura el 22 y 23 de julio viene condicionada, precisamente, por el día de las probables elecciones generales. Si el 23 Sánchez no fuese elegido (es necesaria ese día la mayoría absoluta) ni el 25 de julio (sólo bastaría con más síes que noes), los dos meses que comienzan a correr como plazo constitucional dan como resultado una convocatoria el domingo 10 de noviembre, el fin de semana posterior a la festividad de Todos los Santos.

Una vez que Sánchez fuese rechazado en el Congreso, el Rey abriría una nueva ronda de consultas si se produjesen cambios de opinión en los partidos. Si no rectificase ninguno de ellos, se disolverían las Cortes sin haber tenido actividad alguna por segunda vez en este período democrático.

El candidato socialista se va a centrar ahora en forzar al PP y a Ciudadanos para que le apoyen en la investidura, pero estas dos formaciones están muy seguras de su no a Pedro Sánchez. El líder de los naranjas, Albert Rivera, ya ha sacrificado a los dirigentes de Ciudadanos que querían un acuerdo con los socialistas, por lo que se hace impensable una rectificación que no pasase por su propia permanencia al frente del partido.

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